lunes, 12 de junio de 2023

¿APROBAR O RECHAZAR? ¿QUÉ HACER FRENTE A LA “NUEVA CONSTITUCIÓN”?

 


 

Hace tan sólo unos días se instaló el Consejo Constitucional, organismo que deberá dar la redacción final al proyecto de constitución que, sometido a un plebiscito popular, deberemos aprobar o rechazar. Por supuesto que no tenemos el texto definitivo que será sometido a la consulta popular, pero, aun así, hay personas que ya manifiestan una decisión. Una reciente encuesta Cadem incluso nos dice que el 51% tiene una intención de voto de “Rechazo” (10.06.2023). En lo esencial, nos parece que hay varios elementos que ya han llevado a algunos a definir su postura.

El primero fue sin duda el masivo rechazo al proyecto anterior, elaborado por Comisión Constituyente y sometido a plebiscito el 4 de septiembre del año pasado. Conocidos los resultados, surgieron los primeros llamados a rechazar lo que viniera.

El segundo elemento que empieza a marcar nuevamente una opción lo constituye el “Acuerdo por Chile”, adoptado el 2 de diciembre de 2022, repudiado desde un comienzo por algunos por la forma (sería un ejemplo de la “cocina” política) y luego por el texto acordado. Allí se establecieron12 Bases Constitucionales que debería contener, al menos, el proyecto de reforma constitucional, y tres órganos que intervendrían, el Consejo Constitucional, cuya función  primordial sería únicamente discutir y aprobar una propuesta de texto de nueva Constitución, elaborada ésta como anteproyecto, por una Comisión Experta, y por último, un Comité Técnico de Admisibilidad, cuya tarea será la revisión de las normas aprobadas en las distintas instancias que se presenten en la Comisión Experta y/o el Consejo Constitucional, a fin de determinar una eventual inadmisibilidad de éstas cuando sean contrarias a las bases institucionales establecidas. Algunos encontraron aquí la garantía de que lo que viniera estaría “bien hecho”, que los expertos asegurarían seriedad y seguridad, y otros, unos límites inadmisibles al ejercicio de la soberanía popular.

El tercer elemento lo constituyó el resultado desastroso para las fuerzas progresistas y de izquierda en el proceso de elección de los constituyentes y un éxito abismante del Partido Republicano, de extrema derecha, cuyos miembros se habían manifestado partidarios de mantener la constitución del dictador y por lo mismo contrarios a cualquier cambio.

El último elemento hasta aquí que debiera incidir en una decisión, lo constituye el texto elaborado por la Comisión de Expertos y entregado recientemente al Consejo Constitucional para su revisión y modificación. Sus contenidos en todo caso, son esencialmente desconocido para la gran mayoría de los chilenos.

En lo que a nosotros se refiere, estamos en ese 38% que votó por aprobar el proyecto de constitución anterior, no nos gustó el Acuerdo por Chile, ni en su forma ni en sus contenidos, no nos gustó la idea de establecer previamente límites al ejercicio de la soberanía popular, tampoco nos gustó la existencia de una “Comisión de Expertos” encargada de proponer un texto sobre el que trabajar, lloramos de pena por los resultados de la elección del Consejo Constituyente que dio el abrumador triunfo a la ultraderecha, y el nuevo texto no nos satisface plenamente.

Atendido todos esto, tenemos claro que el proceso constituyente en marcha, iniciado a raíz del estallido social, y que esperábamos concluyera con profundos cambios al modelo neoliberal imperante, ha quedado clausurado. Por esta vía, y en estos tiempos, ya no podremos tener aquella constitución transformadora con que soñamos.

¿Quiere decir esto que vamos a votar rechazo en el próximo plebiscito? NO. ¿Quiere decir entonces que debemos votar apruebo, sea lo que sea lo que diga el texto propuesto? NO, claramente no.

Quiere decir que necesitamos conocer cómo se va dando el trabajo del Consejo Constitucional, y según ello el texto que se vaya definiendo. Sabemos que no será el ideal, que no será el que queríamos y que tendrá materias insuficientemente tratadas en algunos casos y en otros, disposiciones claramente cuestionables. Por ello, llegado el minuto será imprescindible analizar, si en relación con la constitución de la dictadura actualmente vigente, y desde una perspectiva política amplia, cambia significativamente la naturaleza del Estado, consagra o no de mejor manera derechos sociales, permite una mayor participación popular, asegura mejor la transparencia y probidad en el aparato del estado, la protección del medio ambiente, etc. y sólo ahí decir.

Hace sólo unas semanas, cuando llamábamos a no votar nulo, decíamos en este mismo espacio que hay al menos tres elementos que en ese momento se veían como positivos. Hoy siguen viéndose de igual manera, a pesar de todo. Así por ejemplo, derogar la constitución de la dictadura cívico militar, y más cuando conmemoramos 50 años del golpe de estado, constituye un triunfo político significativo en la lucha popular, sustituir del rol del Estado, desde el Estado “subsidiario”, que consagró la constitución del 80, a uno “social y democrático de derecho”, de la actual propuesta, aún con los límites que le impusieron, implica un enorme espacio de diferencia. También vemos algunos derechos sociales mejor consagrados. ¡No es casualidad que Rojo Edwards y otros personeros republicanos ya hayan anunciado que la intención de ellos es desmantelarla!

Mientras tanto, mientras vemos cómo se va desarrollando el proceso, no nos podemos quedar tranquilos. Por el contrario, debemos bregar intensamente por consolidar los aspectos valorables de ese nuevo texto, hacer todo lo que esté a nuestro alcance no sólo porque no experimente retrocesos, sino en lo posible por avanzar al menos en algunas materias. No tenemos que olvidar en ningún momento que este proceso, en el que sigue en marcha la decisión de cambiar esta constitución, no fue una dádiva de la derecha, ni siquiera de los partidos que dicen ubicarse en el centro, fue un triunfo del pueblo que salió a las calles, que cuestionó 30 años, y que expuso su vida y sus ojos, poniendo en jaque a los gobernantes de ese minuto y de antes. No podemos olvidar incluso que los contenidos ya alcanzados son resultado en parte importante de la presión social que ha existido sobre los diferentes temas.

Hoy, como ayer, sigue siendo tiempo de lucha, y por sobre todo, de unidad. En primer lugar, es imprescindible que todos los miembros del Consejo Constituyente que no estén al lado de la derecha actúen unitariamente, que frente a los temas centrales manifiesten una sola posición y logren aislar a la derecha. Sólo así dichas propuestas tendrán peso, y aun cuando numéricamente no puedan impedir que aprueben ciertos textos, si lo hacen sólo con los votos de su sector, deberán pagar los costos ´políticos de esas decisiones. 

El resto, quienes no estamos en el Consejo, y mientras no exista una decisión definitiva,  debemos tener la capacidad de apoyar a nuestros constituyentes, de salir a las calles, de rodear el Consejo con movilizaciones de masas, de denunciar el rol que va a jugar la derecha al interior de éste, y por sobre todo, de ir construyendo una correlación de fuerzas en todos los espacios sociales, que sea capaz de detener el avance de la extrema derecha y que en definitiva nos abra nuevamente el camino para, el 2025, ganar la elecciones presidenciales y dar continuidad al proceso de transformaciones que hemos recién empezado.

Santiago, junio de 2023

 

 

1 comentario:

  1. Interesante articulo ... Nos deja una reflexión necesaria . Debemos estar atentos y vigilantes a defender espacios logrados y fortalecer una real política de Alianza....Mis felicitaciones a Fdo Garcia

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