lunes, 13 de febrero de 2023

"MANIFIESTO DEL PARTIDO COMUNISTA", A 175 AÑOS DE SU PUBLICACIÓN

 


A mediados de 1847, en su primer Congreso, la Liga de los Justicieros, separada hacía ya más de una década de la Liga de los Proscritos, acogió los planteamientos de sus nuevos integrantes, dos jóvenes de origen alemán, Calor Marx (1818), y Federico Engels (1820) y cambió de nombre, transformándose en la Liga de los Comunistas. Organización internacional de trabajadores, clandestina, en noviembre del mismo año, en el Congreso celebrado en Londres, encargaba a sus recientemente incorporados nuevos militantes, la redacción de un programa detallado, que diera cuenta de los aspectos teóricos y prácticos y que tenía como destino, su publicación en varios idiomas. Hacia fines de enero de 1848, tres obreros alemanes, en ese momento exiliados en Londres y dirigentes de la Liga enviaban a Marx una carta dando un plazo perentorio para que remita el documento encargado y señalando que, si no lo hace, el Comité Central de la Liga “…exige la inmediata devolución de los documentos que le fueron cedidos por el Congreso” (de la Liga).

Ese es, en resumida síntesis, el origen directo del panfleto político más importante que se haya escrito en la humanidad.

El 21 de febrero de 1948, esto es, hace 175 años, salía publicado en Londres, aunque en idioma alemán, de manera clandestina, y sin nombre de autor, ese pequeño documento político, de solo 23 páginas, que prácticamente como ninguno otro, marcaría definitivamente la historia de la humanidad y que décadas después se convertiría en uno de los textos fundadores del mundo moderno, y un verdadero clásico del pensamiento y las ideas políticas

Dado el poco tiempo que tuvo para su redacción, probablemente ésta corresponde íntegramente a C. Marx, aunque claramente representa la opinión de ambos. En todo caso, para su elaboración, Marx tuvo presente, de Engels los “Principios de Comunismo”, breve texto estructurado en base a 25 preguntas y sus respectivas respuestas, que presentan las ideas centrales del marxismo.

La expresión “comunismo”, que se utilizara para designar a la Liga y luego a las ideas del Manifiesto, identifican, en esa época, a un ”…sector obrero que convencido de la insuficiencia y superficialidad de las revoluciones políticas, exigía una radical transformación de la sociedad…”([1]).

La primera edición, si bien no se publicó en los idiomas que se indicaban al comienzo, en los meses siguientes a su aparición se reimprimió tres veces en idioma alemán, pero los acontecimientos ocurridos en Europa durante ese mismo año, y particularmente las derrotas sufridas por los movimientos obreros europeos durante el año 1848, y que obligaron a Marx a refugiarse definitivamente en Londres, ayudaron a que el texto fuera prácticamente olvidado en los años siguientes.

Más tarde, el destacado papel de Marx en la Asociación Internacional de Trabajadores, (I Internacional) pero sobre todo la persuasiva defensa que éste hiciera de la “Comuna de París”, (1871) texto conocido como “La guerra civil en Francia”, le dieron extraordinaria popularidad, en Europa y Norteamérica, como peligroso líder subversivo. R. Landor, periodista del The New York Word, y quien probablemente sea el único que entrevistó alguna vez a Marx, describe así su encuentro: “Ha entrado, me ha saludado cordialmente y estamos centrados frente a frente. Si, estoy tête-à- tête con la encarnación de la revolución, con el auténtico fundador y guía espiritual de la Asociación Internacional, con el autor de un discurso que le dice al capital que si le declara la guerra a los trabajadores no puede menos que esperar que la casa arda hasta los cimientes”([2]).

Esta popularidad multiplicó el interés por su pensamiento y particularmente por el Manifiesto, al extremo que incluso ese texto fue leído íntegramente en el proceso contra los líderes de la Comuna, como prueba de la perversidad de las ideas que sustentaban, lo que de paso significó la posibilidad de editarlo de manera legal por la socialdemocracia de la época. A partir de estos hechos, la popularidad del Manifiesto se fue haciendo cada vez mayor, sobrepasando incluso en vida de sus autores, todas las expectativas. “Durante los siguientes cuarenta años el Manifiesto conquistó el mundo”, diría en 1998, el historiador inglés Eric Hobsbawn, en una introducción a una edición del Manifiesto, con motivo de los ciento cincuenta años. Así es como, ya antes de 1917, fecha de la revolución rusa y proceso que altera significativamente la influencia y divulgación del Manifiesto, se habían publicado varios cientos de ediciones en por lo menos unas 30 lenguas. A esa fecha ya había tres ediciones en japonés y una en chino.

Pero el Manifiesto en verdad no es sólo un documento político, es como dice Umberto Eco, un texto con una “extraordinaria estructura retórico-argumentativa”, y añade “…se trata de un texto formidable, que alterna tonos apocalípticos e ironía, lemas eficaces y explicaciones claras, y (si realmente la sociedad capitalista quiere vengarse de las molestias que estas páginas no muy numerosas le han causado) tendría hoy que analizarse religiosamente en las escuelas publicitarias”.

El Manifiesto comienza con ese poderoso llamado de atención que nos recuerda al discurso griego, una verdadera clarinada, “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”, para luego seguir con una clara exposición de la historia de las luchas sociales, desde la sociedad esclavista, pasando por el mundo feudal, para llegar a la sociedad capitalista desarrollada por la burguesía. Aquí hace primero una verdadera apología del rol de la burguesía en la historia, producto de un profundo análisis de lo que ya empieza a ser la dinámica irresistible del desarrollo económico capitalista, logrando una descripción casi perfecta, no de la sociedad burguesa de esa época, sino del actual proceso de globalización.

En un estilo dramático, luego de ese verdadero elogio del capitalismo, el Manifiesto hace un giro, y anuncia que esta burguesía, como en el poema de J.W. Goethe, “El aprendiz de brujo” “…se asemeja al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros…”, y que en definitiva ha creado a la clase que ha de darle muerte, el proletariado.

En las siguientes páginas, el Manifiesto desarrolla la parte más doctrinaria, la relación entre el proletariado y los comunistas, y el programa propiamente tal de los comunistas. Los capítulos tercero, “Literatura socialista y comunista” y cuarto, “Actitud de los comunistas ante los otros partidos de oposición”, si bien han perdido vigencia en sus aspectos más puntuales, no dejan de recordarnos, por un lado, que son múltiples las doctrinas que enunciadas como  “socialismos”, en verdad pueden enmascarar intereses muy diferentes a los de los trabajadores y por otro, que si bien las ideas comunistas representan el porvenir del movimiento obrero, los comunistas no deben de dejar de luchar por los objetivos inmediatos y cotidianos de dicho movimiento, aliándose incluso con la burguesía (como lo indica para la Alemania de la época) cuando sea necesario.

El Manifiesto es polémico, provocativo, pero a la vez absolutamente racional, y casi siempre claro y comprensible, lo que lo hace altamente informativo y poderosamente movilizador. La potencia de muchas de sus frases, y particularmente de aquellas con las que termina el texto son de una fuerza política y profética como pocas veces se ha conocido “Las clases dominantes pueden temblar ante una revolución comunista. Los proletarios no tienen nada que perder en ellas, más que sus cadenas. Tienen en cambio un mundo que ganar. ¡Proletarios de toso los países, uníos!

Por supuesto que el Manifiesto Comunista no es el único texto de Marx y Engels, y ni siquiera el más completo en cuanto al desarrollo de sus ideas, pero sin duda es el más difundido, el que ha estado desde hace 175 años al alcance de más personas, el que ha ayudado a forjar más militantes en las filas del marxismo y el comunismo y lo sigue haciendo

En la actualidad y sólo en castellano, existen cientos de ediciones, sólo en nuestro país hay más de 30, y con variadas características. Hay algunas que se limitan a contener el texto completo, casi siempre con los prefacios redactados por sus autores. Otras en cambio poseen además completas notas y complejos estudios que buscan precisar lo que se dijo y determinar la vigencia de ello. Hay textos que sólo traen el Manifiesto, y otros en los que éste viene acompañado por otras obras de los mismos autores.

Mostrando la alta popularidad y la vigencia que aún posee, en las últimas décadas han aparecido algunas ediciones con ilustraciones en diferentes páginas. Más aún, existen también varias ediciones tipo historieta, por cierto con mayor o menor fidelidad a los textos, pero todas ellas entregando las ideas centrales y con el título del original. Entre las más antiguas destaca la de Eduardo Humberto del Río García, (1934-2017) caricaturista e historietista mexicano, autor de más de 100 libros, conocido por su pseudónimo de Rius, editada varias veces por Akal. En los últimos años vale la pena mencionar la edición adaptada e ilustrada por Martin Rowson, (2018) y editada con tapa dura y edición de lujo por Penguin Random House Groupe, así como la edición original “El Manifiesto Comunista. El manga.”, una historieta con todas las características de tal, publicada en español por ed. “La otra h”, y dirigida a ese público juvenil que ha ido asumiendo importantes elementos de la cultura japonesa.

Hoy, a los 175 años de la primera edición de este documento histórico, destinado a cambiar el mundo, el Manifiesto del Partido Comunista, conmemoramos ese hecho en momentos en que precisamente cada vez resulta más apremiante la necesidad de un cambio global. Cuando los conflictos en el mundo capitalistas se buscan resolver mediante la guerra imperialista, amenazando incluso con la guerra atómica, cuando nuestro planeta vive momentos de preocupación acuciante por los efectos del cambio climático, la globalización se impone sobre los pueblos y los avances de la ingeniería genética, la inteligencia artificial, la nanotecnología y otras disciplinas requieren urgentes acuerdos que permitan estructurar una bioética verdaderamente democrática, se hace más imperioso que nunca la necesidad de aunar esfuerzos, para entregar respuestas a los desafíos del presente, que marcarán definitivamente las rutas del futuro, respuestas que contribuyan a abrir caminos a las luchas populares a fin de tener un mundo en paz y en libertad.

Conmemoramos estos 175 años en momentos en que en nuestro país se acentúan la crisis económica, social y política que han venido marcando la agenda desde hace ya varios años, y cuando nuestro pueblo se prepara para iniciar un nuevo proceso de cambio constitucional.

En la más conocida de sus XI tesis sobre Feuerbach, Marx nos dice que “los filósofos no han hecho más que comprender el mundo, y de lo que se trata es de cambiarlo”. El Manifiesto Comunista, una obra teórica que es también guía para la acción nos ayuda a entender este mundo, y a luchar por cambiarlo.

 

 Santiago, febrero de 2023.

A 175 años de la primera edición del

Manifiesto del Partido Comunista

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[1] Engels, F., “Prólogo a la edición alemana de 1892).

[2] Landor R. “Entrevista a Karl Marx”, publicada en el The New Yor Word, el 18 de julio de 1871. En Grandes Entrevistas de la Historia, tomo I, Kontenut, Edición original 2015. Impreso en Donnelley, Chile, pág. 33