miércoles, 26 de agosto de 2015

ABORTO E IGLESIA CATÓLICA. CORRIENTES DISCREPANTES DEL PRESENTE





“Vuelvo a advertir que no quiero convencer a nadie de nada,

sino dar elementos para pensar en el asunto,

si es que se quiere pensar en esto

y no sólo andar vociferando consignas”


Hugo Iriart



SEGUNDA PARTE:

EL PRESENTE DISCREPANTE



1.    El análisis del aborto puede hacerse desde diversas perspectivas. Una de ellas, es la que centra la atención en los diferentes intereses existentes. Así, podemos razonar desde la condición del producto de la concepción, o podemos hacerlo desde la condición de los entes morales que adoptan las decisiones. En este último caso, si bien debe considerarse el profesional que ejecuta, el legislador que regula, el principal ente moral es la mujer que consciente..


2.    Como ya lo señalamos al final de la primera parte, en la actualidad, un número creciente de católicos, entre los que hay respetables teólogos, sacerdotes, monjas y laicos, acepta la posibilidad de que el aborto sea legítimo en determinadas circunstancias. Sus fundamentaciones varían; pero pueden estimarse centradas en tres líneas argumentales, referidas las dos primeras a la naturaleza del producto de la concepción, y la última a la condición de los entes morales. Así, podemos hablar de argumentos, desde el mundo católico, que permiten el aborto porque: a) aprueban la doctrina del hilemoformismo y la animación tardía, b) rechazan la fecundación como inicio del individuo, primeros o c) revalorizan el acto moral.


3.    Pero antes de las consideraciones de los argumentos, si hay algo que primero llama la atención sobre esta realidad, es el casi absoluto desconocimiento de su existencia, no sólo entre los católicos([1]), sino en la gran mayoría de la comunidad pensante sobre este tema. Y por cierto, no se trata de una causalidad.


4.    En verdad la ignorancia que sobre estos planteamientos existe en el mundo católico primero y luego incluso en el laico, tiene que ver con la histórica incapacidad de la Iglesia Católica de soportar el pensamiento discrepante, ya sea al interior de ella misma, en donde expresiones como cisma, herejía, excomunión, inquisición, index, dan cuenta de ello, o hacia el exterior, en donde cruzadas, infiel, pagano, nos recuerdan una larga historia de intolerancia. En la actualidad, y frente al tema que nos convoca, la propia autoridad eclesiástica se ha encargado de esconder el pensamiento discrepante. Y para lograr este hasta ahora exitoso ocultamiento, se han empleado al menos 4 mecanismos diferentes, respecto de los cuales la Iglesia tiene amplia experiencia en su uso.


5.    El más básico, y el primero, es la no publicación de las opiniones discrepantes en los órganos oficiales de la Iglesia, y muy especialmente de aquellosde divulgación masiva. Basta leer dichos documentos para comprobar que no hay, una remota mención siquiera a opiniones discrepantes.


6.    El segundo, el retiro obligado de lugares de exposición pública de quienes piensan distinto. (En los días en que escribo esto, la prensa publica la noticia de la persecución realizada por el cardenal y arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, quien en su rol de Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica de Chile, le prohibió al sacerdote Jorge Costadoat la posibilidad de seguir enseñando en la facultad de Teología, pues existía una tensión “entre su libertad académica y la libertad de la Facultad para permitirle que pueda continuar enseñando”).


7.    El tercero, el silenciamiento de las opiniones discrepantes, mediante la descalificación de sus autores, y en muchos casos incluso con la sanción de prohibición de entregar de manera verbal o escrita esas opiniones([2]). Se trata de una de las más brutales manera de actuar contra un intelectual, que recuerda los peores momentos de la inquisición, del silenciamiento del otro, que como práctica histórica no ha sido abandonada, sino al contrario, es una realidad permanente, que en Nuestra América se hizo sentir de manera brutal por el Papa Juan Pablo II.  Resulta imposible olvidar que no sólo sigue en pié la actividad de la Congregación para la Doctrina de la Fe, no por nada sucesora del Santo Oficio de la Inquisición, sino que ésta se ensañó con el pensamiento progresista en América Latina y persiguió y proscribió la llamada Teología de la Liberación mediante todos los medios anteriores, incluyendo la condena al “silencio voluntario” (y la expresión no es ironía, ni una dramática burla, sino la expresión utilizada por la Iglesia) como lo hicieron, entre otros, con Leonardo Boff, a quien se le ordenó que "no podrá desempeñar sus actividades de conferenciante y escritor"([3]). Aún tengo en mi computador archivado el correo recibido hace años, con la invitación, para escuchar la conferencia sobre el aborto, de un teólogo colombiano, en la Universidad Diego Portales, y que llevaba la salvedad de no difundirla públicamente, para que esta persona no tuviera problemas con la jerarquía eclesiástica, que ya lo había amenazado con prohibirle que difundiera su opinión.


8.    Por último, también ayuda a mantener la ignorancia de las opiniones discrepantes el uso de expresiones ambiguas, o claramente falsas intentando dar una imagen de unidad de pensamiento, cuando ello no es real. Así ocurre por ejemplo, cuando se dice que “Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral”([4]), o ¿Cuál es el pensamiento de la Iglesia Católica sobre el aborto? Unánimemente, a lo largo de toda la historia, los Padres de la Iglesia, sus Pastores y sus Doctores, han condenado el aborto al que calificaron de homicidio”([5]), en circunstancias que sabemos que eso no ha sido real, ni menos lo es en la actualidad.


9.    Pero si lo que primero llama la atención sobre esta realidad, es el casi absoluto desconocimiento de su existencia, lo segundo, una vez iniciada la investigación sobre el tema, es la enorme cantidad de teólogos, teólogas, sacerdotes y laicos especializados en el tema, que rechazan  el planteamiento de condena absoluta al aborto. De hecho, iniciamos esta investigación con la intención de citar a aquellos católicos destacados que estuvieran dispuestos a debatir sobre la base de aceptar opiniones diferentes, como una manera de abrir las posibilidades de diálogo. Hoy hemos asumido dos cambios. Por una lado, y desde la perspectiva teórica, vemos que no es posible citarlos a todos, son demasiados. Por otro, y gracias a los comentarios que nos han hecho llegar sobre la primera parte, que nuestro trabajo puede ayudar a enfrentar mejor su realidad a quienes, víctimas de una presión indebida, sienten el peso de la culpa, y a quienes se han creído con derecho a juzgar éticamente a esas personas.


10. Digamos de partida que si bien las fundamentaciones éticas son muy variadas, con frecuencia se refuerzan unas con otras, toda vez que por regla general no son antagónicas. En algunos casos incluso son claramente complementarias, como las que se dan entre quienes sostienen postulados similares al de la anidación tardía y quienes rechazan la fecundación como inicio. Pero incluso quienes desarrollan con más fuerza la línea argumental centrada en la autonomía de la voluntad, suelen presentar posiciones que más bien se complementan, simplemente al poner énfasis en diversos aspectos del acto moral.



APROBACIÓN DEL HILEMORFISMO Y LA ANIMACIÓN TARDÍA


11. Una primera cuestión que resulta esencial para avanzar en el análisis de la situación del aborto, es saber la naturaleza del producto de la concepción. Como requisito previo para hablar de aborto como atentado contra la vida humana individual([6]), debemos definir al producto de la concepción como individuo humano. Si concluyéramos que no lo es, la muerte del embrión o feto carecería de la relevancia suficiente como para sancionar penalmente esa práctica. Así lo han entendido muy diferentes autores, y ello tiene pleno sentido si asumimos que la discusión que nos interesa se refiere a la despenalización de la conducta  abortiva (y no a una supuesta distinción entre partidarios y contrarios).


12. Así por lo demás también lo ha entendido la Iglesia Católica y por ello la preocupación, más que milenaria, en torno a la anidación temprana o tardía. La naturaleza del ser humano –hijo de Dios, y creado a su imagen y semejanza- ha constituido una preocupación relevante dentro del pensamiento católico.


13. En la actualidad, un grupo de destacados autores cristianos, sostiene la hipótesis de la animación tardía como consecuencia de la concepción hilemórfica de la naturaleza humana que, a partir del pensamiento aristotélico, desarrollara con detención Tomás de Aquino y la Iglesia hiciera suya en el Concilio de Viena de 1312.


14. Incompetente para opinar sobre estas materias, me limito a transcribir, de manera textual, lo que dice el conocido teólogo JOSEPH F DONCELL( [7]):


“La filosofía  tradicional católica sostiene que lo que hace que un organismo sea un ser humano es el alma espiritual y que esta alma empieza a existir en el momento en que es “infundida en el cuerpo. ¿En qué momento es infundida el alma cuerpo? …

“… durante muchos siglos la filosofía y la teología sostuvieron que el alma humana era infundida en el cuerpo sólo cuando este empezaba a mostrar una figura o forma humana y poseía  los órganos humanos básicos”

¿Por qué Santo Tomás y los grandes pensadores medievales favorecieron esta segunda teoría? Porque sostuvieron la teoría del hilemorfismo, según la cual el alma humana es la forma sustancial del hombre, en tanto que el cuerpo humano es el resultado de la unión de esta alma con la materialidad…”

“El hilemorfismo sostiene que el alma humana es al cuerpo algo así como lo que es la forma de una estatua, a la estatua misma. La forma de una estatua no puede existir antes que exista la estatua; no es algo que el escultor haga primero y después introduzca en un bloque de mármol. Sólo puede existir en la estatua acabada. De igual manera, el hilemorfismo sostiene que el alma humana sólo puede existir en un cuerpo humano realmente existente.”

“A pesar de que Santo Tomás no sabía nada sobre los cromosomas,  los genes, el ADN o el código de la vida, sabía que, fuese lo que fuere lo que crecía en el vientre materno, no llegaba a constituir, en las primeras etapas del embarazo, un cuerpo humano realmente existente. Por lo tanto, sostenía que no podía estar animado por un alma humana, de la misma manera como un cubo de mármol no puede poseer una forma (es decir un alma) humana. Los pensadores medievales sabían perfectamente que ese organismo en crecimiento llegaría a convertirse en un cuerpo humano; es decir, que virtualmente, potencialmente, era un cuerpo humano. Sin embargo no admitían que un alma humana real pudiera existir en un cuerpo humano virtual. La Iglesia católica, que había doptado oficialmente la concepción hilemórfica de la naturaleza humana en el Concilio de Viena en 1312, estaba tan firmemente convencida de esta posición que, durante siglos, mantuvo una ley que prohibía a los fieles bautizar cualquier producto de un nacimiento prematuro que no mostrara por lo menos una figura o forma humana.”

“Es por lo tanto, sensato regresar a esa concepción o, por lo menos aceptar las conclusiones que de ella se siguen. Una de esas conclusiones es que ciertamente el embrión no es una persona humana durante las primeras etapas del embarazo y que, en consecuencia, no es inmoral terminar un embarazo durante ese período siempre y cuando haya buenas razones para realizar tal intervención”([8]).


15. Se trata por cierto de un argumento teológico, que si bien aparece sustentado en la metafísica de Aristóteles, (y por tanto pudiera estimarse superado) busca en lo esencial evitar el dualismo cartesiano, que significa ver al alma y al cuerpo como dos sustancias completas, el alma una sustancia pensante y el cuerpo una sustancia externa. Tal como lo señala el propio Doncell, las doctrinas filosóficas actuales más vigentes sobre la materia, fenomenología de por medio, descartan absolutamente el dualismo, y en esa medida pueden estimarse cercanas a la doctrina del hilemorfismo.


16. Comparten la doctrina que permite el aborto temprano por esta razpón, entre otros, además de Joseph Doncell, ya citado, Daniel C. Maguire, Profesor de Teología Moral en la Universidad de Marquette, el padre Karl Rahner, S.J., sin duda uno de los teólogos más importantes del siglo XX. Este último escribió en 1962: "No se puede interpretar a través de las definiciones dogmáticas de la Iglesia que asumir que el salto a persona-espíritu ocurre sólo durante el transcurso del desarrollo del embrión, sea contrario a la fe. Ningún teólogo proclamaría la habilidad de probar que la interrupción intencional del embarazo [aborto] es en cada caso el asesinato de un ser humano"([9]).  En el mismo sentido, en cuanto a permitir el aborto temprano se expresa el padre redentorista alemán Bernard Haring, también profesor de teología moral en la Academia Alfonsiana de Roma por más de 30 años, considerado por algunos como el maestro de la teología moral católica, y uno de los inspiradores del Concilio Vaticano II([10]).


17. Por supuesto, no es nuestra intención lidiar en una disputa que se aparta absolutamente de nuestros planteamientos más básicos. Lo único que para estos efectos nos parece relevante, es exponer que esta opción frente al aborto, no sólo existe hoy al interior de la Iglesia Católica, sino que es compartida por teólogos y profesores de teología moral de la mayor relevancia intelectual, a nivel mundial.




RECHAZO A LA FECUNDACIÓN COMO INICIO DEL INDIVIDUO


18. En una nueva perspectiva, siempre centrada en el producto de la concepción, y desde hace algunas décadas, la Iglesia Católica ha hecho suya la afirmación que señala que el individuo comienza con la fecundación. Desde ahí se argumenta que el aborto significaría entonces una especie de homicidio, o claramente un homicidio. En realidad, “… desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces. A esta evidencia de siempre... la genética moderna otorga una preciosa confirmación. Muestra que desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: una persona, un individuo con sus características ya bien determinadas. Con la fecundación inicia la aventura de una vida humana, cuyas principales capacidades requieren un tiempo para desarrollarse y poder actuar.”([11]), dice la encíclica Evangelium Vitae, documento clave en materia de aborto en la actualidad. Esta misma tesis es expuesta en el Catecismo. Allí se señala textualmente: “N° 2270 La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (Cf. CDF, instr. "Donum vitae" 1, 1) y por lo demás es compartida por muchas personas, incluso fuera del mundo católico, pues además se reviste del prestigio de la ciencia.


19. Esta afirmación ha sido cuestionado al interior de la Iglesia Católica, y fuera de ella.


20. El argumento más utilizado se refiere a la gemelación natural, que ya utilizó el Sacerdote Salesiano, filósofo y teólogo, Australiano, Norman Ford, profesor de Ética en la Universidad de Melbourne, en 1988([12]) negando el carácter individual del embrión. Este argumento se encuentra en múltiples debates y a él hacen referencia algunos autores católicos al discutir el tema([13]). “Si del cigoto, o del embrión de menos de quince días –se argumenta- pueden salir dos seres humanos, es porque no tiene aún ese embrión individualidad humana”([14]) dice José Ugarte G., y agrega “Esta es la objeción más seria de las que se hacen a la tesis de que el ser humano comienza con la fecundación”([15]). Otros autores, como el sacerdote colombiano Alberto Munera han desarrollado extensamente los argumentos que impiden considerar que desde la fecundación hay una persona humana. El teólogo Karl Rahner afirmaba: “entre el óvulo fecundado y el organismo animado por el espíritu existen varios grados biológicos que aún no son hombres”([16]).


21. Los argumentos que cuestionan la concepción como el momento en que se inicia el ser humano, se sustentan en base a las siguientes ideas centrales:


a.    La afirmación carece de sentido en el ámbito católico.

b.    La afirmación resulta insuficiente, en cuanto no aclara el contenido ni resuelve los problemas que se plantean.

c.    Si la concepción es el comienzo del individuo humano, no todos los humanos comienzan por la concepción.

d.    Si la concepción es el comienzo del individuo humano, no todos los concebidos terminan en seres humanos


22. Desde luego, recordemos que desde la perspectiva católica, y en esto no ha habido cambios, lo que define al ser humano como tal, es la unión del cuerpo mortal con el alma inmortal. En el ya citado Catecismo se lee “Maravillosa visión que nos hace contemplar el género humano en la unidad de su origen en Dios...: en la unidad de su naturaleza, compuesta de igual modo en todos de un cuerpo material y de un alma espiritual”([17]). Y, lógicamente, al sostener que la existencia de un determinado proceso biológico, la concepción por ejemplo, o de un determinado genoma, es prueba de que existe un nuevo ser humano, se sostiene que es prueba que Dios ya dotó a esas células de la existencia de un alma inmortal, y ello, por supuesto, carece de sentido.


23. Por lo demás dicha afirmación tampoco es suficiente para sustentar una serie de decisiones éticas o jurídica laica sobre la materia, toda vez que, de una condición del ser, no se deriva necesariamente un deber ser. Es que la existencia de una determinada condición biológica no es sinónimo de individuo humano ni siquiera en el ámbito biológico. Claramente se necesita algo más que la mera afirmación que “la genética moderna otorga una preciosa confirmación” que “…desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: una persona, un individuo con sus características ya bien determinadas…” Se necesita probar que la elección de la fecundación tiene un sustento especial. De lo contrario ¿por qué no estimar que la neurología es la que otorga la preciosa confirmación que el individuo comienza con el surgimiento de la actividad encefálica?, (lo que resulta concordante con la definición de fin del individuo, en cuanto cese irreversible de esa actividad), o “…en el séptimo mes del embarazo cuando se termina de formar la corteza cerebral y se produce el proceso de sinapsis por el que se posibilitan las interconexiones cerebrales…”([18]), ¿o la cardiología, con el comienzo de la funcionalidad del corazón? ¿o la embriología, con la anidación?, ¿o la misma embriología con la viabilidad fetal?,


24. Un análisis del final del ser humano nos puede ayudar a comprender mejor el hecho de la opción. El ser humano termina con la muerte, y de eso no hay duda. Hasta la década de los años 60, en la gran mayoría del mundo occidental se aceptaba, de manera explícita o tácita, que la muerte se producía con el cese total e irreversible del funcionamiento de los sistemas circulatorio y respiratorio. De ahí que lo que se buscaba, para certificar la muerte, era la ausencia de latidos cardíacos o de respiración. Diversas condiciones que no vale la pena precisar, han llevado a la consideración hoy, por prácticamente todo el mundo occidental, que la muerte se produce con el cese total e irreversible de la actividad encefálica (la llamada muerte cerebral). Nuestra ley expresamente la consagra([19]), y el Tribunal Constitucional se encargó de precisar que si bien dicha definición parece referirse sólo a los casos de trasplantes, en verdad ella es aplicable siempre([20]). De este modo, podemos tener un individuo humano muerto, es decir que dejó de ser ser humano, -cese total e irreversible de la actividad encefálica- y sin embargo su cuerpo seguir respirando, y funcionando sus corazón, y el hígado, y el páncreas, y así cientos de millones de células.


25. Pero el planteamiento sobre la “concepción” como inicio del ser humano presenta imprecisiones también de lenguaje. Digamos de partida que la expresión “concepción”, se refiere a concebir, lo que “dicho de una hembra: Quedar preñada”([21]) y que sin embargo aquí se extrapola a la unión gametaria, que puede ocurrir fuera del cuerpo materno. Una segunda imprecisión se refiere a hablar del “…momento en que el óvulo es fecundado”, porque no existe un “momento”, sino que se trata de un proceso, que dura varias horas, y que se puede interrumpir por artificialmente por años y reanudar más tarde. Es precisamente el hecho de tratarse de un prolongado proceso lo que hace erróneo hablar de “momento de”, como si se tratara de una situación que se produce en un instante, o al menos en un período temporalmente muy breve. La indefinición que ello significa, ha dado lugar a numerosas discusiones sobre la materia, incluso al interior del pensamiento conservador de la Iglesia católica. Así por ejemplo José Ugarte, sostiene que “El embrión es, pues, ser humano, individuo humano, desde el inicio del cigoto”([22]). En este mismo sentido se manifiestan P. Robert Badillo, Y P. Eduardo Rodriguez Yunta, cuando señalan “”Desde el proceso de la fecundación cuando el espermatozoide o célula germinal masculina penetra el óvulo o célula germinal femenina, formando la única célula del cigoto, la entidad biológica que emerge es un ser humano”([23]). Gomez Lobos en cambio es un típico autor de aquellos para quienes sólo la singamia permite hablar de ser humano. En un artículo sobre la materia indica que “Desde el descubrimiento del óvulo femenino (von Baer 1827) y del fenómeno de la fusión de los núcleos de los dos gametos, con la consecuente emergencia de un organismo con propiedades novedosas e irreductibles a las de sus dos predecesores, resulta casi inevitable concluir que el final de la fusión o singamia marca con alta probabilidad el punto en que comienza un organismo humano” ([24]). En la misma línea se encuentra María M. Martín M, quien afirma "Con la fusión de los gametos humanos masculino y femenino y la constitución del nuevo mapa cromosómico diploide comienza a existir un nuevo organismo varón o mujer, primeramente y por breve espacio de tiempo unicelular y después pluricelular"([25]).


26. La importancia de toda esta discusión no es sólo académica, como se pudiera pensar, pues posee hondas repercusiones prácticas. Si concepción es sinónimo de fecundación, al menos debiéramos proscribir los dispositivos intrauterinos por constituir elementos abortivos. Del mismo modo, debiéramos prohibir también varias actividades del los procesos de fertilización asistida. En todo caso y respecto de esta última situación, adquiere particular relieve la discusión sobre la etapa precisa a partir de la cual habría individuo, para efectos de utilizar procedimientos de crioconservación en procesos de fertilización asistida en humanos. Si antes de la singamia no tenemos individuo, no hay consideración religiosa que signifique un argumento serio para impedir la congelación del óvulo cuando aún posee dos pronúcleos([26]). Por el contrario, si ya se estima que existe individuo humano, la conducta de crioconservación, a partir de esta etapa, puede estimarse atentatoria contra un ser humano, y en consecuencia prohibirse.


27. Ahora bien, suponiendo que al afirmar que el inicio de individuo humano comienza con la concepción, hubiéramos resuelto verdaderamente las dudas que el tema plantea, resulta que la propia respuesta genera aún mayores problemas.


28. En el análisis de la hipótesis de la fecundación como inicio del ser humano uno de los aspectos que más nos ha llamado la atención, es la falta de consecuencia en quienes la sostienen. Desde luego, ella se plantea exclusivamente a nivel de ser humano, y nunca referida a plantas o animales, como debiera serlo si se asume como una consecuencia ontológica, y no de simple opción humana. Que sepamos, nadie ha sostenido nunca que quemar unos piñones en una chimenea sea algo paralelo al incendio de bosques, o que echar al sartén un par de huevos pudiera constituir el delito de maltrato o crueldad con animales, que contempla el art. 291 bis del C. Penal, ni menos que a la pregunta ¿Qué es primero el huevo o la gallina? Pudiera responderse que son lo mismo. Por lo demás esta inconsecuencia también se ve en el plano religioso, en donde no hemos encontrado esfuerzos por bautizar a “seres humanos” criocongelados.


29. Pero más grave que todo lo anterior, es que tampoco se asumen las consecuencias que presenta la hipótesis de la fecundación en cuanto a los propios seres humanos.


30. Y la primera consecuencia es que la afirmación de la fecundación como comienzo del individuo humano, implica una contradicción insalvable, un contrasentido, una verdadera incoherencia lógica, pues si se sostiene esa afirmación, la primera conclusión es que no todos los seres humanos comienzan por fecundación. Para iniciar la existencia del individuo humano, habría al menos cinco caminos, tres productos de la naturaleza y dos más de la tecnología:


a.    Fecundación. Es la más frecuente. La gran mayoría de los seres humanos iniciarían su existencia mediante la unión de un espermatozoide y un óvulo.

b.    Bipartición o fisión binaria. A diferencia de la situación anterior, la existencia de gemelos univitelinos, esto es, con origen en el mismo óvulo fecundado por el mismo espermatozoide, muestra a algunos individuos en los que el inicio de su existencia se daría de manera muy diferente. Ya se sostenga la tesis de que los dos gemelos tuvieron un origen común, en algún momento posterior a la división del cigoto, en cuyo caso un “individuo” se dividió en dos para dar origen a individuos diferentes, como las bacterias, o que el segundo (¿?) se generó a partir del primero (¿?), en ambos casos habría alguno que no tiene su origen en la fecundación. El argumento parece tan potente para descartar la calidad de ser humano individual (indivisible, entre otras) que repitiendo los argumentos del profesor Angelo Serra, José Ugarte, en sólo un par de páginas califica a la gemelación como “algo excepcional”, “un error genético ambientalmente inducido”, un “error biológico”, o una “aberración o error biológico”([27]). Concluye “Cualquiera que sea la explicación válida, se trata de una aberración o error biológico”([28]). Se trata del argumento más insólito que conocemos. Cuando la realidad no se encuadra dentro de mi pensamiento, descalifico a la realidad. Y todo para terminar diciendo que “La generación del segundo embrión sería un caso de reproducción asexuada” y agregar más adelante “Se trata de una forma de reproducción análoga a la de los unicelulares...”([29]). ¡Curiosa forma de defender la dignidad humana equiparándonos con las bacterias!

c.    Fusión. Acción y efecto de fundir o fundirse, dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española para esta palabra, y nos parece, resulta una buena definición de lo que sería el inicio de la vida humana de los individuos identificados como quimeras. Análisis genéticos realizados a individuos que presentaban un marcado hermafroditismo, permitieron detectar la existencia de personas constituidas por la fusión de dos cigotos o embriones distintos. Es decir, sus estructuras genéticas eran el resultado de la fusión de óvulos distintos, fecundados por espermatozoides diferentes. Se trataba de la combinación de dos preembriones distintos, seres humanos ya, en la hipótesis de la fecundación, que en definitiva en un proceso natural, forman un individuo único([30]).

d.    Si a todo esto agregamos la posibilidad –teórica al menos por el momento-  que por métodos artificiales se tenga origen en una clonación por transferencia de núcleo, realidad posible desde el origen de la oveja Dolly, habría una cuarta forma de originarse,

e.    Si consideramos la “gemelación artificial”, una quinta,

f.     Y si además incluimos el proceso de partenogénesis, una sexta.


31. La última conclusión a la que se debe arribar, es otra contradicción insalvable, otro contrasentido, otra verdadera incoherencia lógica, no todos los fecundados terminan como individuos humanos.


32. De partida recordemos que “Si la palabra natural se utiliza con el significado del resultado más probable al que llegará la naturaleza en ausencia de cualquier interferencia externa (y no conozco ninguna otra forma de definir esta palabra en este contexto) entonces el destino natural de un embrión humano es la muerte. La biología reproductiva normal de los seres humanos es tal que el 75 por ciento de de todos los óvulos fertilizados naturalmente sucumbirán a la muerte naturalmente antes de que se haya completado el noveno mes de gestación”([31]). En esta misma línea, Fernando Zegers-hochschild, dice quesólo “… el 20% de los cigotos tiene la potencialidad de convertirse en embriones clínicamente evidentes. Y esto, sin duda tiene una clara explicación a la luz de le biología evolutiva, pero dudosa desde la teología ¿Por qué sacrificar el 80% de las almas a tan temprana edad? X. Chao Rego, teólogo español se lo plantea cuando señala También la Naturaleza fracasa. De hecho, se pierden naturalmente el 50 por ciento de los óvulos fecundados y, de esa forma, se dan muchos abortos involuntarios. ¿Tenemos que decir que esos fetos o embriones rechazados por la Naturaleza, eran seres verdaderamente humanos?” Vemos los inconvenientes que puede traer consigo formular nuestra cuestión desde el feto como si fuese un valor absoluto”([32]).


33. El mismo embrión puede transformarse en un tumor llamado mola hidatiforme Es decir, y siguiendo la lógica de la fecundación como inicio, ahora resulta que, en el caso de la mola hidatiforme, un individuo humano se ha transformado en una masa, en este caso, en una sobreproducción de tejidos, generalmente compuesto de material placentario que crece sin control, y junto al cual “Con frecuencia no existe un feto en absoluto”([33]). Ahora bien como aún cuando las causas no se conocen completamente, pero se estiman como potenciales entre otras, “anomalías dentro del útero o deficiencias nutricionales” (“Entre otros factores de riesgo se pueden mencionar las dietas bajas en proteína, ácido fólico y caroteno”)([34]), resulta que no podemos estimar que el proceso de fecundación falló (se podría haber sostenido en consecuencia que no hubo nunca un individuo). No, en estricto rigor,  y según el planteamiento que analizamos, hubo individuo y éste por condiciones externas se transformó en una mola hidatiforme.


34. Similar, pero más dramático aún resulta la situación del coriocarcinoma, tumor cancerígeno, y a menudo metastático, que puede desarrollarse a partir de un cigoto. Fernando Zegers-Hochschild describe gráficamente la situación señalando “Esto no significa que parte del embrión se maligniza. El embrión deja de existir como tal y en su totalidad se transforma en un cáncer. Para mayor redundancia, no es una persona con un cáncer; es simplemente un cáncer”([35]), pero que originariamente habría sido individuo humano, de aceptar el planteamiento que cuestionamos, agregamos nosotros. ¡De ser humano a cáncer! ¿Podría ser esa la evolución de un ser humano?


35. De este modo, y si aceptamos la hipótesis de la fecundación, esta realidad, unida a la anterior, termina por echar por tierra la afirmación del profesor Vial Correa en el sentido que “todo organismo sigue un camino de desarrollo “robusto” y prescrito por la especie: o sea, su estado en cualquier instante de su vida puede se predicho con razonable exactitud”. Y por cierto también aquella que señala que “Lo que es esencial en el desarrollo individual es la mantención inalterada de la trayectoria…”([36]). En todo caso, en nuestra opinión, las afirmaciones del profesor Vial son correctas en cuanto dirigidas a un individuo humano, sólo que con la fecundación no se alcanza esa condición.



36. Ahora bien, siguiendo lo señalado con anterioridad, la consecuencia lógica sería que la filiación tradicional se altera sustancialmente, los fecundados tendrán padres, los gemelos no debieran tener legalmente padres, o en la otra hipótesis, uno de ellos sería el padre y el otro el hijo y la situación de las quimeras sería aún más compleja. Sin entrar en detalles, y para ser consecuente con el resto del sistema, en el ámbito del derecho penal debiéramos generar una serie de nuevas figuras penales. De partida una análoga al aborto –que por definición siempre se ha cometido sobre una mujer embarazada- pero destinada a proteger la vida del preembrión en situación extracorpórea. Del mismo modo, debiéramos sancionar penalmente la criopreservación de embriones, ya con la figura tradicional del secuestro –encerrar o detener dice nuestro código penal- o con un tipo especial creado al efecto.


37. En definitiva, de aceptarse la tesis de la fecundación, resulta que ahora los seres humanos se reproducen, de manera sexual, pero también asexual, por bipartición, como las bacterias, pueden incluso fusionarse para producir nuevos individuos, sus relaciones de parentesco son el caos, dependiendo en gran medida del azar, y algunos humanos morirán, en cuanto cese irreversible de las funciones encefálicas[37]), pero otros no, no sólo porque aún no comienzan a tener dichas funciones, sino porque se transforman en una masa celular que crece sin control, o en un tumor cacerígeno altamente metastásico, y desde el punto de vista de su tiempo vital, algunos podrían alcanzar la eternidad, mediante la crioconservación.


38. En fin, si recordamos la imagen tradicional de ser humano, esa de un sujeto biológicamente único, que es posible diferenciar de otros de su misma especie, que tiene vida e integridad propia, que es indivisible y que sólo se desarrolla, esto es, respecto del cual los cambios que pueda experimentar, no alteran sus características esenciales y le mantienen siempre en su individualidad, sólo podemos concluir que aceptar la tesis de la fecundación, altera sustancialmente lo anterior y representa un cambio muy significativo, no sólo para nuestro ordenamiento jurídico, sino para la concepción de ser humano que nuestra sociedad posee.






REVALORIZACIÓN DEL SUJETO MORAL.



39. A diferencia de los argumentos anteriores en donde el centro de atención se ponía en el producto de la concepción, en este caso la preocupación central está dirigida al sujeto moral. Y ésta, la que hemos definido como la tercera línea argumental al interior de la Iglesia Católica, para justificar el aborto en ciertos casos, es seguramente la que cubre el mayor espectro de defensores. Aquí encontramos no sólo destacados teólogos, sacerdotes o monjas, sino también sacerdotes de diócesis y por supuesto laicos. Con este variado espectro, los razonamientos que fundamentan estas opiniones son también muy variados. Los hay quienes fundamentan desde antiguas posiciones teológicas, desde los modernos principios de la bioética y por cierto quienes opinan desde los más profundos sentimientos que una vida al lado de los más desprotegidos les entregan.


40. En nuestro país, el ícono de los sacerdotes que defendieron los derechos humanos durante la dictadura, el sacerdote José Aldunate, ha opinado en reiteradas oportunidades, haciendo presente que el proyecto actual no se hace cargo de los abortos clandestinos y que en caso de violación, debe ser la mujer quien decida si llevar a término o no su embarazo. En Argentina conocida es la figura popular del sacerdote Guillermo “Quito” Mariani, como partidario de la despenalización del aborto, y lo mismo ocurre en Colombia con el padre Carlos Novoa, y así en múltiples países.


41. A diferencia de lo que sucede con los otros argumentos, en este caso existen diversas organizaciones de católicos que compartiendo visiones similares, difunden y promueven posiciones en virtud de las cuales se le permite a la mujer, decidir en conciencia  sobre si abortar o no. “Muchos teólogos y teólogas y laicos y laicas piensan hoy en día que el aborto puede ser una decisión moral y que la conciencia de cada persona es finalmente el árbitro para tomar una decisión sobre el aborto”([38]). Si los hombres se pudieran realizar abortos, esta práctica ya sería legal. Pero evitar que las mujeres se hagan cargo de sus cuerpos es el último resquicio de los sectores retrógrados. Las mujeres debemos escapar de las estructuras patriarcales y hacernos cargo de este debate, que muchas veces encabezan los hombres”([39]), son algunas de las afirmaciones que se leen en la actualidad, sobre la despenalización del aborto, al interior de iglesias cristianas.


42. A continuación desarrollaremos algunas de las principales ideas que innumerables católicos han ido presentando en su oposición a la versión oficial de la iglesia en materia de aborto, y que junto con ilustrar las complejidades que puede tener el problema, aportan argumentos para una visión menos radical y sesgada sobre la materia. Por supuesto no buscan cubrir todo el espectro de ellas, sino sólo mostrar su existencia y algunos aspectos que nos parecen particularmente significativos.



43. Una de las líneas argumentales en materia de ética consiste en retomar los planteamientos históricos del llamado “probabilismo”. Esta doctrina, que tiene como sustento de fondo el reforzamiento de la libertad humana, frente al problema de la duda, sostiene que está justificado el realizar una determinada conducta, aún en contra de la opinión general, si es que hay una probabilidad, aunque sea pequeña, de que sus resultados sean buenos. Tuvo su origen en España, se desarrolló especialmente entre fines del siglo XVI y fines del siglo XVII y puede resumirse en una frase del fundador de ella, que escribió en 1580: “Me parece que, si una opinión es probable, es lícito seguirla, aunque la opinión opuesta sea más probable”. A partir de esta expresión del fraile dominico Bartolomé de Medina, los jesuitas desarrollaron la teoría del probabilismo. En la actualidad, uno de sus sustentadores es Daniel C. Maguire([40]), otro, X. Chao Rego([41]).


44. Conocemos al menos un autor cristiano([42]) cuyas posiciones se dan desde una profunda reflexión teológica, que cuestiona planteamientos tan tradicionales como que “Dios es el dador de la vida”. Roy H. May, Ministro de la Iglesia Metodista Unida y profesor de ética teológica en la Universidad Bíblica Latinoamericana, San José de Costa Rica se pregunta “¿es Dios el Dador de esa vida que se gesta dentro de la mujer violada?” Y agrega más adelante “Si decimos que si, entonces nos encontramos en la dificultad ética-teológica de comprender a Dios como violador (o por lo menos como cómplice). En este sentido, también tendremos que atribuirle a Dios todas las horribles malformaciones y enfermedades congénitas, como lo hacen los evangélicos mexicanos. Entonces dios es un sádico que se deleita causando el sufrimiento humano”. A partir de estos radicales planteamientos, concluye que “…el aborto no solamente es moralmente legítimo, sino exigido, por lo menos en algunos casos bajo ciertas circunstancias” Y agrega “No es que “favorezco” el aborto –nadie lo “favorece”- pero sí, creo, como una intuición ética, que se podría aprobar el aborto, y aún exigirlo, para asegurar la vida y el bienestar de la mujer embarazada, en caso de violación e incesto y también en el caso en que el embrión con toda seguridad padece un mal congénito que no le permitirá vivir una vida ni semejante a una vida normal”([43]).  


45. Una cuestión que se suele destacar, es que la discusión correcta es entre partidarios de penalizar y partidarios de despenalizar el aborto, no entre “partidarios” o “contrarios”, al aborto, ya que esa es sólo una caricatura del problema. Tampoco entre quienes lo ven como un pecado y quienes no, o entre quienes lo consideran un hecho moral o inmoral. El verdadero dilema se centra sobre la despenalización o no del aborto, esto es, la eliminación o no de su definición como delito. Y aquí se suele agregar que dicha cuestión corresponde al ámbito del Estado, para todas las personas, y no al religioso, referido a los miembros de la respectiva creencia. Dicho de otra manera, el tema  no es que visión o sistema normativo imponemos los católicos, sino cual es el mejor en una sociedad democrática.


46. Otras argumentaciones se dan desde lo que podríamos llamar la perversidad ética de la situación actual, correspondiente a los abortos clandestinos. Así, se suele destacar, especialmente por aquellos que vienen desde una experiencia de vida al servicio de los pobres, que lo que verdaderamente favorece la muerte es la criminalización del aborto, que no disminuye la práctica del mismo, sino que simplemente discrimina, una vez más, entre ricas y pobres. Las primeras, se practican el aborto en clínicas privadas o en el extranjero, con todas las condiciones de higiene y seguridad que ello significa. Las segundas, en las peores condiciones posibles, arrastrando consigo muchas veces muerte materna por complicaciones post aborto, o secuelas como lesiones de los órganos genitales, infecciones, hemorragias, perforaciones del útero, histerectomía, problemas de esterilidad, incontinencia etc.([44]). A menudo estos autores destacan la necesidad de profundizar, desde planteamientos católicos, en la justicia, la misericordia, y el compromiso con los más desposeídos. María Consuelo Mejía, desde México nos dice “…de lo que se trata es de evitar la muerte de miles de mujeres sin recursos que siguen muriendo por abortos practicados en condiciones deplorables y de reducir los costos emocionales y materiales que este procedimiento conlleva …”([45]).


47. Algunos autores, aún estando en contra del aborto, aceptan que la decisión última es de la mujer y no se consideran con autoridad como para condenarla. José María Díez-Alegría, sacerdote y teólogo español dice “En principio, aborto no, porque la vida, incluso la del no nacido, es un valor final que exige respeto. En casos límites de dificultades inmensas, enormes, para poder llevar adelante las cargas de la maternidad, la cuestión es difícil y se debe dejar a la conciencia de la persona concreta. Yo no entraría en más, porque no se pueden dar recetas y no condenaría a la persona afectada por este problema”(cit por X. Chao Rego). En Chile, una postura similar es la que presenta Felipe Berríos, conocido y destacado sacerdote jesuita, escritor y fundador de instituciones sociales destinadas a apoyar especialmente a quienes no tienen casa. La organización “Un techo para mi país”, hoy se encuentra presente en 19 países bajo el nombre TECHO. El sacerdote Felipe Berríos ha destacado por su consecuencia en el trabajo con los más desposeídos, compartiendo sus condiciones en distintos lugares del planeta en donde ha vivido.


48. La gran mayoría de los autores que podemos integrar a esta sección y luego de transitar por diversos argumentos, terminan reconociendo que no existiendo consenso sobre la valoración de la conducta abortiva, y por el contrario, existiendo importantes argumentos para cuestionar la naturaleza de ser humano del producto de la concepción, lo único lógico, es permitir que sea la mujer quien decida. Se trata, como se puede apreciar, de fortalecer el principio de autonomía individual, que hoy infunde prácticamente todos los modelos éticos vigentes, y que en el ámbito de la bioética –disciplina a la que por definición le corresponde abordar estos temas- se ha transformado en uno de los cuatro principios que la sustentan.


49.  Y permítaseme terminar con un extenso párrafo titulado “María fue consultada para ser madre de Dios”. En él se lee: “Las mujeres ‘deseamos’ ser madres por varias razones, muchas de ellas positivas, pero si desmitificamos el ejercicio de la maternidad podemos reconocer que hay madres malas, madres crueles, madres locas, madres irres­ponsables, madres indiferentes. ¿De qué sirve en­tonces obligar a muchas mujeres a tener los hijos que hubieran deseado abortar? Ya hay suficientes testimonios como para saber que los hijos no de­seados sufren, y, posteriormente, al reproducir el rechazo que vivieron, hacen sufrir.

Para promover y defender la libertad y auto­nomía de las mujeres hay que dejar de considerar a la maternidad como destino y comenzar a verla como un trabajo de amor que, para ejercerse a ple­nitud, implica algo previo: el deseo. La maternidad voluntaria, como inspiración ética que funda un su­jeto responsable de sí mismo, es un requerimiento de una sociedad democrática que desmitifica tener hijos como un hecho ‘natural’ o un regalo del cielo, y lo plantea como una elección, un hecho amoroso que requiere deseo, compromiso y trabajo. Pero redefinir la maternidad como una voluntad gozosa y responsable de tener y criar hijos conlleva un reordenamiento jurídico: las mujeres deben poder decidir si continuar o no con su embarazo.”([46]).


Santiago, agosto 2015


Mail: f_garciadiaz@yahoo.es

Sobre el “aborto” en este mismo blog:







[1] Con una buena dosis de amigos católicos practicantes, no he conocido ninguno que sospechara siquiera de la existencia de estos planteamientos.
[2] Probablemente una de las mayores manifestaciones contra esta doctrina la constituya el llamado “Manifiesto de Colonia”, documento en el que más de 200 teólogos criticaban abiertamente a Juan Pablo II principalmente por tres temas, el nombramiento de obispos sin considerar la opinión de las iglesias locales, la prohibición a teólogos críticos de ejercer el profesorado y la autoridad incontestable del Pontífice en temas doctrinales, todos ellos, como se puede apreciar, que de una u otra manera inciden en el tema del aborto
[3] La notificación fue firmada por el cardenal Joseph Ratzinger, con aprobación del papa Juan Pablo II
[4] Catecismo N° 2271
[6] No es delito contra la vida, pues la vida es un continuo que se inició hace millones de años; no es un delito contra la vida humana, que comenzó hace miles de años, y se manifiesta también en el órgano extraído antes de ser trasplantado, en las líneas celulares, como las HeLa o las HEK 293, que se mantiene activas y prestan valioa colaboración en múltiples investigaciones científicas, en el cadáver que se mantiene sin actividad encefálica, etc.
[7] Los textos siguientes están extraídos del artículo “A liberal Catholic View”, (1970), publicado en español en numerosas oportunidades. Tuvimos a la vista la versión del libro “Controversia sobre el Aborto” (págs.. 113 – 120), ya citado en otras oportunidades en este mismo artículo
[8] DONCELL, JOSEPH F., S.J. “Un punto de vista católico liberal”, en Controversia sobre el aborto Margarita M. Valdés, (compiladora), editorial Fondo de Cultura Económica, México, 2001, pág. 119.
[9] Cit. por Daniel C. Maguire, “Opciones Católicas para el debate sobre el aborto. El probabilismo en una sociedad plural, en Conciencia latinoamericana Vol. XIX, N° 18, disponible en http://www.catolicasporelderechoadecidir.net/ver_publi.php?idp=36
[10] A quien por lo demás lo persiguió el Santo Oficio, poniendo espías que secretamente concurrían para escuchar sus conferencias.
[11] Evangelium Vitae, N° 60
[12]  Así, JOUVE, NICOLÁS  “Explorando los genes. Del Big Bang a la nueva Biología”, Ediciones Encuentro Ensayos de Ciencia. Madrid (2008).
[13] Véase por ejemplo JESÚS BALLESTEROS, “El Estatuto del embrión humano: cuestiones cien tíficas, filosóficas y jurídicas, en Manual de Bioética, editorial Ariel, 1ed. Barcelona 2001, pág. 218. Disponible en http://www.mercaba.org/Filosofia/Etica/BIO/estatuto_del_embrion.htm,  José Ugarte, op. cit., Mónica López, en El estatuto biológico del embrión humano, en Manual de Bioética, editorial Ariel, 1ed. Barcelona 2001,
[14] UGARTE G., JOSÉ, , El Derecho de la Vida. El Derecho a la Vida. Bioética y Derecho”, editorial jurídica de Chile, mayo 2006,pág. 242
[15] Idem

[16] Citado por E. MIRET MAGDALENA en “El aborto, ¿un crimen?” en El País, jueves, 18 de abril de 1991, disponible en http://elpais.com/diario/1991/04/18/opinion/671925612_850215.html

[17] Catecismo N° 360
[18] MEJÍA, MARIA CONSUELO, Directora de católicas por el derecho a decidir, México, “Un dilema ético en el tema del aborto”, en Conciencia latinoamericana op.cit
[19] Ley N° 19.451, que establece normas sobre trasplantes y donación de órganos, artículo 11.
[20] Véase la sentencia de trece de agosto de mil novecientos noventa y cinco, del Tribunal Constitucional, ante el requerimiento presentado por una serie de senadores frente a cierto articulado de la Ley de trasplante de órganos.
[21] Diccionario de la Real Academia Española
[22] UGARTE GODOY, JOSE J.  op. cit. Pág. 235
[23] BADILLO,P. ROBERT y RODRIGUEZ YUNTA, P. EDUARDO “El cigoto, inicio de la vida humana desde una perspectiva biológica y metafísica”, en Ars Médica, Revista de Estudios Médico Humanísticos, N. 6 http://escuela.med.puc.cl/publ/ArsMedica/ArsMedica6/Art04.html 
[24] GOMEZ-LOBO, ALFONSO  “Clonación humana: posibilidades y problemas éticos”, Revista Estudios Públicos, Nº 89 (verano 2003), pág. 18.
[25] MARTÍN M., MARÍA M. "Inicio y desarrollo del ser humano", en Los derechos de la persona que está por nacer. Conferencias Santo Tomás de Aquino.”, Universidad Santo Tomás de Aquino, Santiago, noviembre de 2000, pág. 50
[26] En algún momento, en nuestro país, en los tratamientos de fertilización asistida, precisamente se paralizaba el proceso de desarrollo en la etapa de pronúcleos, esto es, antes que pueda darse por finalizada la fecundación, precisamente atendidas estas consideraciones
[27] UGARTE, JOSE J. Op. cit. Pág. 297 y siguientes
[28] UGARTE GODOY, JOSÉ, op. cit. pág. 243
[29] UGARTE GODOY, JOSE J., op. cit., Pág. 298
[30] . Es interesante destacar que, a diferencia de lo que ocurre con los gemelos, no tenemos ningún indicio de la magnitud de este fenómeno, que sólo adquiere visibilidad cuando los preembriones que se fusionan son de sexos diferentes.
[31] SILVER, LEE M. “Vuelta al Edén. Más allá de la clonación en un mundo feliz”,editorial taurus, España 1998, pág. 67
[32] Rego X. Chao, en  Rego “La tremenda cuestión del aborto”, disponible en http://mpsp.webs.uvigo.es/rev02-1/aborto-02-1.pdf
[33] Enciclopedia médica Medline Plus, en http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000909.htm  05.06.06
[34] Enciclopedia médica Medline Plus, en http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/000909.htm  05.06.06
[35] ZEGERS-HOCHSCHILD, FERNANDO. “Fecundación in Vitro: Aspectos médicos y éticos”, en “Bioética. Fundamentos y dimensión práctica”, editores, Ana Escríbar w., Manuel Pérez F. y Raúl Villarroel S., editorial Mediterráneo Ltda.. Santiago, 2004., pág. 270
[36] VIAL CORREA, JUAN DE DIOS “El embrión humano”, en Ars Médica, Revista de Estudios Médico Humanísticos, N.1
[37] Ley N° 19.451, que establece normas sobre trasplantes y donación de órganos.
[38]    Católicos por el derecho a decidir ”Católicas y el aborto”. Disponible en http://www.catolicasporelderechoadecidir.net/catolicas-3.php
[39] PONS, MARIEL, pastora de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina Un cura, un rabino y dos pastores a favor del aborto”, 24siete.info,  Disponible en  http://www.24siete.info/nota-170392-um-cura_un_rabino_dos_pastores_favor_aborto.html 14.08.2015
[40] Véase MAGUIRE, DANIEL C. “Opciones católicas para el debate sobre el aborto. El probabilismo en una sociedad plural”, en  Conciencia Llatinoamericana, volumen XIX N° 18, diciembre de 2010, disponible en
[41] CHAO REGO, X “La tremenda cuestión del aborto”, disponible en   http://mpsp.webs.uvigo.es/rev02-1/aborto-02-1.pdf.
[42] Y recordamos que lejos de ser expertos en la materia somos simplemente aficionados que sentimos la necesidad de abrir nuevas puertas para favorecer el diálogo.
[43] MAY, ROY H. “El aborto: una reflexión teológico-etica” en  Conciencia Latinoamericana, op.cit
[44] Véase por ejemplo CORDOVA, JULIO “La despenalización del aborto como un imperativo ético desde una teología de la misión integral”, en Conciencia Latinoamericana op. cit
[45] MEJÍA, MARIA CONSUELO “Un dilema ético en el tema del aborto”, en Conciencia Latinoamericana, op. cit.
[46] HOJA INFORMATIVA DOMINICAL, ELABORADA POR CATÓLICAS POR EL DERECHO A DECIDIR, NÚMERO 13 MAYO 2008