domingo, 25 de febrero de 2024

LA CRUELDAD DEL SECUESTRO

 


 

Hace unos días la prensa nos sorprendió con la noticia del secuestro, en la ciudad de Santiago, de un exmilitar venezolano, con activa participación contra el gobierno de Maduro.

La reacción política y de los medios de comunicación fue inmediata, fuerte condena, permanente información. La reacción institucional y política también lo fue. La Fiscalía inició una investigación, la PDI difundió a través de INTERPOL la imagen de la víctima, el gobierno, junto con querellarse, ordenó el exhaustivo control de las fronteras, y anunció que no se descartaba ninguna hipótesis.

Con una ingenuidad a esta edad no justificable, por unos instantes creí que la crueldad del delito era la causa esencial que justificaba esas reacciones. Y es que el delito de secuestro es sin duda uno de los más inhumanos, crueles, brutales y desalmados que hoy conocemos y bien merece el mayor repudio social posible.

Consistente básicamente en “encerrar o detener a otro privándolo de su libertad” como conductas descriptoras de la acción, en el lenguaje jurídico penal, es definido como un atentado contra la libertad de desplazamiento. Y sin embargo en la realidad es mucho, mucho más que eso.

Considerando la perspectiva de él o los delincuentes, no sólo es una conducta dolosa, sino siempre premeditada, a menudo planificada en todos los detalles que sus autores son capaces de vislumbrar, de modo no sólo de asegurar su comisión, abordando a la víctima en momentos de su mayor indefensión -en este caso fue a media noche- sino también las mayores posibilidades de impunidad del hecho.

Desde la víctima, si bien primero siente que se le priva de su libertad, pronto comprende que ha perdido todos sus derechos, dándose inicio a un camino de horror y sufrimiento que puede alcanzar niveles inimaginables. Primero es la sorpresa, luego la violencia con que se le obliga a salir de donde está, para luego continuar situaciones hasta minutos antes insospechadas. Aislado totalmente de su familia, amigos y en general del mundo, ya en la total y absoluta indefensión, todo dependerá de los captores, y de sus objetivos. Hambre, frío, golpes, electricidad, quemaduras, cortes, vejaciones, violaciones, muerte, cualquier situación es posible, y el secuestrado ve todas ellas como posibles. Si a su lado hay otros secuestrados, el sufrimiento de ellos aumenta el propio.

El dolor físico, dicen los especialistas, tiene un fuerte componente psicológico, y en los casos de secuestro, éste suele ser brutal. Hay un elemento siempre presente, durante todo momento, la absoluta inseguridad, la incertidumbre total sobre lo que ocurrirá en el minuto siguiente, que tiene un fuerte poder desequilibrante. Y si tienes un momento de cierta relajación, surge de inmediato la preocupación por la familia. Los hijos, los padres, la pareja, ¿Qué pasará con ellos? ¿Sabrán del hecho? ¿Sólo seré yo el secuestrado?

¡El ser humano no está preparado para esos niveles de inseguridad, esa total falta de control sobre la propia vida!

La situación de secuestrado desencadena en la víctima una serie de reacciones psicológicas complejas y muy variadas. Desde luego el miedo se cuela por todas las rendijas del espíritu, la ansiedad se hace extrema, la sensación de indefensión y desamparo se mezclan en ciclos de esperanza y desesperación,… En verdad el impacto es tan brutal, que no es extraño que pueda llegar a perdurar por el resto de la vida. Trastornos de estrés postraumático, (TEPT), como recuerdos intrusivos, pesadillas o irritabilidad, suelen ser frecuentes. También ansiedad, depresión, dificultades para conciliar el sueño, dificultades en las relaciones interpersonales, desconfianza en los demás, sentimientos de indefensión, y aún síntomas físicos, como dolores de cabeza, problemas gastrointestinales, dificultades cognitivas, son algunas de las consecuencias posibles de ser sufridas por las víctimas directas de un secuestro. A ello debemos agregar el sufrimiento familiar. ¿Dónde estará? ¿Estará vivo? ¿Estará pasando hambre, frío? Son sólo algunas de las preocupaciones que se repiten entre madres, padres, hijos hermanos, parejas...

Pero ya lo dijimos, sólo por unos instantes creímos que la crueldad del delito había generado la reacción que veíamos. No era así. La derecha, opositora y oportunista como siempre, no perdió la ocasión de llevar agua a su molino. Así, desde un comienzo, el hecho se prestó para desprestigiar al gobierno de Boric, promoviendo mayor sensación de inseguridad, y al de Maduro. Sin prueba alguna que lo sustente, la derecha ha descubierto que estos hechos “pueden afectar la seguridad nacional”, porque “pueden estar ordenadas por agentes de un país extranjero” y por si fuera poco “Que las autoridades políticas y policiales sigan todavía sorprendidas, sin poder esbozar ante la opinión pública explicación alguna sobre lo que ha ocurrido y quienes podrían estar detrás de ello, es una muestra dramática de las deficiencias de la inteligencia nacional” (El Mercurio 25.02.24, pág. A1)

Como ya lo dijimos, sin duda que el delito de secuestro es un delito brutal y todos debemos condenarlo y preocuparnos ante la comisión de ellos. Pero es claramente oportunismo que sin preocupación real alguna por la víctima, sin pruebas que sustenten sus argumentos, quienes surgieron para dar continuidad al gobierno que se sustentó sobre el secuestro y la tortura de decenas de miles de chilenos, como la UDI, o que aún lo defienden, como Los Republicanos, pretendan dar cátedra de preocupación por estos delitos, sin haber hecho nunca un verdadero mea culpa por lo que defendieron y defienden. Y qué decir de este mismo sector cuando sin pruebas condena al régimen de Maduro por intromisión en otro país -lo que por supuesto merecería la mayor reprobación de probarse que así fue- cuando “SU” gobierno, intervino al menos en Argentina, asesinando al general Prats y su esposa, en Estados Unidos, asesinando al ex canciller Letelier y su secretaria y en Italia, poniendo una bomba contra Bernardo Leighton. Por último bien valdría que recordaran que esa dictadura, que tuvo la mayor impunidad para cometer cuanto crimen decidió cometer, y todos los recursos posibles para investigar lo que quisieran, fue incapaz de encontrar al coronel Carreño, secuestrado en Santiago el 1 de septiembre de 1987 y liberado en Brasil 92 días después.

 

 

Fernando García Díaz

Secuestrado entre el 13-09-73 y el 19.01.74

por los esbirros de la Dictadura

viernes, 29 de diciembre de 2023

SIONISMO Y NAZISMO, DEMASIADO EN COMUN

 

A raíz de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Estado de Israel, con el apocyo decisivo de los Estados Unidos, contra hombres, mujeres, niños y ancianos palestinos en la franja de Gaza, han aparecido en las redes sociales algunas imágenes en las que están Hitler y Netanyahu juntos, ya sea dándose la mano, el primero entregando el bastón de la posta al segundo, o en simple posición de espejo. Se trata por cierto de imágenes creadas para denunciar y hacer conciencia sobre lo que está ocurriendo en Gaza, mediante figuras retóricas que buscan comparar a dos criminales. Pero más allá de esa comparación figurativa, ¿es posible encontrar similitudes en las ideologías de Hitler y Netanyahu? ¿Es que acaso nazismo y sionismo tienen algo en común?

Por supuesto hoy no vemos las grandes marchas del nazismo, ni camisas pardas por las calles de Tel Aviv, ni las fiestas nacionales, ni los monumentos, pendones, banderas e himnos, con el símbolo sionista colgando de los muros. Tampoco vemos el modelo de estado del nazismo replicado en Israel. Más aún, si comparamos “Mi lucha”, de Adolf Hitler con “El Estado Judío” de Theodor Herzl veremos enormes diferencias… pero también algunas coincidencias, y si ponemos atención en lo que ha sido la política sionista del estado de Israel durante sus 75 años de existencia, las tácticas que ha empleado para acceder y retener el poder, las similitudes son demasiadas.

1.    Ideología de humillados

Una primera cuestión que llama la atención, es que ambas ideologías son una reacción de “humillados”, de derrotados.

La emergencia del nazismo se explica en gran medida como la reacción de los derrotados y humillados en la I Guerra Mundial, entre otros, el Imperio Alemán. Al final, los vencedores, Triple Entente, impusieron severas sanciones y condiciones a los vencidos, Triple Alianza, y especialmente a Alemania, establecidas principalmente en el llamado Tratado de Versalles (28.06.1919). En él, a Alemania se le aplicaron, exigencias como, pagar enormes sumas de dinero como reparaciones de guerra, reducción del ejército y armamento, entrega de territorios, Alsacia-Lorena, devuelta a Francia, Silesia y Prusia Oriental a Polonia, y territorios en África y Asia y por último, se le responsabilizó prácticamente de manera exclusiva por el estallido de la guerra. Esta situación generó, en la población alemana un fuerte sentimiento de humillación, de nacionalidad herida y potenció el nazismo, que logró arrastrar a miles de simpatizantes bajo consignas como ”Contra Versalles!”.

El sionismo por su parte, en cuanto ideología política, surge a fines del siglo XIX, como respuesta a las múltiples manifestaciones antijudías y de la mano de los nacionalismos modernos. Durante siglos los judíos en Europa fueron víctimas sistemáticas de persecución y discriminación, situaciones que se intensificaron a partir de la década de 1880, extendiéndose por Europa Central una fuerte ola de antijudaísmo. Así por ejemplo, especialmente en Rusia y el imperio ruso, los llamados “pogroms”, incluyeron saqueos, asesinatos, violencia y destrucción de propiedades judías. En varios países europeos había leyes especiales para ellos, que restringían su acceso a la educación, las ocupaciones profesionales y la participación en la sociedad en igualdad de condiciones. En otros se les intentó asimilar forzadamente a la cultura y religión dominante en ese lugar, y prácticamente en todas partes sufrieron estigmatización social y discriminación. En Francia es sintomático el “caso Dreyfus”. A comienzos del siglo XX se publica el fraudulento texto llamado “Los Protocolos de los Sabios de Sión”, que describe un supuesto complot internacional del judaísmo para controlar el mundo, promoviendo aún más la discriminación contra los judíos.

Aun cuando todos reconocen que las principales ideas ya habían sido expuestas por otros autores, en particular en el texto de León Pinsker, “Autoemancipación”, es el texto de Theodor Herzl, que entre otras cosas conoció y siguió en detalles el caso Dreyfus, “El Estado Judío”, publicado en 1896, considerado la piedra angular del sionismo moderno, la “…obra que marcó y guio la historia contemporánea del Pueblo Judío”.

Refiriéndose a su autor, David Ben Gurion, el primer Primer Ministro de Israel, señala que él “…comprendió también el factor histórico del sufrimiento de las masas. Él sabía que el sufrimiento faculta a los seres humanos a sobreponerse a obstáculos que en condiciones normales se considerarían insalvables, y que justamente como consecuencia de opresión y vejaciones, los individuos son capaces de realizar actos tales, que no sería posible llevarlos a cabo de no existir dicho factor especial.,”.

Pero así como el nazismo alcanza su éxito en la década de los años treinta, luego de la crisis económica en que se sumiera el mundo occidental a partir del año 29, y por tanto cuando el pueblo alemán pasaba los mayores sufrimientos, el sionismo consigue establecer el “estado judío” luego del término de la II Guerra Mundial, pasado el llamado holocausto.

2.    Nacionalismo mesiánico

Un segundo elemento común es que en ambos casos se trata de ideologías “nacionalistas”, marcadamente mesiánicas. Es decir, que, a la vez que desprecian cualquier tipo de internacionalismo y ponen énfasis en la nación, como supuestamente un cuerpo orgánico superior a la suma de sus integrantes, dotado de un ser y un destino especial, integrada por individuos de naturaleza privilegiada, presentan a ese grupo social como portador de un significado glorioso, trascendente incluso para la humanidad.

En el caso alemán, la “raza aria” tenía una importancia central en la ideología nazi. Era concebida como una supuesta raza especial, originada en los antiguos pueblos indoeuropeos, con características físicas, culturales e intelectuales superiores a otras razas, y por tanto debía ser preservada y protegida, para así asegurar su dominación y liderazgo, especialmente respecto de otras que eran consideradas claramente inferiores, como la judía.

En el caso del sionismo, y aun cuando no se conciben como un gobierno teocrático, y plantean que los sacerdotes no debieran inmiscuirse en las cuestiones del Estado, si dejan claro que “La fe nos mantiene unidos”. Es decir, la religión judía es el elemento aglutinador de “lo judío”. Y a partir de allí, la fe les otorga un doble elemento mesiánico.

Por un lado, y siguiendo la tradición del Génesis, en el Antiguo Testamento, Dios habría “pactado” con Abraham y su descendencia, prometiéndole protección y bendiciones por ser éste un pueblo especial, su pueblo, el que tendría responsabilidades, leyes, y un papel esencial en la preservación de las enseñanzas divinas.

Y por otro lado, según el mismo Antiguo Testamento, Palestina, el lugar que hoy ocupa el estado de Israel, es, la tierra prometida en el pacto con Abraham, y renovado con Isaac, Jacob, así como la prometida a Moisés, quien saca al pueblo judío de la esclavitud en Egipto y los lleva hacia dicha tierra, que logran conquistar liderados por Josué.

El mito religioso de la relación especial de los judíos con Dios, así como el de la Tierra Prometida son elementos fundamentales en la fe judía, así como en su identidad.

3.    Ideologías de extrema derecha.

Un tercer elemento común, es que ambas ideologías representan los intereses políticos y económicos de las derechas más extremas de sus propios países.

Recordemos que si bien el nazismo recluta gente en todos los estratos sociales, es la derecha alemana la que financia y mantiene al nazismo, así como la que más se beneficia con él. Visto desde un comienzo como un freno al movimiento socialista y comunista, es a partir de las elecciones legislativas de 1930, cuando la gran burguesía entrega definitivamente su apoyo al nazismo. El asesinato de cerca de 200 militantes comunistas en 1932, y la represión seguida luego del incendio del Reichstag, el 27 de febrero de 1933, consolidan definitivamente el poder del nazismo y el apoyo de la gran burguesía a dicho partido. Conocido es el apoyo al régimen hitleriano de empresas como la química IG Farben, la productora de acero Krupp, una de las más importantes proveedoras de maquinaria bélica para los nazis, Siemens, que aportó sus conocimientos en el campo de la ingeniería y electrónica, para la fabricación de equipamiento militar y sistemas de comunicación, la automotriz Volkswagen, la farmacéutica Bayer, etc., muchas de las cuales incluso utilizaron mano de obra esclava de prisioneros.

En Israel, el actual gobierno de Netanyahu se da en concomitancia con la derecha más extrema, con partidos como Yisrael Beiteinu y Otzma Yehudit.

4.    La violencia como elemento generador y consolidador del proyecto

Un cuarto elemento que queremos destacar es la violencia como recurso generador y consolidación del régimen.

Tanto el nazismo como el sionismo inician sus actividades políticas y estatales con un origen más o menos “pacífico”. Fracasado el intento de golpe de estado de 1923 y luego de haber cumplido un tiempo en la cárcel (donde escribe Mi Lucha), ya en libertad, Hitler es nombrado Canciller Alemán el 30 de enero de 1933, luego que el partido nazi ganara las elecciones parlamentarias. El estado de Israel por su parte se constituye luego del plan de partición de Palestina propuesto en 1947 por N.U., y declara su independencia el 14 de mayo de 1948, por David Ben Gurión.

Pero ya en el poder, la violencia y la represión son las principales formas de consolidar el poder en ambos casos.

Hitler inicia las restricciones de libertades y luego la persecución y asesinato de los comunistas acusados de incendiar el Reistag. Mas tarde, especialmente luego de la llamada “Noche de los cristales rotos”, del 9 al 10 de noviembre de 1938, en que las fuerzas para militares nazis y civiles alemanes y austríacos, desarrollaron ataques e incendios contra sinagogas, negocios, casas y propiedades pertenecientes a judíos, asesinando y arrestando a miles que empezaron a ser enviados a campos de concentración, se desata la persecución ….

Luego de la guerra árabe e israelí de 1948, las fuerzas armadas de Israel, o grupos armados de civiles amparados por estas, desarrollan una persecución y expulsión de cientos de miles de palestinos de sus hogares, mediante el asesinato, la destrucción de sus aldeas, y la comisión de miles de actos de terrorismo. Durante este episodio, conocido como la Nakba, que en árabe significa “catástrofe”, unos 700 mil palestinos fueron desplazados de sus hogares.

La represión, la tortura, el encarcelamiento y el asesinato de palestinos por parte del estado de Israel ha perdurado durante todos estos años.

5.    Expansionismo territorial

Un quinto elemento lo constituye una política expansionista, que en ambos casos busca expandir su territorio más allá de sus fronteras, mediante la conquista, la anexión y la ocupación.

Uno de los elementos más conocidos de la ideología nazista es el referido a la teoría del “espacio vital”, (Lebensraum). Según este planteamiento, la nación alemana, integrada por hombres superiores como hemos visto, debía expandirse territorialmente para asegurar su supervivencia y prosperidad futura. Esta idea llevó a Hitler primero a invadir Austria, luego ocupar Checoslovaquia y más tarde a invadir Polonia, lo que en definitiva desencadenó la Segunda Guerra Mundial.

En el caso de sionismo, la situación fáctica es paralela. Luego de la guerra árabe e Israelí de los años 1948 -1949, nada más recién creado el estado de Israel, éste ocupó territorios palestinos más allá de los que se le habían asignado. En 1967 luego de la “guerra de los seis días”, Israel capturó y ocupó la península del Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén y los Altos del Golán. Más tarde devolvería algunos de esos territorios. Pero desde esta fecha, Israel ha seguido construyendo asentamientos ilegales en territorios que según el derecho internacional no le pertenecen, especialmente en Cisjordania y Jerusalén, a pesar de todas las resoluciones de Naciones Unidas, y de muchos países, que condenan dicha práctica. Por otro lado, los colonos ocupantes, han sido responsables del asesinato de cientos de palestinos, sin que se les juzgue ni condene por ello.

6.    Racismo

El racismo, en cuanto ideología que afirma la superioridad o inferioridad de un grupo social, étnico, religioso, basada en el color de la piel, el idioma, el lugar de nacimiento, la religión, o la cultura. Entre sus consecuencias más obvias, el racismo significa discriminación y persecución, desigualdades económicas y sociales, exclusión social y marginación, violencia y maltrato.

Entre las características más conocidas del nazismo está su racismo sistémico, esto es, presente en las estructuras políticas, sociales y culturales, así como en las prácticas, creencias y comportamientos de la sociedad desarrollada a su amparo. Ellos, los de la “raza aria”, se auto consideraban seres superiores, y a la vez, ponían en el último nivel a judíos, gitanos, personas con discapacidad, homosexuales, y comunistas. Sus manifestaciones más explícitas se desarrollaron, en su ideología, en las leyes impulsadas desde el nazismo, y en las políticas violentas, persecutorias y genocidas.

Existen innumerables menciones al racismo en los textos y documentos que dan cuenta de la ideología nazi. El propio texto “Mi Lucha”, (1924) de Adolf Hitler, entrega ya suficientes manifestaciones racistas como para preocuparse. Más tarde diversas leyes, consagran jurídicamente el racismo. Así por ejemplo, las llamadas “leyes de Nuremberg” (1935) “La ley para la protección de la sangre y el honor alemanes” y la “Ley de ciudadanía del Reich”, sancionan la prohibición del matrimonio entre alemanes y judíos, así como las relaciones sexuales entre ellos, se establece que sólo aquellos de sangre alemana o afín podían ser ciudadanos de Alemania, despojándose a los judíos de su condición de ciudadanos, y privándolos del derecho a elegir como a ser elegidos, al mismo tiempo se les limita el acceso a la educación, el empleo, la residencia y la movilidad, entre otras cosas.

Y en cuanto a las políticas violentas y persecutorias, son ampliamente conocidas las persecuciones, los campos de concentración y los hornos crematorios.

El sionismo es, de modo paralelo al nazismo, una ideología racista, que se manifiesta particularmente con los palestinos, es decir con aquel pueblo que desde hace miles de años vive en esos territorios, que no fue consultado al momento de crear el estado de Israel, y que hoy es asesinado brutalmente en Gaza.

Una vez más, el racismo se manifiesta de manera brutal en los planteamientos ideológicos, en la legislación, y en la práctica política del sionismo. A veces se habla del “racismo sionista”, y eso en verdad es una redundancia. El sionismo es por definición racismo. Así por lo demás lo declaró la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1977 por Resolución 3379, aun cuando 16 años después, desaparecida la Unión Soviética y el grupo de los no alineados, Estados Unidos y la presión sionista lograron revocar dicha resolución.

A diferencia del nazismo, en donde se pone énfasis en la “inferioridad” de los judíos, aquí se pone énfasis en la “superioridad” de ellos, que representan la civilización occidental, la prosperidad, el orden y la “pureza”. Ya el título de la obra de Herzl, “El Estado Judío”, es la primera referencia clara a un racismo declarado. No se trata de organizar un estado democrático, (Herzl por lo demás imagina una “república aristocrática”), pluralista, multiracial o como se le quiera llamar, es el estado “judío”, y solo judío. Todos los demás no existen o no valen lo mismo. Y aunque en algún minuto el texto habla de conferir protección e igualdad de derechos a gentes de otras religiones o nacionalidades, lo cierto es que el menosprecio por la población viviente en la “Tierra Prometida” se refleja en el mismo texto, en donde prácticamente no la nombran, como si no existiera. Más explícito en su racismo es el propio Herzl en su correspondencia privada. Así, en carta dirigida al Gran Duque de Bade, (26.04.1896) expresa; “Si la voluntad de Dios nos devolviera nuestra patria histórica, traeremos, como portadores de la civilización occidental, prosperidad, orden y pureza a este rincón abandonado e infestado del Oriente”.

Por otro lado, de modo similar al de los nazis, numerosas leyes consagran el racismo, estableciendo marcadas diferencias en el trato a los judíos que a las personas de otras religiones o culturas que ya habitaban Palestina cuando se crea Israel, a lo que se suma una práctica brutal al respecto, que ha sido reconocida por numerosos países y denunciada y condenada por Naciones Unidas en numerosas oportunidades.

Entre ellas podemos recordar la Ley del Retorno, que permite a los judíos, cónyuges y familiares cercanos de todo el mundo adquirir la ciudadanía israelí, de manera automática por el sólo hecho de emigrar a Israel. Por cierto nada de ello ocurre con los palestinos que se encuentran repartidos por el mundo.

Las leyes y prácticas relacionadas con la propiedad de la tierra administrada por la Autoridad de Tierras de Israel distribuyen a asignan dichas tierras. De modo similar, leyes especiales permiten a judíos solamente construir asentamientos en Cisjordania y otros territorios ocupados.

Una grave discriminación racial se manifiesta también en el financiamiento y recursos destinados a las escuelas y comunidades palestinas que habitan en Israel, y que, no olvidemos, corresponden aproximadamente al 20% de la población de ese país.

Una de las últimas leyes que marcan el carácter racista del sionismo lo constituye la llamada Ley del Estado Nación de 2018, que declara expresamente a Israel como el estado del pueblo judío, otorgándoles a ellos un estatus especial y discriminando a otras minorías religiosas o culturales, como los árabes palestinos o los drusos.

7.    Confinamiento racista. Guetos y Gaza

Por último, queremos destacar la política de confinamiento que ha llevado a nazis y sionistas a enclaustrar a poblaciones enteras en territorios reducidos, limitados, cercados, marcados por la superpoblación, con condiciones de vida insalubres, escasez de alimentos, enfermedades, y en general, bajo condiciones inhumanas de vida, que resultaron además previas al genocidio cometido después.

Conocido es el caso de los guetos judíos creados por el nazismo para encerrar a miles de judíos en diferentes partes de la Europa ocupada por ellos. Los más conocidos fueron los de Varsovia, Cracovia, Lodz, en Polonia. En el gueto de Varsovia fueron confinados unos 400 mil judíos, en el de Cracovia unos 15 mil, y en Lodz, entre 160 y 200 mil. La mayoría de ellos más tarde serían llevados a campos de concentración y exterminados.

El sionismo ha sido más eficiente. En vez de varios guetos, tiene uno, Gaza, con unos 2 millones de habitantes, confinados en un pequeño territorio, cercado y bloqueado por Israel, que ha restringido el movimiento de bienes y personas, hacia y desde Gaza. Y sus habitantes no necesitan ser traslados a campos de exterminio, son asesinados allí mismo todos los días.

 

En recuerdo de los miles de niños asesinados, heridos y mutilados en Gaza, durante el genocidio sionista, al que la humanidad ha sido incapaz de ponerle término.

Fernando García Díaz

29 de diciembre de 2023

El autor agradece la difusión y comentarios de este artículo y autoriza su reproducción por cualquier medio, citando adecuadamente la fuente y el autor.

miércoles, 22 de noviembre de 2023

SOBRE LA "SEGURIDAD" Y SUS ALREDEDORES

 


El tema de la “seguridad”, referida a los problemas relacionados con el delito y la violencia, (también la gente siente “inseguridad” en materia de pensiones, salud, vivienda, etc.) ha vuelto a tomarse la pauta noticiosa en nuestro país. Abandonado parcialmente por las referencias a los Juegos Panamericanos, hoy las portadas de los diarios, los noticieros de las radios y por sobre todo los matinales de la TV, han vuelto a poner este tema en el primer lugar. Hay algunos elementos objetivos para ello, como los secuestros que hemos conocido en las últimas semanas, o el ataque a una carabinera con armas de guerra, como las granadas; pero sobre todo, hay una motivación política tras él, que busca identificar al gobierno del Presidente Boric como responsable de la actual situación, y a la vez llevar agua al molino del “Apruebo”, al momento de plebiscitarse la constitución de la ultraderecha, que pretenden precisamente presentarla como la “Constitución de la Seguridad”. La situación por parte de la derecha es tan grotesca en este sentido, que no temen en tratar de chantajear al gobierno con la amenaza de una acusación constitucional contra la Ministra del Interior, si en dos meses no expulsa a 12 mil migrantes irregulares, cuestión que saben, físicamente imposible.

Indudablemente el tema es serio, relevante para la inmensa mayoría de los chilenos, pero el mirar los árboles no nos puede hacer olvidar el bosque.

Lo primero es recordar que al momento de asumir el gobierno de Gabriel Boric la situación de la seguridad era claramente caótica.

Las frases rimbombantes como “Delincuentes se les acabó la fiesta”, campaña del 2014, o “Plan de Seguridad Frontal contra la Delincuencia y el Narcotráfico”, campaña del 2018, de los gobiernos de Piñera, fueron sólo eso, palabras rimbombantes que se las llevó el viento. (Algo así como el “mejor censo de la historia”). De todas las promesas formuladas en campaña, o no se concretaron o no se tradujeron en resultados positivos. Ejemplo de ello son el “Plan de Seguridad Pública” prometido, la creación de una “Fuerza de Tareas del Narcotráfico”, o la “Defensoría de las Víctimas”. Y más aún, la situación se hizo aún peor, entre otros hechos, como con el viaje Cúcuta, donde no sólo hizo el ridículo frente al mundo buscando la caída del presidente venezolano, sino que alentó la migración irregular, especialmente de venezolanos y colombianos, que hoy nos pasa la cuenta.

No es extraño entonces que dejara como herencia la situación más compleja que ha vivido nuestro país en materia de seguridad, salvado por cierto el período de la dictadura, donde los homicidios, las torturas y los secuestros los cometían los agentes del Estado con la total y absoluta impunidad del gobierno y la complicidad de la Corte Suprema. Sólo por recordar algunas cosas, al comienzo del actual gobierno cuatro problemas se heredaban en un altísimo nivel. Por un lado, los robos de madera, tráfico de drogas y por sobre todo incendios y violencia en la llamada macrozona sur, que eran noticia diaria, y que Piñera había querido solucionar con el “Grupo Multidisciplinario de Operaciones Especiales” de Carabineros, que vestidos cual furibundas tortugas ninjas dispuestas al ataque, sólo empeoraron la situación. Por otro, una migración descontrolada en el norte, que se traducía en carpas en las calles, miles de migrantes caminando por las carreteras, y un pueblo, Colchane, que ya no sabía cómo enfrentar la situación. A lo anterior debemos agregar la continuación de la violencia callejera surgida tras el estallido social, que hacía peligroso el uso de ciertas estaciones del metro, particularmente los viernes, e incluso el tránsito en los alrededores de Plaza Dignidad. Por último, una tasa de homicidios que venía en aumento desde el año 2016 (con una disminución el 2020, por la pandemia). Y todo ello, sin hablar de las reiteradas violaciones a los derechos humanos cometidas durante el estallido social, que significaron la muerte, la ceguera o las lesiones oculares de cientos de personas.

Pero no sólo esto, debemos recordar que las condiciones del Estado para enfrentar esa situación eran también desastrosas. Basta acordarse que el 55% de los vehículos de Carabineros tenían su vida útil vencida, o que hacía 22 años que no se renovaban sus equipos portátiles, que el Servicio Nacional de Aduanas, cuya labor es indispensable para controlar el ingreso de drogas y de armas, carecía de los camiones necesarios para escanear lo que traían los contenedores, que los puestos fronterizos en el norte carecían no sólo de la más elemental tecnología para enfrentar el ingreso ilegal, sino los requisitos básicos para un trabajo en condiciones dignas.

Hoy claramente no hemos solucionado los problemas de seguridad. Pero ha sido este gobierno el que disminuyó los atentados en el sur, hasta hacer casi inexistente el tema de la seguridad en la macrozona sur. También ha sido el gobierno de Boric el que terminó con la violencia en torno a la Plaza Dignidad, y el que ha disminuido considerablemente las migraciones irregulares en el norte. En materia de homicidios, la curva por primera vez, en 8 años, (salvo el periodo de la pandemia como ya lo señalamos) empieza a disminuir.

Debemos estar tranquilos y felices. Claramente no. La inseguridad generada por delitos violentos y la presencia considerable del crimen organizado sigue siendo un problema grave y un tema de primera prioridad. Lo relevante es que por primera vez estamos caminando hacia un enfrentamiento global, serio, orgánico y eficaz. Por primera vez estamos superando las medidas aisladas, a menudo efectistas más que efectivas, (la más efectista y menos efectiva suele ser el aumento desmedido de las penas), y generando políticas públicas que implican coordinaciones, financiamientos, reforzamientos institucionales, mecanismos de control, previsión de resultados, y por sobre todo, abordaje del problema en todas sus dimensiones.

Existen ya múltiples medidas adoptadas, y otras encaminadas a ir cada vez con mayor rigurosidad enfrentando el problema. Entre ellas podemos recordar:

La Política Nacional contra el Crimen Organizado, primera política de esta naturaleza en el país, hoja de ruta que coordina a más de 15 instituciones, entre ellas Carabineros, PDI, Gendarmería, Aduanas, SII, ANI, Ministerio Público, Unidad de Análisis Financiero, etc., que fija metas, y se inicia con un financiamiento de más de 39 mil millones.

Plan Calles sin Violencia, cuyo impacto ha sido significativo en la disminución de los homicidios.

Un papel relevante lo puede llegar a tener el Equipo contra el Crimen Organizado y Homicidios (ECOH), fuerza de tarea recientemente puesta en actividad, integrada por más de 240 profesionales, entre fiscales, policías, analistas, psicólogos y expertos en diversas áreas, cuyo objetivo central es el que señala su nombre, que se enmarca en el Plan Calles sin violencia, y que incluye la creación de un nuevo sistema de inteligencia criminal, entre otras medidas.

Incluso en un área de límites tan difusos como puede ser la narcocultura, entendida como una forma de vida y de socialización, que asume creencias, valores y pautas de conducta propios del narcotráfico, incorporando elementos que dan sentido a la vida y pertenencia a un determinado grupo, cuya importancia no siempre se vislumbra con claridad, se está también golpeando en dos de sus componentes más importantes, los narcofunerales y los narcomausoleos. Impidiéndose los primeros, destruyéndose los segundos.

Y todo esto, reforzado con nuevos equipamientos para las instituciones, entre los cuales se cuentan, nuevos camiones escáner para aduanas, visores nocturnos para el Departamento de Policía Marítima de la Armada, cascos balísticos, chalecos antibalas y anticortes, nuevos vehículos, escudos antidisturbios, para Gendarmería, etc.

Debemos recordar       aquí que precisamente el nuevo presupuesto nacional, en este momento en discusión, tiene sus ejes principales en reactivación económica y generación de empleos, gasto social para pensiones, salud, educación y niñez, y seguridad ciudadana, proyectando más policías, recuperación del espacio público y combate al narcotráfico y al crimen organizado, considerando entre otras medidas, la adquisición de más de 1000 nuevos vehículos policiales, implementación de un sistema automatizado de identificación biométrica, equipamiento tecnológico anticorrupción y contra bandas criminales al interior de las cárceles, etc.

¿Qué es lo que viene?

En nuestra opinión, si bien el camino adoptado es el correcto, tenemos que asumir que la lucha contra el delito y especialmente contra el crimen organizado deberá ser un objetivo permanente del Estado, y que para lograr una situación de relativa seguridad falta todavía mucho por recorrer. En ese sentido, se hace imprescindible al menos:

1. Mejorar la inteligencia, identificando las diferentes organizaciones que operan en el país, la naturaleza de ellas, los vínculos con las surgidas en el extranjero, las relaciones entre las que operan en Chile, así como sus principales líderes,

2. Establecer y cerrar las rutas del ingreso de armas, considerando especialmente que es el poder de fuego lo que hace a las organizaciones más peligrosas,

3. Perseguir e incautar el dinero, toda vez que ello constituye uno de los golpes más efectivos a organizaciones y hasta aquí las cifras logradas son claramente insuficientes.

4. Controlar mejor la migración, fortaleciendo los mecanismos administrativos de expulsión.

 

 Santiago 22 de noviembre de 2023


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viernes, 1 de septiembre de 2023

ESTA VEZ, YO NO ESTARÉ ALLÍ. A 50 años del golpe de Estado

 

Desde hace más de una década, los días 11 de septiembre de cada año, mi compañera, mis hijas, y mis nietos en los últimos años, concurrimos al Estadio Nacional. En una práctica que hoy ya parece una especia de ritual, ponemos velas en su entrada, visitamos la escotilla que aún mantiene las condiciones que tenía todo el estadio en 1973, y luego miramos y fotografiamos como corren los nietos libremente por los distintos espacios de ese recinto deportivo. Es una de nuestras maneras de rememorar a quienes pasaron por allí, o por otros recintos aún peores, víctimas de una dictadura criminal.

Pero este año no lo haré, no estaré allí. Mis hijas me pidieron que los días cercanos al 11 estuviera fuera, y yo accedí.

Fui detenido el 11 de septiembre del 73, recién cumplidos 19 años. Durante más de 4 meses pasé por el Blindado N°2, el Estadio Chile, el Estadio Nacional, las bodegas del barco Andalien, el campo de concentración de Chacabuco, y luego nuevamente en el Estadio Chile, desde donde salí en “libertad”. Fui detenido producto de una denuncia de una vecina de la casa en donde me detuvieron. Más tarde sería denunciado por un ex compañero de colegio ante los esbirros de la Dina y Colonia Dignidad, (mi ficha hoy es parte de ese archivo). Como muchos, no me fui del país. Pasé el resto de la dictadura aquí en Chile, sin poder opinar libremente, desconfiando de todo aquel a quien no conocía. Y 5 brutales años en una universidad, la Católica, (de la Chile me habían echado), en donde no sólo me enseñaron que “el error no tiene derecho”, y por cierto yo estaba en el error y ellos en la verdad, sino que además los “upelientos” éramos frecuentemente denostados, calumniados y ofendidos gratuitamente, por supuesto sin el más mínimo derecho a responder. (De “mal nacidos” nos trató en una oportunidad Sergio Gaete, el decano de la Escuela, que más tarde fue Ministro de Educación de Pinochet). Y cuando en una oportunidad observé a mi profesor de Derecho del Trabajo que lo que decía de Marx era exactamente lo contrario de lo que el autor sostenía, me pasé semanas sintiendo que ello me podía haber delatado y significar la detención, la tortura, la desaparición o la muerte. Después de todo hubo al menos 28 asesinados o desaparecidos entre alumnos y docentes de la U Católica.

Y así fueron 17 años, entre la obligación del silencio, el miedo a ser detenido nuevamente por la dictadura y la convicción profunda de tener que luchar contra ella, y la motivación, también profunda, que si no la derrotábamos nosotros, serían nuestras hijas las que estarían en la calle luchando por la libertad.

Durante más de 20 años creí sinceramente que todo el horror que me tocó vivir, y claramente no fui el prisionero más torturado, ni el que pasó mayor tiempo preso, ni el que vivió esos años en las peores condiciones, no había dejado mayores huellas en mí. Casi como curiosidad, contaba que producto de todo lo pasado, sólo no podía “comer garbanzos”. Si, “comer garbanzos”, y me duró más de 20 años. Y es que en el Estadio Nacional, en un momento en que el hambre era brutal, y mientras una comisión de la Cruz Roja Internacional nos visitaba, y La prensa nos filmaba, nos dieron a comer garbanzos “con carne”…, sólo que la carne estaba podrida. Y yo intenté comerlos…

Y luego vino la realidad. El horror siempre deja huellas, al menos en mí.

Noches de desvelo, y pensamientos recurrentes sobre los golpes, la tortura y la muerte, que aún aparecen, no eran sólo eso. Recordar a Luis Alberto Corvalán o a Ociel Nuñez, volver de los interrogatorios en una frazada sujeta por cuatro compañeros, pues luego de las torturas no podían siquiera caminar, no eran sólo recuerdos. Haber visto el signo de la Unidad Popular hecho en la espalda de un prisionero con un yatagán, tampoco. ¿Y qué decir del encapuchado del Estadio, entregando compañeros a la tortura y la muerte? ¿O que de los militantes de mi base (célula) de las Juventudes Comunistas de Sociología, 2 fueron asesinados, 4 al exilio? ¿Cómo olvidar 40 horas en el suelo, "de guata", con las manos en la nuca, mientras los valientes soldados caminaban sobre nosotros, y luego nos obligaban a levantar los brazos para robarnos anillos y relojes? ¿O la conversación con Littré Quiroga poco antes de que lo asesinaran, y sabiendo él que eso le iba a suceder?

Más allá de eso, o tal vez por eso mismo, he tenido episodios de somatización severos, diagnosticados como “estrés post traumático”. Primero fue una colitis ulcerosa, que me tuvo más de una década en tratamiento farmacológico diario, (y con exámenes regulares para detectar un eventual cáncer de Cólon), y varios meses con tratamiento psiquiátrico, con una especialista en violaciones a los derechos humanos. Luego han venido diferentes episodios.

Hace 10 años, a propósito de los 40 años del golpe, concurrí al campo de concentración de Chacabuco junto a mi familia y decenas de expresos políticos. Pretendía reencontrarme con ex compañeros de prisión y de alguna manera “cerrar un ciclo”. Una semana después ingresé de urgencia a la clínica, por un presunto derrame cerebral. No lo era. Era, “sólo” una amnesia temporal, que me tuvo más de 10 horas sin reconocer a mi familia, sin saber dónde estaba, y hablando incoherencias.

Lo último, un problema cardíaco que me tuvo 4 días hospitalizado, con exámenes invasivos en el pabellón de cirugía, para que el diagnóstico se repitiera, esta vez, nada al corazón, “solo” somatización por estrés post traumático.

En este último caso, y al momento de darme el alta, el médico, que conoció mi ficha, me señaló: “Todas estas somatizaciones son avisos. No hay ninguna seguridad que la próxima también lo sea”.

El próximo 11 de septiembre irán mis hijas y mis nietos al Estadio Nacional.

Pero esta vez, yo no estaré allí.

 

 

Fernando García Díaz

 

Santiago, septiembre de 2023.

lunes, 26 de junio de 2023

ALLENDE, MUCHÍSIMO MÁS QUE UN MITO En el 115 aniversario de su nacimiento

 

 

A casi 50 años del golpe cívico-militar, la derecha ha intensificado sus esfuerzos por derribar, o al menos disminuir, la imagen mundialmente gigante de Salvador Allende. En verdad se trata de un esfuerzo sostenido de más de 60 años, que se incrementa o disminuye, según los tiempos políticos de nuestro país, pero que durante más de 6 décadas nunca ha desaparecido. Y sólo por recordar algunos momentos álgidos de esta empresa, mencionemos la escandalosa campaña del terror del 64, financiada por la CIA como se ha comprobado después, que, en plena guerra fría, lo solía presentar como un títere soviético, o un comunista disfrazado, o la llevada a cabo durante todo el gobierno de la Unidad Popular, especialmente por varios pasquines de esa época cuyo nombre no vale la pena siquiera recordar, en las que se le solía representar como un ebrio permanente, o la llevada a cabo inmediatamente después del golpe por la dictadura criminal que se instauraba, en la que se le intentaba presentar como un vividor.

Hoy hay miles de páginas, escritas por autores de todo el espectro político, que nos hablan de su biografía, su pensamiento político, sus características psicológicas, sus relaciones con su partido, con la masonería, con las diferentes fuerzas políticas que lo apoyaron, sus discursos en el parlamento, incluso sobre las miles de caricaturas que sobre él se hicieron. Y su figura, lejos de perder fuerza, sigue creciendo. Calles, hospitales, monumentos, colegios, bibliotecas, escuelas de medicina, y hasta terminales de buses llevan su nombre, inmortalizando su figura en los 5 continentes.

Hoy, precisamente hoy, el día de su natalicio, en la Sala A1 del Centro Cultural Gabriela Mistral, edificio diseñado en tiempo récord y construido en sólo 275 días durante su gobierno, para celebrar allí la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas en Comercio y Desarrollo (conocida por su sigla en inglés UNCTAD III), se llevará a cabo el lanzamiento del libro “Chicho”, en donde más de 150 artistas plásticos y gráficos, de Chile y el mundo, rinden homenaje a la figura de Allende. Recientemente, este 22 de junio, la Asamblea General de la OEA aprobó una resolución que junto con “Tomar consciencia de los 50 años del golpe de Estado en Chile como una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso con los valores democráticos, incluyendo la democracia representativa, la justicia social, los derechos humanos y las libertades personales”, pedía “Considerar favorablemente la solicitud del Gobierno de Chile para un apropiado reconocimiento al ex Presidente de Chile, Salvador Allende Gossens, en los mismos términos que se han aplicado a las figuras históricas del hemisferio que son honradas en la sede de la Organización”. Y en esa sede se honran figuras como Simón Bolivar y Eloy Alfaro, entre otras.

Pero nada de eso hace mella en nuestra derecha, y acentuado esto por el dolor de no tener a nadie cuya imagen se acerque siquiera a los talones de la del presidente mártir, los esfuerzos por desdibujar su imagen, se acentúan. Entre todos esos, en los últimos tiempos destaca uno en el que han insistido. La actual imagen de Allende sería sólo un “mito”, una especie de falsificación histórica, que únicamente surge por las condiciones de su muerte trágica en La Moneda. Y como lógica consecuencia de ello, agregan, es necesaria dar una mirada “objetiva” a dicha figura, para conocer verdaderamente quién era Salvador Allende (y claro está, la imagen “objetiva” es la que presentan ellos).

Por supuesto que la figura de Allende se acrecentó con su ejemplo de valor y entrega por su pueblo el 11 de septiembre en La Moneda, pero ella ya venía gigante. Para descartar la idea que la figura de Allende surge potente e inmortal sólo con su muerte, bastaría recordar que cuando en 1972 entró a la sala de la Asamblea de las Naciones Unidas para dar su discurso, se produjo un aplauso espontáneo y los delegados de todo el mundo se pusieron de pie para continuar aplaudiéndolo, cosa completamente excepcional. Y cuando terminó su memorable exposición, fue nuevamente largamente ovacionado, también de pié. (Algo similar sólo se produjo años más tarde cuando intervino Nelson Mandela, luego de su liberación).

Y si, efectivamente Allende es hoy una figura mítica, pero esta vez en cuanto la palabra mito se refiere a “Persona o cosa rodeada de extraordinaria admiración y estima”, una de las alternativas que al respecto entrega el diccionario de la lengua de la RAE. Y ello es la justa consecuencia de una vida entera entregada a las luchas de su pueblo.

Recordemos para empezar que Allende era parte de una familia de clase acomodada, con una inteligencia brillante, y un título de médico cirujano que le habría permitido ser un triunfador probablemente en el ámbito que se lo propusiera. Y en esas condiciones, eligió dedicarse, desde la política, a la lucha por mejorar las condiciones de vida y la dignidad de millones de trabajadores en nuestro país, a la búsqueda de una sociedad socialista. Fue dirigente estudiantil en la Universidad de Chile, fundador del Partido Socialista, diputado y ministro de salud cuando bordeaba los 30 años, y analizó los determinantes sociales de la salud cuando el término ni siquiera existía. Luego senador, candidato a presidente 4 veces y el presidente de Chile más conocido y querido en el mundo. Fue también perseguido, estuvo preso y fue golpeado en mitines populares.

Su imagen es resultado no sólo de una vida entera, sin claudicaciones, dedicada a las luchas sociales por su pueblo, sino a la visión preclara, del estadista que desde muy temprano se empezó a forjar.

La universalidad de su lucha, tanto en lo que se refiere a bregar por mejores condiciones de vida y la dignidad de los hombres, como a su solidaridad con los distintos pueblos y movimientos que así lo hacían, es también un factor importante para hacer su figura universal. La solidaridad de Allende estuvo presente con el heroico pueblo de Viet Nam, con la Cuba también agredida por el imperialismo norteamericano, y con todos los movimientos sociales y revolucionarios que luchaban por un mundo mejor.

Su oratoria brillante es todavía proverbial. Su discurso al conocerse los resultados de la elección presidencial de 1970, o el ya referido de las N.U., el de la U. de México a los estudiantes, sus últimas palabras el 11 de septiembre, son piezas de oratoria como no hemos conocido otras en la historia política de nuestro país.

Hoy, cuando el país se estremece con la corrupción que azota diversas instituciones públicas, y son miles de millones de pesos los perdidos, que podrían estar ayudando a dar una vida más digna a miles de ciudadanos y el individualismo arrecia en todas las esferas, la figura de Allende, no sólo honesto, sino incuestionablemente honesto y solidario, se agiganta aún más.

Entrega, esfuerzo, consecuencia, honestidad, son valores que la figura de Salvador Allende sigue irradiando a Chile y el mundo.

HONOR Y GLORIA ETERNA AL PRESIDENTE MARTIR

Santiago 26 de junio de 2023

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lunes, 12 de junio de 2023

¿APROBAR O RECHAZAR? ¿QUÉ HACER FRENTE A LA “NUEVA CONSTITUCIÓN”?

 


 

Hace tan sólo unos días se instaló el Consejo Constitucional, organismo que deberá dar la redacción final al proyecto de constitución que, sometido a un plebiscito popular, deberemos aprobar o rechazar. Por supuesto que no tenemos el texto definitivo que será sometido a la consulta popular, pero, aun así, hay personas que ya manifiestan una decisión. Una reciente encuesta Cadem incluso nos dice que el 51% tiene una intención de voto de “Rechazo” (10.06.2023). En lo esencial, nos parece que hay varios elementos que ya han llevado a algunos a definir su postura.

El primero fue sin duda el masivo rechazo al proyecto anterior, elaborado por Comisión Constituyente y sometido a plebiscito el 4 de septiembre del año pasado. Conocidos los resultados, surgieron los primeros llamados a rechazar lo que viniera.

El segundo elemento que empieza a marcar nuevamente una opción lo constituye el “Acuerdo por Chile”, adoptado el 2 de diciembre de 2022, repudiado desde un comienzo por algunos por la forma (sería un ejemplo de la “cocina” política) y luego por el texto acordado. Allí se establecieron12 Bases Constitucionales que debería contener, al menos, el proyecto de reforma constitucional, y tres órganos que intervendrían, el Consejo Constitucional, cuya función  primordial sería únicamente discutir y aprobar una propuesta de texto de nueva Constitución, elaborada ésta como anteproyecto, por una Comisión Experta, y por último, un Comité Técnico de Admisibilidad, cuya tarea será la revisión de las normas aprobadas en las distintas instancias que se presenten en la Comisión Experta y/o el Consejo Constitucional, a fin de determinar una eventual inadmisibilidad de éstas cuando sean contrarias a las bases institucionales establecidas. Algunos encontraron aquí la garantía de que lo que viniera estaría “bien hecho”, que los expertos asegurarían seriedad y seguridad, y otros, unos límites inadmisibles al ejercicio de la soberanía popular.

El tercer elemento lo constituyó el resultado desastroso para las fuerzas progresistas y de izquierda en el proceso de elección de los constituyentes y un éxito abismante del Partido Republicano, de extrema derecha, cuyos miembros se habían manifestado partidarios de mantener la constitución del dictador y por lo mismo contrarios a cualquier cambio.

El último elemento hasta aquí que debiera incidir en una decisión, lo constituye el texto elaborado por la Comisión de Expertos y entregado recientemente al Consejo Constitucional para su revisión y modificación. Sus contenidos en todo caso, son esencialmente desconocido para la gran mayoría de los chilenos.

En lo que a nosotros se refiere, estamos en ese 38% que votó por aprobar el proyecto de constitución anterior, no nos gustó el Acuerdo por Chile, ni en su forma ni en sus contenidos, no nos gustó la idea de establecer previamente límites al ejercicio de la soberanía popular, tampoco nos gustó la existencia de una “Comisión de Expertos” encargada de proponer un texto sobre el que trabajar, lloramos de pena por los resultados de la elección del Consejo Constituyente que dio el abrumador triunfo a la ultraderecha, y el nuevo texto no nos satisface plenamente.

Atendido todos esto, tenemos claro que el proceso constituyente en marcha, iniciado a raíz del estallido social, y que esperábamos concluyera con profundos cambios al modelo neoliberal imperante, ha quedado clausurado. Por esta vía, y en estos tiempos, ya no podremos tener aquella constitución transformadora con que soñamos.

¿Quiere decir esto que vamos a votar rechazo en el próximo plebiscito? NO. ¿Quiere decir entonces que debemos votar apruebo, sea lo que sea lo que diga el texto propuesto? NO, claramente no.

Quiere decir que necesitamos conocer cómo se va dando el trabajo del Consejo Constitucional, y según ello el texto que se vaya definiendo. Sabemos que no será el ideal, que no será el que queríamos y que tendrá materias insuficientemente tratadas en algunos casos y en otros, disposiciones claramente cuestionables. Por ello, llegado el minuto será imprescindible analizar, si en relación con la constitución de la dictadura actualmente vigente, y desde una perspectiva política amplia, cambia significativamente la naturaleza del Estado, consagra o no de mejor manera derechos sociales, permite una mayor participación popular, asegura mejor la transparencia y probidad en el aparato del estado, la protección del medio ambiente, etc. y sólo ahí decir.

Hace sólo unas semanas, cuando llamábamos a no votar nulo, decíamos en este mismo espacio que hay al menos tres elementos que en ese momento se veían como positivos. Hoy siguen viéndose de igual manera, a pesar de todo. Así por ejemplo, derogar la constitución de la dictadura cívico militar, y más cuando conmemoramos 50 años del golpe de estado, constituye un triunfo político significativo en la lucha popular, sustituir del rol del Estado, desde el Estado “subsidiario”, que consagró la constitución del 80, a uno “social y democrático de derecho”, de la actual propuesta, aún con los límites que le impusieron, implica un enorme espacio de diferencia. También vemos algunos derechos sociales mejor consagrados. ¡No es casualidad que Rojo Edwards y otros personeros republicanos ya hayan anunciado que la intención de ellos es desmantelarla!

Mientras tanto, mientras vemos cómo se va desarrollando el proceso, no nos podemos quedar tranquilos. Por el contrario, debemos bregar intensamente por consolidar los aspectos valorables de ese nuevo texto, hacer todo lo que esté a nuestro alcance no sólo porque no experimente retrocesos, sino en lo posible por avanzar al menos en algunas materias. No tenemos que olvidar en ningún momento que este proceso, en el que sigue en marcha la decisión de cambiar esta constitución, no fue una dádiva de la derecha, ni siquiera de los partidos que dicen ubicarse en el centro, fue un triunfo del pueblo que salió a las calles, que cuestionó 30 años, y que expuso su vida y sus ojos, poniendo en jaque a los gobernantes de ese minuto y de antes. No podemos olvidar incluso que los contenidos ya alcanzados son resultado en parte importante de la presión social que ha existido sobre los diferentes temas.

Hoy, como ayer, sigue siendo tiempo de lucha, y por sobre todo, de unidad. En primer lugar, es imprescindible que todos los miembros del Consejo Constituyente que no estén al lado de la derecha actúen unitariamente, que frente a los temas centrales manifiesten una sola posición y logren aislar a la derecha. Sólo así dichas propuestas tendrán peso, y aun cuando numéricamente no puedan impedir que aprueben ciertos textos, si lo hacen sólo con los votos de su sector, deberán pagar los costos ´políticos de esas decisiones. 

El resto, quienes no estamos en el Consejo, y mientras no exista una decisión definitiva,  debemos tener la capacidad de apoyar a nuestros constituyentes, de salir a las calles, de rodear el Consejo con movilizaciones de masas, de denunciar el rol que va a jugar la derecha al interior de éste, y por sobre todo, de ir construyendo una correlación de fuerzas en todos los espacios sociales, que sea capaz de detener el avance de la extrema derecha y que en definitiva nos abra nuevamente el camino para, el 2025, ganar la elecciones presidenciales y dar continuidad al proceso de transformaciones que hemos recién empezado.

Santiago, junio de 2023

 

 

viernes, 19 de mayo de 2023

EN EL PAÍS DEL MIEDO, AHORA LAS ISAPRES

 


Oscurecido por un debate ideológico a veces racional, o al menos con esa apariencia, a menudo olvidamos que el verdadero argumento de la derecha, aquel que ha permanecido inalterable por más de un siglo, que se ha esgrimido de manera permanente, pero que ha alcanzado niveles de fuerza incontenible cuando los riesgos de pérdida de privilegios son más acuciantes, ha sido el miedo.

El miedo es, por una parte, esa emoción poderosa que la evolución fue estableciendo en los animales como mecanismo adaptativo; una manera de ponerlos en alerta, potenciar sus capacidades y permitirles responder con rapidez y eficacia, ante la percepción de un peligro, real o supuesto. El miedo, al instante, hace aumenta la presión arterial, el ritmo cardíaco, potencia los sentidos, aumenta la fuerza muscular, y aún cambia la apariencia de ciertos animales, de modo que simulan ser más grandes o más poderosos.

Pero el miedo también puede paralizar el organismo, y en los humanos, impedir o dificultar la capacidad para resolver problemas, extraer conclusiones o aprender de manera consciente. El miedo dificulta o impide todo tipo de razonamientos y especialmente el razonamiento lógico o causal, y nos puede hacer actuar de manera irracional, con tal de escapar o evitar las situaciones de riesgo, real o supuestas, que provocaron el miedo.

Y ese miedo, el que impide el razonamiento, ha sido el factor político más presente en la derecha chilena desde hace más de 100 años, ya como motivador de sus propias decisiones, ya como efecto a infundir en los contrarios. El miedo a la modernidad fue la principal motivación de la derecha conservador en los siglos XIX y principios del XX, contra la derecha liberal. Trasmitido especialmente desde una Iglesia que era capaz de condenar la libertad de pensamiento, de culto, de imprenta y de consciencia, entre otras, (Sylabus de por medio) el miedo sigue siendo por ejemplo, casi el único argumento de quienes hoy inventaron una supuesta “ideología de género”, y esconden su oscurantismo moral bajo la supuesta defensa de la vida, los auto erigidos como grupos “provida”. El miedo al infierno para unos o el miedo a terminar con el modo de vida y la civilización occidental para otros. La familia se acababa si se igualaba la condición de los hijos nacidos dentro o fuera del matrimonio, luego si se legalizaba el divorcio, y más tarde si se aprobaba el matrimonio homosexual.

El empleo político y la difusión publicitaria del miedo llegó a límites hoy inimaginables durante la “campaña del terror”, para las elecciones presidenciales del año 1964. El Mercurio, con el debido, y hoy acreditado apoyo de la CIA, lideró una campaña publicitaria en la que se anunciaba que si ganaba Allende, habría deportaciones masivas de niños a la URSS, soldados rusos en Chile, quema de iglesias, violaciones de las monjas, etc.

El miedo tiene una doble perspectiva, actúa hacia partidarios y contrarios, aunque siempre busca impedir que razonen. A los contrarios busca paralizarlos, impedir que descubran la verdad y actúen conforme a ella, a los partidarios, justificar lo injustificable, y si es necesario, transformarlos en verdaderas máquinas de la tortura y el crimen, como ha ocurrido cada vez que se ha promovido el “exterminio del cáncer marxista”. En eses sentido, la CIA fue eficientísima en su campaña en el Chile de la Unidad Popular. Muchos se creyeron la existencia de una Plan Z, y aún hay algunos que todavía sostienen que en esa época había en Chile 10.000 cubanos armados.

El miedo, primero al estallido social, “… estamos en guerra”, “un enemigo poderoso que no respeta a nada ni a nadie” y luego a una nueva constitución que en verdad terminaba para siempre con muchos de sus privilegios, fue parte fundamental de la campaña que concluyó posibilitando el rechazo a la propuesta constitucional del 2022 y recientemente el triunfo brutal de la ultraderecha. (Y con el Partido Republicano alcanzando un triunfo destacado, no hay ninguna duda de que el miedo seguirá constituyendo el arma política predilecta de la derecha. Después de todo no es más que seguir el legado de sus antepasados. Pero también el de sus ídolos. “El verdadero poder es -ni tan siquiera quiero utilizar la palabra- el miedo”, decía Donald Trump en una entrevista el 31 de marzo de 2016, cuando aún era candidato a presidente).

Aun cuando hay varios escenarios de miedo, sin duda uno de los miedos más infundidos desde la derecha, y, el más significativo de todos, … es el “miedo al comunismo”. Y así ha sido desde hace ya más de un siglo. Empezado a difundirse de manera masiva con la difusión de la encíclica Rerun Novarum, en 1891, se acrecienta con el triunfo de la revolución bolchevique en 1917, y se aplica, ya de manera sistemática en contra de Arturo Alessandri Palma en la campaña de 1920, a quien se acusa de “tendencias comunistas”, de tener “simpatía por la revolución rusa”, promover la revolución social y la lucha de clase, llegando incluso a llamarlo el “Lenin Chileno”. Desde 1922 se dirige hacia la izquierda en su conjunto, pero ahora preferentemente a través del Partido Comunista, alcanzando dimensiones especiales durante la dictadura de Ibáñez, (1927-1931), la campaña presidencial del 48, luego el período de vigencia de la Ley Maldita (1948 – 1958), la campaña presidencial de 1964 (en donde la campaña del terror financiada por la CIA alcanzó magnitudes demenciales). Durante la dictadura, el anticomunismo es el único elemento ideológico común a perspectivas tan variadas como el conservadurismo eclesiástico, el nacionalismo trasnochado y el liberalismo económico desenfrenado y a la vez el principal mecanismo de deshumanización del enemigo, requisito esencial para masificar la función de torturador. ¿Se acuerdan de la campaña del “Si”? Caos, colas, demagogia, estatismo, marxismo, inflación, desempleo, era lo que nos esperaba si triunfaba el NO.

En los últimos meses la propagación de dos tipos de miedo ha alcanzado dimensiones siderales. El miedo a la delincuencia primero, que cuando falta otro mejor sigue ocupando de manera preferente los lugares de los matinales en la televisión, y las portadas de El Mercurio o La Tercera y más recientemente el miedo a “quedarnos sin Isapres”.

En verdad pocas situaciones políticas han mostrado de manera más palpable la inmoralidad, la sinvergüenzura, el cinismo de la derecha que esta nueva campaña del terror.

Como es sabido, las Isapres llevan años esquilmando a los usuarios, robándoles su plata con planes abusivos e ilegales. Y cuando la Corte Suprema, cansada de fallar decenas de miles de casos cada año dicta un fallo con alcances generales, describiendo el sistema como discriminatorio e inconstitucional y obligándolas a devolver los dineros que ilegalmente han cobrado por años, sus dueños corren llorando y pidiendo que el estado las ayude, que las salve, porque de lo contrario el sistema puede quebrar y todos quedarnos sin Isapres. Y por otro lado, parlamentarios serviles a sus amos corren para proponer un proyecto de reforma constitucional que en la práctica significa que se deja el fallo sin efecto, dichas instituciones no deben pagar nada, y pueden seguir esquilmando a sus usuarios sin problemas.

Esta nueva campaña del terror, dirigida especialmente a quienes son usuarios del sistema (en verdad “beneficiarios” no lo son, pues los únicos verdaderamente beneficiados son los dueños) seguirá intensificándose, amenazando con el caos, la falta de libertad (¿Cómo si el 85% de los chilenos pudiera efectivamente elegir el sistema de salud que quisiera?), la ineficacia estatal y un sin número de otros fantasmas. Y por si fuera poco, “exigiendo” al gobierno que les solucione el problema.

La larga historia del uso del miedo como instrumento político nos demuestra que la derecha no vacila en mentir, mentir y seguir mintiendo para crear miedo, para provocar terror en las personas y de ese modo llevarlas a actuar de determinada manera, ya sea en las votaciones, en el quehacer diario o en diferentes circunstancias. Y esta no es la excepción. Debemos estar alertas, denunciar en todas las instancias el “carerajismo” que esto significa. Y si es necesario, salir a la calle y mostrar la fuerza de un pueblo cansado de tanta sinvergüenzura. Hacerlo, es también luchar por nuestra dignidad.

miércoles, 3 de mayo de 2023

¡POR QUE NO VOTAR NULO!

 

El 7 de mayo, esto es, en pocos días más, Chile votará por las nuevas personas que redactarán el texto constitucional que, aprobado en plebiscito, debiera reemplazar la constitución del dictador, que cincuenta años después del golpe de estado, aún nos rige.

No nos gustan las limitaciones que se impusieron en el acuerdo suscrito hace unos meses y que dio origen a este nuevo proceso, ni en materia de procedimiento ni en materia de contenido. Hubiéramos preferido una asamblea constituyente plenamente representativa, paritaria, con representación de los pueblos originarios, en definitiva, más democrática, con una hoja en blanco sobre la cual el pueblo manifestara libremente, sin trabas, su plena voluntad soberana. Pero no fue posible. Nos faltó poder político para imponer más democracia.

Y si no nos gusta el procedimiento que se está llevando a cabo, ni algunas de las ideas que con seguridad se consagrarán allí, muchos se preguntan ¿Por qué votar? O ¿por qué no mejor hacerlo en blanco? Por supuesto las dudas son legítimas. Son muchos los que se hacen esas preguntas. Y algunos incluso, están derechamente llamando a no votar, a votar en blanco o preferentemente a votar nulo.

Frente a estas interrogantes lo primero que nos parece relevante aclarar es que en política las cosas no dependen sólo de la voluntad. Para que una constitución, o incluso una ley salgan de manera adecuada y efectivamente contribuyan a mejorar las condiciones de vida de la inmensa mayoría de las personas, se necesitan al menos tres elementos, buenas ideas, voluntad de llevarlas a cabo, y poder para hacerlo. Faltando cualquiera de esos elementos no logramos alcanzar lo que esperábamos. Y eso fue lo que nos pasó con el proyecto anterior. Si bien los constituyentes progresistas desarrollaron un excelente texto, y tuvieron la voluntad de hacerlo ley presentándolo para el plebiscito, lo cierto es que quienes creímos en ellos, quienes anhelábamos un texto como ese o similar, no tuvimos el poder, la capacidad política para aprobarlo. Perdimos, y por mucho.

Pero si en el proceso anterior no logramos avanzar todo lo que queríamos, también es cierto que ahora, aún con todas las limitaciones que esta nueva alternativa presenta, existen argumentos más que suficientes para llamar a votar y por supuesto a votar por la izquierda, por una izquierda sin apellidos.

En primer lugar, lo primero y más obvio es que se trata de eliminar la constitución del dictador. Y ello, como sea, constituye un importante triunfo político y simbólico de la mayor significación, especialmente este año, cuando se conmemoran 50 desde el criminal golpe de estado, y cuando las banderas del fascismo se levantan como nunca había ocurrido desde el retorno a la democracia.

Pero hay más que eso.  Existe la posibilidad real de lograr avances significativos. Avances que desde luego dependerán en medida importante de la fuerza que logremos tener para elegir constituyentes a la nueva convención, pero también para estar en la calle exigiendo el cumplimiento de las demandas ciudadana.

Hay dos grandes áreas en las que es claro que este nuevo texto debiera significar avances relevantes sobre el de la dictadura.

En primer lugar y probablemente el más importante sea la sustitución del rol del Estado. La constitución del dictador consagró en nuestro país un “estado subsidiario”. En términos simples esto quiere decir que el Estado puede intervenir sólo en aquellas actividades que el sector privado o el mercado no pueden realizar.  De este modo, el Estado subsidiario no asegura ni garantiza derechos, ni la protección social de las necesidades básicas de la población, alimentación, empleo, educación, jubilaciones, etc., sólo se puede limitar a “suplir” a los privados. Es precisamente esta concepción del Estado la que entregó a los particulares la salud, las pensiones, la educación, la vivienda, etc. y le impide hoy al Estado intervenir en múltiples aspectos. (Y cuando alguien insiste, el Tribunal Constitucional se en carga de recordar ese rol subsidiario).

La nueva constitución cuyos redactores se eligen el 7 de mayo sanciona, desde ya, una situación diferente. Entre las “bases” ya consagradas se lee, en el número cinco “Chile es un Estado social y Democrático de Derecho, cuya finalidad es promover el bien común; que reconoce derechos y libertades fundamentales; y que promueve el desarrollo progresivo de los derechos sociales, con sujeción al principio de responsabilidad fiscal; y a través de instituciones estatales y privadas.”

No es, por supuesto, todo lo que quisiéramos, no es todo lo que teníamos en el proyecto rechazado, pero es infinitamente más de lo que actualmente nos rige. Al sancionar al Estado como “social”, estamos precisamente entregándole a éste la principal función en materia de aseguramiento de derechos sociales, es decir, dando los primeros pasos para seguir avanzando.

El segundo elemento en que podemos progresar de manera significativa, precisamente vinculado a lo anterior, se refiere a la consagración de verdaderos “derechos sociales”. La constitución del dictador, más que consagrar “derechos” y por tanto entregar facultades a los particulares para hacerlos exigibles, lo que hacía era consagrar supuestas “libertades”. Y así como en la historia de Bertolt Brecht el derecho sancionaba al rico como al pobre por pedir limosna o dormir bajo los puentes, nuestra constitución permitía al rico como al pobre “elegir” el plan de la Isapre que quería, el colegio privado que mejor le pareciera, comprarse la casa en el barrio que estimara o irse de vacaciones a Cancún cuando tuviera ganas.

En esta nueva constitución deberán consagrarse definitivamente “derechos sociales”, esto es, derechos que permitan asegurar a las personas condiciones de vida digna, precisamente el principal requerimiento demandado en aquellos días del estallido social.

Por supuesto que ambos avances no serán resultado de la generosidad de la derecha, ni de un alma de viejo pascuero que nunca ha tenido. Como todos los derechos que nuestro pueblo ha conquistado, incluyendo por cierto el de la jornada de 40 horas, serán resultado de la “lucha por el derecho”, como nos decía Von Ihering en el siglo XIX. Y no podemos olvidar que si parte de esa lucha ya se ha ido dando, y la propia derecha sabe que ya no es posible mantener las mismas condiciones que antes, nos queda todavía mucho por luchar, muchos espacios por ganar, mucho poder por conquistar. Y por cierto en estos momentos la lucha política más importantes está en la batalla por la nueva constitución

Y el último elemento a considerar, y que por sí sólo sería suficiente para llamar a votar por la izquierda, es que no votar, o votar nulo, cualquier cosa que se diga, es entregarle más poder a la derecha. Es no solo dejarles el triunfo en sus manos, con todo lo que eso representa desde el punto de vista político y simbólico, sino además entregarle más poder, mayores facultades para que el nuevo texto constitucional tenga menos derechos sociales, menos respeto por el medio ambiente, menos respeto por los pueblos originarios, …

Y eso, a una derecha no sólo obstruccionista, que trata de impedir cualquier avance del nuevo gobierno, aquella que rechazó incluso la idea de legislar sobre nuevos impuestos a los más ricos, sino a una que cada vez presenta con más fuerzas las nuevas caras del fascismo.

 

Santiago 3 de mayo de 2023