martes, 5 de abril de 2016

“DESDE EL MOMENTO DE LA CONCEPCIÓN” Errores, imprecisiones y conclusiones absurdas.

Resumen

"El autor sostiene que la afirmación que concluyen que el ser humano comienza “desde el momento de la concepción”, implica errores, (no existe el "momento", pues se trata de un proceso que dura varias horas, y se puede detener artificialmente), imprecisiones, (no existe "un" concepto de concepción, sino múltiples) y por sobre todo, conclusiones absurdas, con lo afirmado, como que:
• No todos los seres humanos comenzarían por la concepción, los gemelos comenzarían por bipartición, las quimeras lo harían por una especie de "fusión, y razonablemente pronto tendremos algunos que se inicien por clonación.
• No todos los que comenzaron con la concepción terminan como seres humanos, pues algunos se transformarán en mola hidatiforme, otros en tumor cancerígeno (coriocarcinoma), algunos se dividirán para dar origen a gemelos, otros se fusionarán, para dar origen a quimeras, y algunos aún, alcanzarán la vida eterna, como embriones congelados

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The author maintains the statement that concludes human being starts "at the moment of conception", implies mistakes (the "moment" does not exists, because it is a process that takes several hours, and can be stopped artificially), inaccuracies (there is not "one" concept for conception, but multiples) and above all, absurd conclusions, like:
- Not every human being might start by conception; twins would start by bipartition, the chimeras by some sort of fusion, and reasonably soon, some will be iniciated by clonation.

- Not all who began with conception ends up as a human being, cause some will transform into hydatiforme mole, others into a tumor (choriocarcinoma), some will be divided to form twins, others will fusion to turn into chimeras, and others might achieve eternal life as frozen embryos.


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En la discusión sobre el tema del aborto consentido, una de las afirmaciones que más frecuentemente se escucha, por parte de quienes se niega a su despenalización, es que el ser humano comienza “desde el momento de la concepción”, y por ello, los grupos y la ideología “próvida”, lo defienden desde ese momento.

La concepción se impone como límite inferior del individuo, por razones de naturaleza ontológica, o científica, frente a las cuales al derecho y la moral sólo le queda reconocer esa realidad. Se trata, se sostiene, de la única alternativa que realmente respeta la vida y la dignidad del ser humano en todo momento.

Esa idea ha sido planteada por diferentes autores, y desde diversas instancias, pero ha sido la Jerarquía de la Iglesia Católica en prácticamente todos los textos recientes relativos al aborto, quien la ha popularizado más. Por ejemplo, la encíclica Evangelium Vitae, expresa en su N° 45: “El valor de la persona desde su concepción es celebrado más vivamente aún en el encuentro entre la Virgen María e Isabel, y entre los dos niños que llevan en su seno”( ). (Incomprensible resulta entender que quienes creen que el hombre es la unión del cuerpo (material) con el alma (espiritual), tengan una certeza apodíctica sobre cuando se produce esa unión, sobre todo considerando que no hay un sólo argumento bíblico para sustentarla).

Hoy sin embargo la repiten personas y lo hacen suyo instituciones de todo tipo. Así por ejemplo, la Convención Americana sobre Derechos Humanos”, suscrita en San José, Costa Rica en noviembre de 1969 y que Chile ratificó en agosto de 1990, señala en su artículo 1º, “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción”( ). En nuestro país, la ley Nº 20.120, publicada en el Diario Oficial el 22 de septiembre de 2006, “Sobre la investigación científica en el ser humano, su genoma, y (que) prohíbe la clonación humana”, en su artículo primero expresa “Esta ley tiene por finalidad proteger la vida de los seres humanos, desde el momento de la concepción, su integridad física y psíquica, así como su diversidad e identidad genética, en relación con la investigación científica biomédica y sus aplicaciones clínicas”.

Se trata, como se puede apreciar, de una afirmación compartida por muchos y repetida, como un verdadero mantra, por muchos más. Con esta afirmación, a menudo, se cree expresar una opción de manera clara y precisa, y de alguna manera dar por zanjado el asunto.

Curiosamente sin embargo, dicha expresión es técnicamente falsa, carece de un sentido único, y por si fuera poco, las conclusiones lógicas que de ella se desprenden, resultan contradictorias e inaceptables.

I. Errores: la Concepción como “momento”

Cualquiera sea la definición que tengamos de “concepción”, -y tal como veremos más adelante existen por lo menos cuatro diferentes-, todas ellas hacen referencia al proceso de formación del cigoto, la célula que resulta de la unión del gameto masculino con el gameto femenino. Es decir, la concepción está referida al proceso que se inicia cuando un espermatozoide capacitado se encuentra, en un ambiente apropiado, con un óvulo receptivo, que le permite la entrada, continúa con la formación de ambos pronúcleos y termina cuando se ha producido la fusión del material hereditario aportado por el espermatozoide con el aportado por el óvulo, constituyéndose una unidad nueva, genéticamente diferente a las dos que le dieron origen

Pues bien, en su forma natural, “Se ha puesto así fin al proceso de la fecundación que tan sólo demoró 12 horas desde el primer contacto físico entre el óvulo y el espermatozoide”( ) como dice el profesor Fernando Zegers H. De este modo, hablar de “momento”, en cuanto “porción de tiempo muy breve”, como define el Diccionario de la Real Academia Española la palabra, es, por lo menos, un error. No existe el “momento” de la concepción. Éste ni siquiera se da en el caso de la inyección intracitoplasmática de espermatozoides (ICSI), esto es, cuando el espermatozoide es inyectado artificialmente dentro del óvulo, pues de todas maneras debe continuar el proceso de integración genética. Artificialmente además puede ser interrumpido, congelando la célula en nitrógeno líquido, de modo tal que si se hace de manera adecuada, se puede reiniciar más adelante sin problema alguno. Es precisamente el hecho de tratarse de un prolongado proceso, que se puede interrumpir y por esa vía prolongar por años, lo que hace erróneo, de partida, hablar de “momento de”, como si se tratara de una situación que se produce en un instante, o al menos en un período temporalmente muy breve.

Es precisamente la situación descrita lo que ha llevado a autores a manifestar diferentes posiciones sobre cuál sería precisamente el “momento”. Algunos, como José Ugarte, en un texto ya comentado en este blog( ) señala que “El embrión es, pues, ser humano, individuo humano, desde el inicio del cigoto”( ). Y más adelante, precisamente, refuta la opción de que al no haberse aún unificado el material genético, el individuo humano comienza con la fusión de los pronúcleos( ). En este mismo sentido se manifiestan P. Robert Badillo, y P. Eduardo Rodriguez Yunta, cuando señalan “”Desde el proceso de la fecundación cuando el espermatozoide o célula germinal masculina penetra el óvulo o célula germinal femenina, formando la única célula del cigoto, la entidad biológica que emerge es un ser humano”( ). Gomez Lobos sin embargo sostiene lo contrario “Desde el descubrimiento del óvulo femenino (von Baer 1827) y del fenómeno de la fusión de los núcleos de los dos gametos, con la consecuente emergencia de un organismo con propiedades novedosas e irreductibles a las de sus dos predecesores, resulta casi inevitable concluir que el final de la fusión o singamia marca con alta probabilidad el punto en que comienza un organismo humano” ( ). En la misma línea parece encontrarse María M. Martín M, quien afirma "Con la fusión de los gametos humanos masculino y femenino y la constitución del nuevo mapa cromosómico diploide comienza a existir un nuevo organismo varón o mujer, primeramente y por breve espacio de tiempo unicelular y después pluricelular"( ).

La importancia jurídica de toda esta discusión no es sólo académica, como se pudiera pensar, posee hondas repercusiones prácticas. Y adquiere particular relieve en torno al tema de la crioconservación en procesos de fertilización asistida en humanos. Si antes de la singamia no tenemos individuo, no hay impedimento jurídico que nos impida proceder a la congelación del óvulo cuando aún posee dos pronúcleos( ). Por el contrario, si ya se estima que existe individuo humano, la conducta de crioconservación, a partir de esta etapa, puede estimarse atentatoria contra él, y en consecuencia prohibirse.


II. Imprecisiones: Diferentes conceptos de “concepción”

“Hemos evitado cuidadosamente la palabra “concepción” en la descripción del proceso reproductivo porque el término es confuso”( ), dicen Anibal Faúndez y José Barzelatto, en su conocida obra “El drama del aborto”. Y no pueden estar más en lo cierto, pues no sólo carece de un significado biológico preciso, además con frecuencia se utiliza de manera vaga e imprecisa y de su significado van a depender alcances jurídicos y morales diversos.

1. Considerada como sinónimo de fecundación o fertilización

Una primera alternativa, es que la expresión “concepción” sea simplemente sinónimo de fecundación o fertilización, cualquiera sea el espacio en donde este procedimiento se desarrolla. Es decir, la expresión se refiere al proceso mediante el cual el espermatozoide se fusiona con el óvulo, ya sea que el proceso se inicie al interior del vientre materno, o fuera de éste.

Este es precisamente el sentido de lo afirmado por un grupo de profesores de diferentes universidades que en el "Informe en derecho. El derecho a la vida y su titularidad. Algunas consideraciones a propósito de la comercialización de la droga levonorgestrel 0.75"( ) sostienen que así como es una obviedad que "la cualidad esencial de los derechos constitucionales radica en que emanan de la naturaleza humana”( )… "Algo parecido sucede con ciertos datos científicos básicos, como el hecho de que cuando un espermatozoide fecunda un óvulo se forma un nuevo ser, un embrión que es precisamente la forma más joven de un ser". Y líneas más adelante agregan "Y si aquella célula es el resultado de la unión de gametos humanos, resulta imposible negar que se trata de un ser humano, pues es un ser y es humano, ya que pertenece a la especie humana"( ). ¡Curioso resulta ver que aquello que muchos discuten, y frente a lo cual existen numerosas y diferentes respuestas, se da por supuesto, bajo el argumento de la obviedad! En este sentido es mucho más aceptable lo afirmado por Patrico Ventura-Juncá, Director del Centro de Bioética de la Universidad Católica y Angela Vivanco, profesora de D. Constitucional de la misma universidad, que coincidiendo con las conclusiones finales del informe mencionado señalan "Se podrá constatar que en el ámbito filosófico hay visiones diferentes sobre el momento en que se inicia la existencia de un nuevo individuo de la especie humana y, sobre todo, donde se registran mayores diferencias es en lo relativo a las condiciones necesarias para que se le reconozcan plenos derechos como persona."( ).

2. Considerada como sinónimo de fecundación in corpore

Pero la interpretación anterior no es la única posible. Más aún, resulta absolutamente lógico considerar que la expresión “concepción” tiene un contenido diferente, o al menos parcialmente distinto. Y es que como lo señala cualquier diccionario, la expresión concepción se refiere siempre a concebir y esto último significa “quedar preñada”, en el lenguaje del Diccionario de la Real Academia Española. Sólo una mujer puede concebir y la concepción resulta incomprensible sin una mujer. Es decir, cualquiera sea el contenido específico de la expresión, ella siempre dirá relación con lo que ocurre al interior de una mujer. En este sentido, el profesor Ortiz resulta extraordinariamente claro cuando luego de señalar que “La concepción es la acción y el efecto de concebir, de acuerdo al sentido corriente del vocablo…”( ) agrega “La acción de concebir consiste en la fusión gametaria inicial (fecundación). El efecto de concebir es la preñez o embarazo. La concepción es la reunión de la fusión gametaria y el embarazo en forma indisoluble”( ).

De este modo, si la expresión la referimos a la fecundación, ella debiera limitarse exclusivamente a ese proceso cuando tiene lugar dentro del cuerpo de una mujer, dejando fuera todas las situaciones relacionadas con la fertilización in vitro.


3. Considerada como sinónimo de embarazo

Pero si entender concepción como sinónimo de fecundación no entrega una claridad conceptual capaz de resolver buena parte de los problemas jurídicos que desde un principio se planteaban, mayor complejidad resulta de saber que tampoco hay acuerdo en que la expresión se deba entender de ese modo. Hay múltiples autores, y en las diversas áreas en donde el tema se discute, que sostienen que la expresión concepción sólo puede tener sentido referida a la anidación, que es el momento en el cual la mujer queda embarazada. Tal como lo señaló el profesor Ortiz, si “La concepción es la reunión de la fusión gametaria y el embarazo en forma indisoluble”( ), en términos temporales, ella podría identificarse con el momento en que el cigoto se anida al cuerpo de la mujer que lo contiene.

Este planteamiento surge desde la medicina, y encuentra a su principal exponente en la Organización Mundial de la Salud, para cuya institución el embarazo comienza con la implantación. En el mismo sentido se expresó “…el Colegio de Obstetricia y Ginecología de los Estados Unidos (American College of Obstetricians and Gynecologists, ACOG), el cual, en 1965, definió la concepción como "la implantación de un óvulo fertilizado"( ). De este modo, lo que se está señalando es que con el término de “embarazo” se define el período comprendido entre la anidación del embrión en el útero y el parto.

Desde la filosofía sólo en ese sentido puede entenderse el texto de Habermas en “El futuro de la naturaleza humana. ¿Hacia una eugenesia liberal?”, cuando se refiere al “…empleo permitido de inhibidores de la concepción”( ), refiriéndose a “espirales que no obstaculizan la recepción, pero si la anidación”( ).

Por último, destaquemos que también dentro de quienes aceptan esta definición de “concepción” es posible efectuar algunas distinciones. Así, para algunos autores el concepto es genérico, correspondiendo a la anidación en cualquier lugar que se produzca. Para otros en cambio, como los profesores Ortiz y Figueroa citados, sólo es posible hablar de concepción si la anidación se produce en el endometrio, esto es, al interior del útero, dejando fuera todo proceso de anidación ectópica, como es el caso del llamado embarazo tubario, distinción que no es indiferente para efectos jurídico penales, pues tiene relación directa con la figura del aborto, que la doctrina suele definir como la muerte del producto de la fecundación, al interior de una mujer embarazada.


III Conclusiones absurdas

La primera conclusión a la que se debe arribar, si se quiere ser consecuente con la hipótesis de que el individuo comienza con la fecundación, parece una verdadera paradoja: no todos los individuos humanos comienzan con la fecundación. El planteamiento mencionado nos obliga a reconocer que al menos habría tres caminos diferentes, empleados por la naturaleza, para iniciar la existencia del individuo humano.

a) Fecundación. Es la más frecuente. La gran mayoría de los seres humanos iniciarían su existencia mediante la unión de un espermatozoide y un óvulo.

b) Bipartición o fisión binaria. A diferencia de la situación anterior, la existencia de gemelos univitelinos, esto es, con origen en el mismo óvulo fecundado por el mismo espermatozoide, mostraría a algunos individuos en los que el inicio de su existencia se daría de manera muy diferente. Ya se sostenga la tesis de que los dos gemelos tuvieron un origen común, en algún momento posterior a la división del cigoto, en cuyo caso un “individuo” se dividió en dos para dar origen a individuos diferentes, como las bacterias, o que el segundo (¿?) se generó a partir del primero (¿?), en ambos casos habría alguno que no tiene su origen en la fecundación.

c) Fusión. Análisis genéticos realizados a individuos que presentaban un marcado hermafroditismo, permitieron detectar la existencia de personas constituidas por la fusión de dos cigotos o embriones distintos. Es decir, sus estructuras genéticas eran el resultado de la fusión de óvulos distintos, fecundados por espermatozoides diferentes. Se trataba de la combinación de dos preembriones distintos, seres humanos ya, en la hipótesis de la fecundación, que en definitiva en un proceso natural, forman un individuo único. (Es interesante destacar que, a diferencia de lo que ocurre con los gemelos, no tenemos ningún indicio de la magnitud de este fenómeno, que sólo adquiere visibilidad cuando los preembriones que se fusionan son de sexos diferentes).

Si a todo esto agregamos la posibilidad –teórica al menos por el momento- de que por métodos artificiales se tenga origen en una clonación por transferencia de núcleo, habría una cuarta forma de originarse, y si además incluimos el proceso de partenogénesis, una quinta.

Incomprensible, desde la óptica de la fecundación, como las situaciones anteriores, resulta la otra conclusión lógica que se desprende desde el simple análisis de la realidad biológica: no todos los que se iniciaron como “individuos” con la fecundación, terminarán su vida como “individuos”. Y no estamos hablando de que sólo “… el 20% de los cigotos tiene la potencialidad de convertirse en embriones clínicamente evidentes”, y por tanto de que “El 80% de los cigotos no llega a implantarse o recién implantados se pierden…”( )), sino más bien de una situación muy diferente. El profesor Fernando Zegers-Hochschild la resume de manera muy clara “Un embrión de 8 células puede seguir adelante su camino hacia una mórula, blastocisto, implantarse y constituir finalmente una persona. El mismo embrión puede transformarse en un tumor llamado mola hidatiforme o en un cáncer llamado coriocarcinoma que de no ser tratado mata a la mujer”( ).

Es decir, y siguiendo la lógica de la fecundación como inicio, ahora resulta que, en el caso de la mola hidatiforme, un individuo humano se ha transformado en una masa, en este caso, en una sobreproducción de tejidos, generalmente compuesto de material placentario que crece sin control, y junto al cual no existe un feto en absoluto.

Similar, pero más dramático aún resulta la situación del coriocarcinoma, tumor cancerígeno, y a menudo metastático, que puede desarrollarse a partir de un cigoto. Fernando Zegers-Hochschild describe gráficamente la situación señalando “Esto no significa que parte del embrión se maligniza. El embrión deja de existir como tal y en su totalidad se transforma en un cáncer. Para mayor redundancia, no es una persona con un cáncer; es simplemente un cáncer”( ), pero que originariamente habría sido individuo humano, de aceptar el planteamiento que cuestionamos, agregamos nosotros. ¡De ser humano a cáncer! ¿Podría ser esa la evolución de un ser humano?

Adicional a los problemas ya planteados, debiéramos preocuparnos de determinar el momento en que el individuo, al transformarse en mola hidatiforme o en coriocarcinoma, deja de ser individuo, o lo que es lo mismo, fijar una especie de “muerte” para este “ser humano”. Desde la perspectiva jurídica y a la luz de la hipótesis de la fecundación, ello resulta imprescindible, pues en algún momento será necesario determinar cuando estamos ante una conducta que puede ser abortiva o ante una que sólo es terapia anticancerígena.

Ahora bien, siguiendo lo señalado con anterioridad, la consecuencia lógica sería que la filiación tradicional se alterara en el caso de los gemelos y las quimeras. En el caso de los gemelos, ya sea uno de ellos, o ambos, según la hipótesis que adoptemos, no será descendiente de quienes hoy aparecen como sus padres, y como consecuencia de ello, la filiación legal debiera modificarse. De este modo, según la hipótesis que sitúa el origen del individuo en el momento de la concepción, los gemelos no debieran tener legalmente padres, o en la otra hipótesis, uno de ellos sería el padre y el otro el hijo, más allá de los problemas de prueba que podrían plantearse.

Siguiendo entonces la hipótesis de la fecundación, los que tienen su origen mediante ella tendrían padres, los gemelos en principio sólo abuelos y las quimeras, serían una especie de hijos de si mismos.

A partir de la adopción de la fecundación como inicio del individuo, la venta, distribución, colocación y uso del DIU debiera prohibirse, pues se trata se trata de un dispositivo, que, entre otros efectos, impide la anidación del óvulo fecundado, y por tanto significa la destrucción de un “individuo humano”.

Profundas modificaciones debería sufrir también nuestra legislación penal. Sin entrar en detalles, y sólo para ser consecuente con el resto del sistema, en el ámbito del derecho penal debiéramos generar una serie de nuevas figuras penales. De partida, una análoga al aborto –que por definición siempre se ha cometido sobre una mujer embarazada- pero destinada a proteger la vida del preembrión en situación extracorpórea. Del mismo modo, debiéramos sancionar penalmente la criopreservación de embriones, ya con la figura tradicional del secuestro –encerrar o detener dice nuestro código penal- o con un tipo especial creado al efecto. Como en todo caso se trata necesariamente de un delito permanente, se debiera regular la situación de los preembriones preexistentes a la fecha de la aprobación de la norma, pues a partir de su entrada en vigencia esa situación no podría continuar, ya que de hacerlo, se estaría cometiendo el delito de secuestro. Por supuesto tampoco se les podría destruir, pues en este caso se cometería un delito análogo al homicidio.

Por último, digamos que todo lo anterior debiera cambiar sustancialmente la concepción del ser humano. Resulta que ahora los seres humanos se reproducen, de manera sexual, pero también asexual, por bipartición, como las bacterias, pueden incluso fusionarse para producir nuevos individuos. Algunos humanos morirán, en cuanto cese irreversible de las funciones encefálicas, pero otros no, no sólo porque aún no comienzan a tener dichas funciones, sino porque se transformaron en una masa celular que crece sin control, o en un tumor cacerígeno altamente metastásico. Y desde el punto de vista de su tiempo vital, los seres humanos, como especie, ya hemos alcanzado la eternidad, mediante crioconservación de preembriones.