viernes, 29 de diciembre de 2023

SIONISMO Y NAZISMO, DEMASIADO EN COMUN

 

A raíz de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el Estado de Israel, con el apocyo decisivo de los Estados Unidos, contra hombres, mujeres, niños y ancianos palestinos en la franja de Gaza, han aparecido en las redes sociales algunas imágenes en las que están Hitler y Netanyahu juntos, ya sea dándose la mano, el primero entregando el bastón de la posta al segundo, o en simple posición de espejo. Se trata por cierto de imágenes creadas para denunciar y hacer conciencia sobre lo que está ocurriendo en Gaza, mediante figuras retóricas que buscan comparar a dos criminales. Pero más allá de esa comparación figurativa, ¿es posible encontrar similitudes en las ideologías de Hitler y Netanyahu? ¿Es que acaso nazismo y sionismo tienen algo en común?

Por supuesto hoy no vemos las grandes marchas del nazismo, ni camisas pardas por las calles de Tel Aviv, ni las fiestas nacionales, ni los monumentos, pendones, banderas e himnos, con el símbolo sionista colgando de los muros. Tampoco vemos el modelo de estado del nazismo replicado en Israel. Más aún, si comparamos “Mi lucha”, de Adolf Hitler con “El Estado Judío” de Theodor Herzl veremos enormes diferencias… pero también algunas coincidencias, y si ponemos atención en lo que ha sido la política sionista del estado de Israel durante sus 75 años de existencia, las tácticas que ha empleado para acceder y retener el poder, las similitudes son demasiadas.

1.    Ideología de humillados

Una primera cuestión que llama la atención, es que ambas ideologías son una reacción de “humillados”, de derrotados.

La emergencia del nazismo se explica en gran medida como la reacción de los derrotados y humillados en la I Guerra Mundial, entre otros, el Imperio Alemán. Al final, los vencedores, Triple Entente, impusieron severas sanciones y condiciones a los vencidos, Triple Alianza, y especialmente a Alemania, establecidas principalmente en el llamado Tratado de Versalles (28.06.1919). En él, a Alemania se le aplicaron, exigencias como, pagar enormes sumas de dinero como reparaciones de guerra, reducción del ejército y armamento, entrega de territorios, Alsacia-Lorena, devuelta a Francia, Silesia y Prusia Oriental a Polonia, y territorios en África y Asia y por último, se le responsabilizó prácticamente de manera exclusiva por el estallido de la guerra. Esta situación generó, en la población alemana un fuerte sentimiento de humillación, de nacionalidad herida y potenció el nazismo, que logró arrastrar a miles de simpatizantes bajo consignas como ”Contra Versalles!”.

El sionismo por su parte, en cuanto ideología política, surge a fines del siglo XIX, como respuesta a las múltiples manifestaciones antijudías y de la mano de los nacionalismos modernos. Durante siglos los judíos en Europa fueron víctimas sistemáticas de persecución y discriminación, situaciones que se intensificaron a partir de la década de 1880, extendiéndose por Europa Central una fuerte ola de antijudaísmo. Así por ejemplo, especialmente en Rusia y el imperio ruso, los llamados “pogroms”, incluyeron saqueos, asesinatos, violencia y destrucción de propiedades judías. En varios países europeos había leyes especiales para ellos, que restringían su acceso a la educación, las ocupaciones profesionales y la participación en la sociedad en igualdad de condiciones. En otros se les intentó asimilar forzadamente a la cultura y religión dominante en ese lugar, y prácticamente en todas partes sufrieron estigmatización social y discriminación. En Francia es sintomático el “caso Dreyfus”. A comienzos del siglo XX se publica el fraudulento texto llamado “Los Protocolos de los Sabios de Sión”, que describe un supuesto complot internacional del judaísmo para controlar el mundo, promoviendo aún más la discriminación contra los judíos.

Aun cuando todos reconocen que las principales ideas ya habían sido expuestas por otros autores, en particular en el texto de León Pinsker, “Autoemancipación”, es el texto de Theodor Herzl, que entre otras cosas conoció y siguió en detalles el caso Dreyfus, “El Estado Judío”, publicado en 1896, considerado la piedra angular del sionismo moderno, la “…obra que marcó y guio la historia contemporánea del Pueblo Judío”.

Refiriéndose a su autor, David Ben Gurion, el primer Primer Ministro de Israel, señala que él “…comprendió también el factor histórico del sufrimiento de las masas. Él sabía que el sufrimiento faculta a los seres humanos a sobreponerse a obstáculos que en condiciones normales se considerarían insalvables, y que justamente como consecuencia de opresión y vejaciones, los individuos son capaces de realizar actos tales, que no sería posible llevarlos a cabo de no existir dicho factor especial.,”.

Pero así como el nazismo alcanza su éxito en la década de los años treinta, luego de la crisis económica en que se sumiera el mundo occidental a partir del año 29, y por tanto cuando el pueblo alemán pasaba los mayores sufrimientos, el sionismo consigue establecer el “estado judío” luego del término de la II Guerra Mundial, pasado el llamado holocausto.

2.    Nacionalismo mesiánico

Un segundo elemento común es que en ambos casos se trata de ideologías “nacionalistas”, marcadamente mesiánicas. Es decir, que, a la vez que desprecian cualquier tipo de internacionalismo y ponen énfasis en la nación, como supuestamente un cuerpo orgánico superior a la suma de sus integrantes, dotado de un ser y un destino especial, integrada por individuos de naturaleza privilegiada, presentan a ese grupo social como portador de un significado glorioso, trascendente incluso para la humanidad.

En el caso alemán, la “raza aria” tenía una importancia central en la ideología nazi. Era concebida como una supuesta raza especial, originada en los antiguos pueblos indoeuropeos, con características físicas, culturales e intelectuales superiores a otras razas, y por tanto debía ser preservada y protegida, para así asegurar su dominación y liderazgo, especialmente respecto de otras que eran consideradas claramente inferiores, como la judía.

En el caso del sionismo, y aun cuando no se conciben como un gobierno teocrático, y plantean que los sacerdotes no debieran inmiscuirse en las cuestiones del Estado, si dejan claro que “La fe nos mantiene unidos”. Es decir, la religión judía es el elemento aglutinador de “lo judío”. Y a partir de allí, la fe les otorga un doble elemento mesiánico.

Por un lado, y siguiendo la tradición del Génesis, en el Antiguo Testamento, Dios habría “pactado” con Abraham y su descendencia, prometiéndole protección y bendiciones por ser éste un pueblo especial, su pueblo, el que tendría responsabilidades, leyes, y un papel esencial en la preservación de las enseñanzas divinas.

Y por otro lado, según el mismo Antiguo Testamento, Palestina, el lugar que hoy ocupa el estado de Israel, es, la tierra prometida en el pacto con Abraham, y renovado con Isaac, Jacob, así como la prometida a Moisés, quien saca al pueblo judío de la esclavitud en Egipto y los lleva hacia dicha tierra, que logran conquistar liderados por Josué.

El mito religioso de la relación especial de los judíos con Dios, así como el de la Tierra Prometida son elementos fundamentales en la fe judía, así como en su identidad.

3.    Ideologías de extrema derecha.

Un tercer elemento común, es que ambas ideologías representan los intereses políticos y económicos de las derechas más extremas de sus propios países.

Recordemos que si bien el nazismo recluta gente en todos los estratos sociales, es la derecha alemana la que financia y mantiene al nazismo, así como la que más se beneficia con él. Visto desde un comienzo como un freno al movimiento socialista y comunista, es a partir de las elecciones legislativas de 1930, cuando la gran burguesía entrega definitivamente su apoyo al nazismo. El asesinato de cerca de 200 militantes comunistas en 1932, y la represión seguida luego del incendio del Reichstag, el 27 de febrero de 1933, consolidan definitivamente el poder del nazismo y el apoyo de la gran burguesía a dicho partido. Conocido es el apoyo al régimen hitleriano de empresas como la química IG Farben, la productora de acero Krupp, una de las más importantes proveedoras de maquinaria bélica para los nazis, Siemens, que aportó sus conocimientos en el campo de la ingeniería y electrónica, para la fabricación de equipamiento militar y sistemas de comunicación, la automotriz Volkswagen, la farmacéutica Bayer, etc., muchas de las cuales incluso utilizaron mano de obra esclava de prisioneros.

En Israel, el actual gobierno de Netanyahu se da en concomitancia con la derecha más extrema, con partidos como Yisrael Beiteinu y Otzma Yehudit.

4.    La violencia como elemento generador y consolidador del proyecto

Un cuarto elemento que queremos destacar es la violencia como recurso generador y consolidación del régimen.

Tanto el nazismo como el sionismo inician sus actividades políticas y estatales con un origen más o menos “pacífico”. Fracasado el intento de golpe de estado de 1923 y luego de haber cumplido un tiempo en la cárcel (donde escribe Mi Lucha), ya en libertad, Hitler es nombrado Canciller Alemán el 30 de enero de 1933, luego que el partido nazi ganara las elecciones parlamentarias. El estado de Israel por su parte se constituye luego del plan de partición de Palestina propuesto en 1947 por N.U., y declara su independencia el 14 de mayo de 1948, por David Ben Gurión.

Pero ya en el poder, la violencia y la represión son las principales formas de consolidar el poder en ambos casos.

Hitler inicia las restricciones de libertades y luego la persecución y asesinato de los comunistas acusados de incendiar el Reistag. Mas tarde, especialmente luego de la llamada “Noche de los cristales rotos”, del 9 al 10 de noviembre de 1938, en que las fuerzas para militares nazis y civiles alemanes y austríacos, desarrollaron ataques e incendios contra sinagogas, negocios, casas y propiedades pertenecientes a judíos, asesinando y arrestando a miles que empezaron a ser enviados a campos de concentración, se desata la persecución ….

Luego de la guerra árabe e israelí de 1948, las fuerzas armadas de Israel, o grupos armados de civiles amparados por estas, desarrollan una persecución y expulsión de cientos de miles de palestinos de sus hogares, mediante el asesinato, la destrucción de sus aldeas, y la comisión de miles de actos de terrorismo. Durante este episodio, conocido como la Nakba, que en árabe significa “catástrofe”, unos 700 mil palestinos fueron desplazados de sus hogares.

La represión, la tortura, el encarcelamiento y el asesinato de palestinos por parte del estado de Israel ha perdurado durante todos estos años.

5.    Expansionismo territorial

Un quinto elemento lo constituye una política expansionista, que en ambos casos busca expandir su territorio más allá de sus fronteras, mediante la conquista, la anexión y la ocupación.

Uno de los elementos más conocidos de la ideología nazista es el referido a la teoría del “espacio vital”, (Lebensraum). Según este planteamiento, la nación alemana, integrada por hombres superiores como hemos visto, debía expandirse territorialmente para asegurar su supervivencia y prosperidad futura. Esta idea llevó a Hitler primero a invadir Austria, luego ocupar Checoslovaquia y más tarde a invadir Polonia, lo que en definitiva desencadenó la Segunda Guerra Mundial.

En el caso de sionismo, la situación fáctica es paralela. Luego de la guerra árabe e Israelí de los años 1948 -1949, nada más recién creado el estado de Israel, éste ocupó territorios palestinos más allá de los que se le habían asignado. En 1967 luego de la “guerra de los seis días”, Israel capturó y ocupó la península del Sinaí, la franja de Gaza, Cisjordania, Jerusalén y los Altos del Golán. Más tarde devolvería algunos de esos territorios. Pero desde esta fecha, Israel ha seguido construyendo asentamientos ilegales en territorios que según el derecho internacional no le pertenecen, especialmente en Cisjordania y Jerusalén, a pesar de todas las resoluciones de Naciones Unidas, y de muchos países, que condenan dicha práctica. Por otro lado, los colonos ocupantes, han sido responsables del asesinato de cientos de palestinos, sin que se les juzgue ni condene por ello.

6.    Racismo

El racismo, en cuanto ideología que afirma la superioridad o inferioridad de un grupo social, étnico, religioso, basada en el color de la piel, el idioma, el lugar de nacimiento, la religión, o la cultura. Entre sus consecuencias más obvias, el racismo significa discriminación y persecución, desigualdades económicas y sociales, exclusión social y marginación, violencia y maltrato.

Entre las características más conocidas del nazismo está su racismo sistémico, esto es, presente en las estructuras políticas, sociales y culturales, así como en las prácticas, creencias y comportamientos de la sociedad desarrollada a su amparo. Ellos, los de la “raza aria”, se auto consideraban seres superiores, y a la vez, ponían en el último nivel a judíos, gitanos, personas con discapacidad, homosexuales, y comunistas. Sus manifestaciones más explícitas se desarrollaron, en su ideología, en las leyes impulsadas desde el nazismo, y en las políticas violentas, persecutorias y genocidas.

Existen innumerables menciones al racismo en los textos y documentos que dan cuenta de la ideología nazi. El propio texto “Mi Lucha”, (1924) de Adolf Hitler, entrega ya suficientes manifestaciones racistas como para preocuparse. Más tarde diversas leyes, consagran jurídicamente el racismo. Así por ejemplo, las llamadas “leyes de Nuremberg” (1935) “La ley para la protección de la sangre y el honor alemanes” y la “Ley de ciudadanía del Reich”, sancionan la prohibición del matrimonio entre alemanes y judíos, así como las relaciones sexuales entre ellos, se establece que sólo aquellos de sangre alemana o afín podían ser ciudadanos de Alemania, despojándose a los judíos de su condición de ciudadanos, y privándolos del derecho a elegir como a ser elegidos, al mismo tiempo se les limita el acceso a la educación, el empleo, la residencia y la movilidad, entre otras cosas.

Y en cuanto a las políticas violentas y persecutorias, son ampliamente conocidas las persecuciones, los campos de concentración y los hornos crematorios.

El sionismo es, de modo paralelo al nazismo, una ideología racista, que se manifiesta particularmente con los palestinos, es decir con aquel pueblo que desde hace miles de años vive en esos territorios, que no fue consultado al momento de crear el estado de Israel, y que hoy es asesinado brutalmente en Gaza.

Una vez más, el racismo se manifiesta de manera brutal en los planteamientos ideológicos, en la legislación, y en la práctica política del sionismo. A veces se habla del “racismo sionista”, y eso en verdad es una redundancia. El sionismo es por definición racismo. Así por lo demás lo declaró la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1977 por Resolución 3379, aun cuando 16 años después, desaparecida la Unión Soviética y el grupo de los no alineados, Estados Unidos y la presión sionista lograron revocar dicha resolución.

A diferencia del nazismo, en donde se pone énfasis en la “inferioridad” de los judíos, aquí se pone énfasis en la “superioridad” de ellos, que representan la civilización occidental, la prosperidad, el orden y la “pureza”. Ya el título de la obra de Herzl, “El Estado Judío”, es la primera referencia clara a un racismo declarado. No se trata de organizar un estado democrático, (Herzl por lo demás imagina una “república aristocrática”), pluralista, multiracial o como se le quiera llamar, es el estado “judío”, y solo judío. Todos los demás no existen o no valen lo mismo. Y aunque en algún minuto el texto habla de conferir protección e igualdad de derechos a gentes de otras religiones o nacionalidades, lo cierto es que el menosprecio por la población viviente en la “Tierra Prometida” se refleja en el mismo texto, en donde prácticamente no la nombran, como si no existiera. Más explícito en su racismo es el propio Herzl en su correspondencia privada. Así, en carta dirigida al Gran Duque de Bade, (26.04.1896) expresa; “Si la voluntad de Dios nos devolviera nuestra patria histórica, traeremos, como portadores de la civilización occidental, prosperidad, orden y pureza a este rincón abandonado e infestado del Oriente”.

Por otro lado, de modo similar al de los nazis, numerosas leyes consagran el racismo, estableciendo marcadas diferencias en el trato a los judíos que a las personas de otras religiones o culturas que ya habitaban Palestina cuando se crea Israel, a lo que se suma una práctica brutal al respecto, que ha sido reconocida por numerosos países y denunciada y condenada por Naciones Unidas en numerosas oportunidades.

Entre ellas podemos recordar la Ley del Retorno, que permite a los judíos, cónyuges y familiares cercanos de todo el mundo adquirir la ciudadanía israelí, de manera automática por el sólo hecho de emigrar a Israel. Por cierto nada de ello ocurre con los palestinos que se encuentran repartidos por el mundo.

Las leyes y prácticas relacionadas con la propiedad de la tierra administrada por la Autoridad de Tierras de Israel distribuyen a asignan dichas tierras. De modo similar, leyes especiales permiten a judíos solamente construir asentamientos en Cisjordania y otros territorios ocupados.

Una grave discriminación racial se manifiesta también en el financiamiento y recursos destinados a las escuelas y comunidades palestinas que habitan en Israel, y que, no olvidemos, corresponden aproximadamente al 20% de la población de ese país.

Una de las últimas leyes que marcan el carácter racista del sionismo lo constituye la llamada Ley del Estado Nación de 2018, que declara expresamente a Israel como el estado del pueblo judío, otorgándoles a ellos un estatus especial y discriminando a otras minorías religiosas o culturales, como los árabes palestinos o los drusos.

7.    Confinamiento racista. Guetos y Gaza

Por último, queremos destacar la política de confinamiento que ha llevado a nazis y sionistas a enclaustrar a poblaciones enteras en territorios reducidos, limitados, cercados, marcados por la superpoblación, con condiciones de vida insalubres, escasez de alimentos, enfermedades, y en general, bajo condiciones inhumanas de vida, que resultaron además previas al genocidio cometido después.

Conocido es el caso de los guetos judíos creados por el nazismo para encerrar a miles de judíos en diferentes partes de la Europa ocupada por ellos. Los más conocidos fueron los de Varsovia, Cracovia, Lodz, en Polonia. En el gueto de Varsovia fueron confinados unos 400 mil judíos, en el de Cracovia unos 15 mil, y en Lodz, entre 160 y 200 mil. La mayoría de ellos más tarde serían llevados a campos de concentración y exterminados.

El sionismo ha sido más eficiente. En vez de varios guetos, tiene uno, Gaza, con unos 2 millones de habitantes, confinados en un pequeño territorio, cercado y bloqueado por Israel, que ha restringido el movimiento de bienes y personas, hacia y desde Gaza. Y sus habitantes no necesitan ser traslados a campos de exterminio, son asesinados allí mismo todos los días.

 

En recuerdo de los miles de niños asesinados, heridos y mutilados en Gaza, durante el genocidio sionista, al que la humanidad ha sido incapaz de ponerle término.

Fernando García Díaz

29 de diciembre de 2023

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