lunes, 21 de febrero de 2022

UN FANTASMA RECORRE CHILE, EL FANTASMA DE UNA NUEVA CONSTITUCIÓN

 


En estos días hace 174 años que en Londres, un par de jóvenes alemanes, de 29 y 30 años, publicaban (febrero de 1848), el que sin sospecharlo, iba a ser uno de los más relevantes documentos políticos elaborado en la historia de la humanidad. Así, bajo el título "Manifiesto de Partido Comunista", Marx y Engels entregaban a los trabajadores del mundo una de sus más potentes armas en la lucha por la defensa de su dignidad, un folleto de apenas 23 páginas, consistente básicamente en una declaración de principios de la recientemente renombrada Liga de los Comunistas, que entre otras cosas consideraba una novedosa explicación de la historia, en la que de parias de la historia, transformaba a los trabajadores en sus protagonistas.

El documento mencionado empezaba con esa frase que décadas después, y especialmente luego de la Comuna de París en 1871, se hiciera famosa "Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo". Y agregaba “Todas las fuerzas de la vieja Europa se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma…”

En 1848, cuando la ciencia estaba aún en pañales, y todavía no se apagaban los sueños -y las pesadillas- del romanticismo, los fantasmas no eran cualquier cosa, tenían vida propia en las mentes de millones de europeos, y su sola mención era capaz de aterrorizara millones. Frente al temor que la sola palabra “comunismo” desataba en muchos, Marx y Engels concluyen dos cosas. La primera, que se debía reconocer al comunismo como una potencia, y la segunda, que ya era hora que los comunistas dieran a conocer al mundo su modo de pensar, sus fines y tendencias, en definitiva que a la fábula del fantasma opusieran un documento que diera cuenta de la verdad.

A miles de kilómetros de Londres, en Chile, 171 años después, millones de personas nos manifestamos, de diferentes maneras, en octubre del 2019, exigiendo transformaciones profundas para nuestro país, educación, pensiones, salud, vivienda, trabajo digno, entre otros múltiples requerimientos. Ello daba cuenta de la necesidad de estructurar un nuevo modelo de sociedad, más democrática, más inclusiva, más solidaria, que junto con reconocer derechos sociales verdaderamente dignificara la vida de sus habitantes. Todo ello exige, entre otras cosas, una estructura estatal diferente, guiada por principios distintos (de partida, no más subsidiariedad) y con instituciones capaces de satisfacer efectivamente las sentidas demandas que la ciudadanía expresó. En la actualidad hay principalmente dos mecanismos institucionales para encaminarnos hacia estos objetivos, el éxito del programa transformador del nuevo presidente electo, y por sobre todo, la consolidación de una nueva constitución.

Hoy como ayer, frente a ambas situaciones, el principal desafío parece ser el combatir los fantasmas que se han levantado en contra de ellos, y simplemente decir la verdad. Y es que esta vez “Todas las fuerzas del viejo Chile” se han unido en santa cruzada para acosar a esos fantasmas” y especialmente al que representa la nueva constitución.

Ya vimos las decenas de mentiras que el candidato del neofascismo desarrolló contra la campaña de Boric. Hoy, esa misma lógica, “mentir, mentir, que algo queda”, está desatada contra las posibilidades de la nueva constitución. Ante la pérdida inminente de privilegios, la derecha ha lanzado una campaña de verdades a medias y mentiras completas como pocas veces se ha visto.

Antes que los convencionales empezaran a trabajar en las ideas de fondo del texto que se espera redacten, los dardos fueron encaminados a desprestigiar a sus integrantes, denostando a las personas, promoviendo prejuicios racistas, denostando rasgos culturales, en definitiva, difundiendo discursos de odio. A poco más de un mes de la instalación Convención, en agosto de 2021, un estudio de la PUCV denunciaba la existencia de unas 8.000 cuentas, que formando una “tropa digital”, se dedicaban a atacar en las redes sociales, de manera sistemática y coordenadamente a la Convención. Que los convencionales eran flojos, que su presidenta no estaba capacitada para dirigir, que perdían el tiempo, que sólo querían más plata, que no hacían nada…

A poco más de una semana de que empezara el trabajo de estudio y aprobación de las propuestas, y sin que se haya aprobado todavía un solo artículo del textos definitiva, sin el menor escrúpulo pasaron del que “…no hacían nada…” al “…quieren cambiarlo todo…”.

Como ayer, hoy “todas las fuerzas del viejo Chile”, -precisamente ese que queremos cambiar- se han unido en santa cruzada para acosar a ese fantasma”. En contra de la nueva constitución se han dispuesto todos los espacios de poder de los grandes privilegiados del sistema, político, mediático, económico, jurídico, se han buscado a todos los que pueden aportar a rechazar al texto que democráticamente se construye. Y si ayer eran el “Papa, el zar, Metrrernich y Guizot, los radicales franceses y los polizontes alemanes”, hoy, al lado de los Edwards, los Luksic, los Saieh, -o sea los dueños de Chile- están figura desquiciadas como Marinovich, derechistas recalcitrantes como Mariana Aylwin, renegados como Oscar Garretón “amarillos” como Cristián Warken –cuyo anticomunismo asombra por la ignorancia que ha reflejado- más algunos despistados que nunca faltan.

Y así, especialmente desde la prensa escrita, y la televisión, dando espacio a quien quiera pronunciarse contra una constitución que recién empieza a esbozarse, se desarrolla, promueve y difunde un bien estructurado programa de inexactitudes o derechamente falsedades que en lo esencial busca, más que informar e impactar sobre el juicio y la razón, afectar la emoción de quienes la reciben. Miedo y rabia son los principales objetivos buscados. No se trata de comunicar para que ilustradamente las personas adopten sus propias decisiones, se trata de atemorizar, de irritar, de buscar que reaccionen emocionales básicas, como la ira o el miedo permanezcan, y llegado el momento lleven a las personas a pronunciarse a favor de lo que desde el miedo y la ira les proponen, mantener los privilegios de quienes hoy son los dueños del agua, las minas, los mares, los bosques, los bancos, las AFP, … en definitiva, del país.

Hoy, el primer objetivo de quienes creemos que cualquier constitución elaborada por un conjunto de personas democráticamente electas para ello es mejor que aquella elaborada por cuatro o cinco iluminados durante el gobierno más criminal que tenido Chile, es luchar por derrotar el fantasma del miedo, porque la verdad de lo que en la comisión se discute y aprueba llegue efectivamente a todos los chilenos, en definitiva, porque al momento de plebiscitarse el texto propuesto, una abrumadora mayoría la haga suya y el SI al nuevo texto sea cercano al 80%, como lo obtuvo el Apruebo.

Santiago 21 de febrero de 2022

(a 174 años del lanzamiento en Londres de Manifiesto del Partido Comunista, 21 de febrero de 1848)