viernes, 24 de abril de 2020

EN DEFENSA DE BÁRBARA FIGUEROA




En las últimas semanas han arreciado las críticas contra Bárbara Figueroa. Tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales, hemos visto comentarios que claramente buscan enlodar su imagen.

Bárbara es dirigente sindical, militante política y claramente una figura pública, que razonablemente puede, y debe ser observada y criticada sin temor. Más aún, no sólo es legítimo hacerlo, sino para muchos que tienen responsabilidades de diferente naturaleza, como los periodistas, por ejemplo, una verdadera obligación. Pero ese no es el problema. Las críticas a Bárbara han sido mayoritariamente en los últimos tiempos desde la ignorancia sobre lo que verdaderamente ha hecho la CUT, desde la mala fe y en muchos casos desde la más absoluta irracionalidad (como aquellos que olvidan de quien son los medios de comunicación que nada dicen sobre lo que hace la CUT).

En principio esto no debiera extrañar a nadie. Bárbara reúne todas las condiciones para desatar contra ella los peores calificativos, es una alta dirigente sindical, habla bien y sabe de lo que habla, es mujer; pero por sobre todo, es comunista.

Quizás la único que podría llamar la atención es que muchas críticas vienen de gente que se autodefine como de izquierda, o al menos progresista, pero tampoco debe extrañarnos. El anticomunismo, elemento esencial de las críticas, se ha dado, y se da, en nuestro país, en todo el espectro político. En verdad nada hay más “barato” políticamente que ser anticomunista, a veces podría decirse que no tiene costo. Y se puede ser anticomunista desde la extrema derecha, hasta la extrema izquierda, … y casi con los mismos argumentos. Por lo demás así ha sido desde que se inventó en nuestro país “la amenaza roja”, hace más de 100 años.

Y si las críticas no hacen mella en el extranjero, y la premian por abrir el camino a las mujeres en el movimiento sindical, por ser la primera mujer que ha ocupado la presidencia de la CUT en toda su historia, por el coraje que ha demostrado no obstante ser perseguida y vigilada por el servicio de inteligencia del país, por haber organizado, junto con otras organizaciones, jornadas de protesta el otoño pasado, … se equivocaron los que la premiaron. Los encargados de conferir el Premio Internacional Arthur Stevensson de Derechos Sindicales son tan ignorantes, tan ingenuos, tan básicos, que se han engañado solos o se han dejado engañar. En verdad los pobres no saben cuál ha sido el “verdadero” papel de Bárbara, que evidentemente no es para premiarla.  
Por su puesto que uno podría señalar al mundo progresista que el enemigo es otro, que hoy más que nunca resulta imprescindible fortalecer al movimiento sindical, no debilitarlo, reunir fuerzas y golpear todos juntos a un gobierno cruel, ineficiente, provocador, que miente de forma patológica sobre la realidad de nuestro sistema de salud, que no duda en arriesgar a nuestros niños, a los trabajadores, a los ancianos y al pueblo en general, para no perjudicar a los empresarios, pero la verdad es que para algunos entender eso resulta muy difícil.

Estimada compañera, (y conste que no la conozco, más allá de haberla visto a lo lejos en alguna manifestación), no es fácil ser Presidente de la CUT, no es fácil ser mujer, no es fácil ser comunista,… pero eso tú lo sabías. La lucha por un mundo que otorgue igualdad a las mujeres, que termine con la explotación de los trabajadores, que otorgue pensiones justas a nuestros ancianos, educación gratuita y de calidad a nuestros niños, en definitiva, un mundo donde la dignidad sea costumbre, requiere personas como tú. Estamos contigo.


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