Fernando García Díaz
“La condición de objetos de inversión que ha adquirido el arte, y
especialmente la pintura en las últimas décadas, constituye en primer lugar una
realidad indesmentible, de la que da cuenta una infinidad de hechos y de
testimonios, y en segundo, un conjunto de determinantes de todo lo que es y lo
que representa el mundo del arte en la actualidad”.
Paris, Mayo de 1952. Galería Charpantier, remate de la
colección de Gabriel Cognacq. Desde un comienzo la subasta despertó gran
interés. Múltiples razones parecían explicarlo. Desde luego se trataba de una
valiosa colección de piezas artísticas, especialmente de pinturas; pero también otras situaciones hacían destacar la ocasión. El dueño de las
piezas, conocido mecenas francés, había sido acusado de colaboracionista
con el régimen nazi. Después de todo, durante el gobierno colaboracionista de
Petain había sido Presidente del Consejo Superior de Museos de Francia, y en
1944 condecorado por el fascismo español con la “Orden de Isabel la Católica”,
en grado de Gran Cruz. Él sin embargo rechazaba esas imputaciones, señalando
que su única preocupación había sido velar por los tesoros artísticos de su
patria. Expulsado de su cargo, Gabriel Cognac, aduciendo dolor y amargura por
ello, modificó su antiguo testamento, desheredando al Estado francés y
entregando todas sus valiosas colecciones a una entidad filantrópica.
El día del remate más de 5.000 personas se congregaron,
según la prensa de la época([1]),
incluyendo a los directores de los museos de Bruselas y Hamburgo, a
representanteS del Museo Británico, a los coleccionistas y “marchans” de arte
más famosos, y a celebridades como Greta Garbo.
La subasta comenzó con pintura antigua, que empezó con
precios prudentes, que fueron rápidamente subiendo. La locura se produjo con la
pintura moderna. Por un obra al pastel de Degas se pagaron 5.700.000 francos,
por un Van Gogh, “Les Chardons”, 16.500.000 francos, por un Renoir, “Les deux
seurs”, 19.000.000, y la locura misma,
por un Cezanne “Les pommes y les biscuits”, 33.000.000.
Todos parecen coincidir en que en este momento se produce
“el nacimiento de un mercado”([2]), el moderno
mercado del arte. Y es que desde ese momento, el mercado del arte nunca más
volvió a ser el mismo. En años posteriores se incorporaran los bienes
arqueológicos y las antigüedades a este nuevo mundo.
Abandonado ya en lo esencial el valor simbólico asociado
a la construcción de la nacionalidad, y perdido el rol del Estado como
principal sustentador y responsable del patrimonio cultural nacional, los
bienes materiales empiezan a adquirir un valor comercial como seguramente no
habían alcanzado nunca, con la excepción de los artísticos, que ya en otros
períodos se habían destacado por ello. De este modo, se genera una demanda
especial, que hace subir el precio de algunos de ellos a cifras hasta ese
momento inimaginables y el de la mayoría, a valores dignos de resultar
atractivos para comercializar con ellos.
En los años siguientes se inicia una escalada de precios
que permite que entre 1952 y 1956 al menos 12 cuadros consiguieran sobrepasar
la frontera de las 10.000 libras, pero que explota nuevamente en 1957, cuando
sólo en una subasta, que duró 93 minutos según da cuenta la prensa de la época,
Sotheby’s de Londres remata la colección Weinberg, de Nueva York, y 9 cuadros
de artistas impresionistas y post impresionistas superan esa cifra con holgura([3])([4]).
Destacaron también los precios alcanzados más tarde en las subastas de la
colección de Goldshidt en Londres y de Lurcy en Nueva York; pero va a ser la
subasta en la casa de remates Parke- Bernet, en 1961, del cuadro “Aristóteles
contemplando el busto de Homero”, de Rembrandt, rematado en 2,3 millones de
dólares, lo que hará explotar los titulares de la prensa, y marcará la
tendencia al alza creciente que hasta hoy, con leves caídas, caracterizarán al
mercado del arte. El Museo de Arte Metropolitano de Nueva York, (Met)
adquirente del cuadro, dará también mucho que hablar cuando en 1972 adquiere,
por un millón de dólares, una crátera de Eufronio, que más tarde deberá
devolver a Italia, pues la obra era producto de un saqueo, y el Met no tenía
como no saberlo.
Un aspecto importante en el desarrollo de este mercado
del arte dice relación también con la agresiva actitud desarrollada por las
casas de subasta, dentro de las cuales Sotheby’s lleva la delantera.
El arte latinoamericano contemporáneo irrumpe, a nivel
internacional en la década de los años 80. Su visibilización se manifiesta de
diferentes maneras, especialmente con exposiciones internacionales, creciente
participación en el mercado internacional del arte, así como en numerosas
publicaciones y estudios sobre la materia. Probablemente desde un
multiculturalismo de raíces modernas, la imagen de lo latinoamericano sigue
ubicándose como parte del “otro”. Frente a una Europa y un Estados Unidos que representan lo cristiano,
lo europeo, lo civilizado, lo masculino, en definitiva lo humano, esta América
del sur del Río Bravo sigue simbolizando lo pagano, lo indio, lo salvaje, lo
femenino, lo animal, y de este modo, privilegiándose una pintura que de algún
modo refleje principalmente “lo otro”, más que “lo universal”.
De este modo, a principios de los años 90 encontramos las
primeras obras de autores latinoamericanos cuyo precio supera la simbólica
barrera del millón de dólares. Y si bien resulta difícil confeccionar una lista
que proporcione información segura sobre precios de ventas privadas, por la
falta de información, pero sobre todo por lo contradictoria, errónea e
interesada que puede ser la que circula a través de los medios de prensa, si es
posible hacerlo a partir de los datos alcanzados en remates públicos. Gonzalo
Fontanés, sobre la base de cuadros latinoamericanos vendidos en subastas en
Nueva York, ha confeccionado una lista de las 61 pinturas más caras,
considerando sólo a las que han alcanzado o superado el millón de dólares([5]). Siguiendo
a Gonzalo Fontanés en su publicación, podemos señalar que el primer cuadro que
da inicio cronológico a esta lista de “más de un millón de dólares” es “Diego y
yo”, de Frida Kahlo, por la que en un
remate en Sotheby’s, el 2 de mayo de 1990, se pagó 1,3 millones de
dólares. En materia de precios, la década de los noventa es prácticamente
entera de los mexicanos. Fuera de un Botero vendido el año 1992 y un Matta,
vendido en 1999, todas las demás pinturas que superan el millón de dólares
pertenecen a mexicanos, 6 obras de Tamayo, 5 obras de Diego Rivera, 3 de Frida
Kahlo y 1 de Velazco, forman las 15, de las 17 que entre 1990 y 1999 superan la
cifra señalada. Más tarde se incorporarán a este selecto grupo de pintores de
más de un millón de dólares los chilenos Claudio Bravo y Mario Carreño (nacido
en Cuba), el mexicano Alfredo Ramos Martínez, el uruguayo Joaquín Torres
García, el argentino Lucio Fontana, el mexicano José María Velasco, el cubano
Wilfredo Lam y la mexicana Remedio Varo (nacida en España).
Hasta agosto del 2011, fecha en que está actualizada la
lista a que hemos hecho referencia la pintura mejor pagada de un autor
latinoamericano sigue siendo “Trovador” (1945), de Rufino Tamayo, por la que,
en una subasta el 12 de mayo de
2008, en la Casa Christie, de Nueva York, se pagaron 7.209.000 dólares. En todo
caso, como destaca Gonzalo Fontanés, lejos de constituir todo esto una prueba
de sobrevaloración del arte latinoamericano, sirve “Como dato, para ver lo menospreciado de los artistas
latinoamericanos dentro de este mundo de subastas internacionales, la suma
total de ventas de estas 61 obras es de: $ 122.231.947 millones de
dólares. Este dinero “sólo” alcanza para comprar un Picasso como “Nude,
Green Leaves and Bust”, 1932, subastado el 4 de mayo de 2010 por Christie´s”([6]).
El despertar del mundo artístico latinoamericano ha
significado también el surgimiento de nuevos espacios de comercialización,
siendo quizás el último más relevante, la feria de arte Pinta, nacida en Nueva
York el año 2007 y abierta en Londres por primera vez el año 2010 y por segunda
en junio del año 2011. La feria de Londres logró consolidarse, recibiendo el
apoyo de importantes instituciones europeas, la Tate Modern de Londres, la colección de
Arte Latinoamericano de la Universidad de Essex de Inglaterra, el Centro
Georges Pompidou de París y el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León
(MUSAC), de España.
El mercado del
arte sigue creciendo hasta nuestros días, preocupando cada vez más al mundo de
las finanzas. Quizás el fenómeno más relevante de los últimos años ha sido la
irrupción de China en él, lo que por lo demás ocurre de manera coherente con
los cambios de la economía mundial. Durante el año 2011, China, con un 30% de
cuota, desplazó por primera vez a Estados Unidos, con un 29%. Durante el año
2010 China había desplazado del segundo lugar al Reino Unido, que de este modo,
queda ahora en un tercer lugar, con el 22%. Las ventas de arte y antigüedades
habían experimentado en China un crecimiento extraordinario el año 2010, con
un 177%. El año 2011 lo hicieron en un
64% respecto del año anterior, acaparando, los sectores moderno y contemporáneo
el 70% del mercado. "La
dominación del mercado chino se explica por el enriquecimiento individual, por
una oferta interna vigorosa y una dinámica de inversión de parte de los
compradores de arte chinos", explicó Clare McAndrew, economista cultural
especializada en el mercado de las bellas artes y las decoraciones”([7]).
La emergencia China tiene un significado no sólo desde el
punto de vista de los dineros que en arte se invierten. También lo tiene desde
la perspectiva de los objetos y artistas con mayor presencia en el mercado.
Así, durante el año 2011 no fue Picasso el artista con mayor ventas acumuladas
en remates durante el año, como había ocurrido durante 13 años anteriores, sino Zhanh
Daquian, artista chino. Y el segundo, Qi Baishi. Más aún, dentro de los 10 más
vendidos, cinco fueron artistas chinos. (Sólo en esta línea, de ingentes
demandas del patrimonio cultural chino, se puede entender cómo logro Cristhie’s
rematar en julio del año 2011, cuando la economía mundial ya había empezado a
recibir el “efecto Grecia”, arrastrando a las bolsas del mundo, un set de 4
porcelanas chinas de unos 130 centímetros, en casi 13 millones de dólares).
La presencia China en el mercado del arte ha sido incluso
más explosiva que en la economía mundial. El año 2006 representaba sólo el 5%
del mercado (y E.U. el 46%). En sólo 5 años China subió al 30% y E.U: bajó al
29%.
En lo que al ámbito cultural se refiere, el elemento
determinante parece ser la total y definitiva transformación de los bienes
culturales en bienes económicos, valorados en consecuencia por su valor de
cambio, con frecuencia transformados en bienes de inversión; y en definitiva,
mantenidos o destruidos según lo que se esté dispuesto a pagar por ellos.
La condición de objetos de inversión que ha adquirido el
arte, y especialmente la pintura en las últimas décadas constituye en primer
lugar una realidad indesmentible, de la que da cuenta una infinidad de hechos y
de testimonios, y en segundo lugar, un conjunto de determinantes de todo lo que
es y lo que representa el mundo del arte en la actualidad.
Entre los múltiples testimonios que dan cuenta de esta
realidad, uno que vale la pena destacar, por el peso de quien viene, es el de
Peggy Guggenheim, famosísima coleccionista de arte, tercera esposa del pintor surrealista Max
Ernst y
descubridora del genio de Jackson Pollock. Describiendo
sus deshaciertos como coleccionista, a los cuales se refería como sus “siete
tragedias en mi vida de coleccionista” señala “Pero el peor error fue regalar
dieciocho Pollock, aunque me consuelo pensando en la gran suerte que tuve de
poder juntar mi magnífica colección en una época en que los precios eran
todavía normales, antes de que el mundo del arte se convirtiera en un mercado
de inversiones”. Y si recordamos que en el año 2006 la pintura de Pollock “Number
5”, del año 1948, fue vendida por David Geffen en 139 millones de dólares,
transformándose en el cuadro más caro de la historia, resulta más fácil
comprender la apreciación de Peggy.
La
transformación de los bienes culturales en bienes de inversión económica ha
traído cambios sustanciales al mundo del arte y la cultura. Desde luego ha
permitido que algunos artistas, aquellos a quienes el mercado ha transformado
en modernos reyes Midas, ganen grandes cantidades de dinero. Aunque en estricto
rigor quienes verdaderamente han ganado mucho, mucho, mucho dinero, han sido
los comerciantes de arte, y dentro de ellos, en primer lugar Sothesby’s en
primer lugar y Christie en segundo.
Pero el
mercado fragmenta la realidad, en beneficio de la obtención de las mayores
utilidades, y la transforma en meros mecanismos de negocios, que si se
limitaran sólo a los efectos descritos no merecerían mayor comentario en un
texto como este; pero el problema es mucho mayor. Hay al menos otros 3 efectos negativos
que merecen comentarios aparte.
En primer
lugar está el obvio efecto de terminar siendo los compradores de más recursos
quienes deciden hacia donde marcha el arte. Es cierto que este efecto ha estado
presente desde siempre. No es casualidad que desde Constantino hacia adelánte los
artistas más destacados hayan estado al servicio de la Iglesia, y más tarde de
ésta y de las Monarquías. El que esto ocurra en la actualidad sin embargo,
tiene otras connotaciones sociales. Y es que en un período de auge político de
la democracia, de proclamación de la igualdad de los hombres, como del
derecho universal a gozar del patrimonio
cultural, violenta las conciencias, por un lado el que sigan siendo los grandes
amos del dinero quienes imponen que debe y que no debe valorarse en el arte, y
por otro, que dicha valoración se reduzca a lo que el propio mercado está
dispuesto a pagar por él.
El segundo
gran efecto que detectamos, es que al insertarse el mundo del arte y la cultura
en el mundo de la economía, se terminan aplicando los patrones morales
imperantes en él, que claramente se encuentran muy alejados de aquellos que,
según UNESCO, deben guiar el desarrollo de la cultura y el arte.
El sitio
web “Arte y Mercado (A&M), una de las páginas españolas más destacas sobre
la materia, es un buen lugar para conocer como se da ese maridaje,
necesariamente mal avenido, que es considerar el arte como negocio.
Y decimos
mal avenido, porque si bien para el mundo de los negocios (y en gran medida de
la simple especulación) se puede tratar de una nueva fuente de dinero, para la
cultura y las artes significa una verdadera tragedia, entre otras cosas, porque
termina imponiéndose las reglas de la economía liberal imperante, que poco
tiene que ver con el mundo de la cultura.
Esta
situación se refleja desde una contradicción claramente insalvable que las
páginas que comentamos dejan ver. Así por ejemplo, mientras se encabeza una
página con una cita de David Hockney, sin duda uno de los artistas más
influyentes del siglo XX, diciendo “Creo firmemente que la pintura puede
cambiar al mundo… Creo que parte de mi trabajo como artista consiste en
demostrar que el arte puede mitigar la desesperación” y más abajo se cita a
Chagall diciendo “El arte es sobre todo un estado del alma” en las líneas
siguientes se dirige la búsqueda a temas como valoración del arte, tasaciones,
subastas, etc. Y si hemos dicho que en este maridaje se impone el mundo de los
negocios, frío, impersonal y a menudo carente de los valores morales más
básicos, ello queda perfectamente de manifiesto en las “Reglas a seguir para una acertada
inversión”, de Jennifer Hill, que el sitio transcribe. En la pagina, y poco
después de copiar la frase de Leonardo
da Vinci "La pintura es
poesía muda; la poesía pintura ciega." En ellas se señala, entre otras
cosas, que “Se recomienda tener cuidado con las obras producto de saqueos de
guerra” o “Se recomienda tener cuidado con el arte exportado
ilegalmente. Tales obras podrían resultar ser difíciles de revender y otros
países podrían tratar de recuperarlas. Usted podría encontrarse al final de una
demanda judicial” o “No se recomienda invertir en ejemplares robados”([8])([9]).
Como se puede apreciar de su simple lectura, ninguna de esas recomendaciones es
capaz de aprobar las mínimas exigencias que sobre la materia ha ido elaborando
la UNESCO.
Por
último, y respecto de este efecto no parece haber dos opiniones, las
artificiales cifras que la especulación financiera termina pagando por el los
bienes culturales, como ninguna otra causa, han estimulado, de manera
exponencial, el robo de museos, iglesias, galerías o colecciones, el saqueo de
sitios arqueológicos y paleontológicos, las falsificaciones de todo tipo de
bienes culturales y el tráfico ilícito hacia países donde se obtienen mayores
precios por dichos objetos. Karl Meyer, en su ya clásica obra sobre “El saqueo
del pasado”, señalaba en 1973 “Más que cualquier otro elemento único, el
incremento de los precios del arte ha sido responsable por el robo, mutilación
y destrucción totales de obras de arte en todas partes del mundo…”([10]).
Fernando Baez, 36 años después señalaba “El saqueo de bienes culturales también
es fomentado, ante todo, por razones estrictamente económicas, que movilizan
bandas dedicadas a la expoliación sistemática de yacimientos arqueológicos,
paleontológicos, subacuáticos y pintura rupestre en cuevas protegidas”([11]).
Ratificando lo anterior, y mostrando una de sus aristas más dramáticas, la
prensa mundial informaba, a mediados del mes de junio del 2012, que, la crisis económica que afecta a Grecia causaba
estragos en materia de patrimonio cultural, no sólo porque las exploraciones
arqueológicas y las investigaciones se abandonaban por falta de recursos, sino
porque habían aumentado los saqueos a sitios arqueológicos([12])
y los museos habían visto aumentar los asaltos([13]).
La sistemática realización del evento automovilístico “Dakar”, en América Latina,
no obstante la conciencia que se tiene que cada vez que ocurre se destruyen
decenas de sitios arqueológicos, es una prueba más de todo ello([14]).
Y la destrucción de los centros históricos en las ciudades americanos, para dar
paso al “progreso” del cemento, otra.
Incluso en
Chile, en donde el mercado del arte no tiene, hasta el día de hoy una gran
presencia desde la perspectiva económica, esta realidad se hacía notar hace ya
dos décadas. “Para los entendidos en la Bolsa, que se desesperan al ver el IPSA
y/o el IGPA con signo negativo, y luego para los partidarios de los fondos
mutuos, de los pagarés, de comprar propiedades y luego revenderlas; en fin,
para todo quien tiene dinero y duda donde invertir, existe una alternativa
diferente”([15]), señalaba en 1992 la
revista Economía y Negocios” del diario El Mercurio, en un artículo cuyo título
“Arte, otra buena alternativa”, no dejaba lugar a dudas.
Santiago, septiembre de 2014
[1] Véase “Una sensacional subasta de pinturas”, en “La
Vanguardia Española”, domingo 18 de mayo de 1952, pág. 11, disponible en
http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1952/05/18/pagina-11/32804177/pdf.html
[2] JIMÉNEZ,
PABLO, “El nacimiento de un mercado”, ABC, Madrid 23-12-1990, pág. 60.
[3] LA VANGUARDIA ESPAÑOLA”, “Un Van Gogh alcanza las
31.000. Una importante subasta de arte en Londres. En 93 minutos se liquida la
colección en 326.520 libras” jueves 11
de julio de 1957, pág. 10,
[4] ABC,”Subasta de Obras de Arte en Londres. Esculturas,
bronces y pinturas de impresionistas franceses, vendidas en 326.520 libras
esterlinas., jueves 11 de julio de 1957.
Edición de la mañana, pág. 37, disponible en http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/madrid/abc/1957/07/11/037.html
[5]
FONTANÉS, GONZALO “Las pinturas
latinoamericanas más caras”, en http://arteyartistas.org/las-pinturas-latinoamericanas-mas-caras/ Disponible 17
de julio de 2012.
[6]
FONTANÉS, GONZALO idem
[7] Así da cuenta la página http://spanish.china.org.cn/culture/txt/2012-03/20/content_24941096.htm
[8] HILL,
JENNIFER, “Reglas
a seguir para una acertada inversión” en Arte y Mercado, http://www.arteymercado.com/decalogo.html
[9] En todo caso tenemos que reconocer que dichas reglas no
fueron elaboradas por el sitio en cuestión sino difundidas por la agencia
Reuters, al parecer en junio del 2008
[10] MEYER, KARL E. “El saqueo
del pasado. Historia del tráfico ilegal de obras de arte”, F.C.E., México,
agosto de 1990, pág. 23
[11] BAEZ, FERNANDO “El saqueo Cultural de
América Latina. De la Conquista a la globalización. Editorial debate. Primera
edición en la Argentina bajo este sello, julio 2009, pág. 238.
[12] Así por
ejemplo en El Correo del Orinoco, Caracas, Venezuela, disponible en http://www.correodelorinoco.gob.ve/multipolaridad/aumentan-saqueos-a-sitios-arqueologicos-griegos-por-crisis-economica/# (17.07.2012)
[13] La Tercera,
Santiago, Chile, disponible en http://diario.latercera.com/2012/06/23/01/contenido/mundo/8-112185-9-crisis-causa-estragos-en-los-tesoros-arqueologicos-griegos.shtml (17.07.2012)
[14] Así por ejemplo en “Dakar
2015: La competencia "criminal" que denuncian arqueólogos y pueblos
originarios” en http://www.elmostrador.cl/cultura/2014/06/02/dakar-2015-la-competencia-criminal-que-denuncian-arqueologos-y-pueblos-originarios/
[15] Revista Economía y Negocios, “Arte, otra buena
alternativa”, Diario El Mmercurio, 2 de septiembre de 1992, pág.4
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