jueves, 25 de junio de 2020

CON ALLENDE, EN HOMBROS DE GIGANTES

“Si he podido ver más allá, es porque me encaramé a hombros de gigantes”, escribió Newton en 1676, queriendo explicar con ello que no había sido solo su propia genialidad la responsable de la revolución científica que con el se concretaba, sino que ésta se apoyaba en las obras de otros genios anteriores a él. El origen de la expresión es desconocido, pero sin duda viene de muchos años antes que Newton; su familiaridad en el mundo actual, es sin embargo de responsabilidad de este sabio. El enunciado se ha utilizado casi exclusivamente en el ámbito científico, pero nos parece, nada opta a que se aplique al mundo político. Y por el contrario, hoy, cuando dos eventos masivos marcan la vida política de nuestro país, el estallido social y la pandemia originada por el coronavirus, resulta aún más fácil ver la importancia de encaramarse sobre hombros de gigantes para avanzar hacia el futuro.

Nuestro pueblo se levantó el 18 de octubre del año recién pasado con una fuerza que jamás nadie hubiera imaginado. Con una valentía a toda prueba, que no se amilanó ante la represión, la violencia o la tortura, llevó adelante verdaderas hazañas, que hicieron retroceder a la derecha más recalcitrante, (que para estos efectos también incluye a una supuesta izquierda), entre otras cosas, obligándola incluso a aceptar el proceso para una nueva constitución, que no había estado ni siquiera dispuesta a conversar durante más de 30 años, que ha significado que el parlamento reconozca la necesidad de terminar con la elección indefinida de los mismos o de reducir sus abultadísimos sueldos.  ¿Cómo fue posible este despertar? Hay muchas explicaciones. Frustración, rabia, impotencia, sin duda.  Pero hay una que me parece aún poco explorada, es que la fuerza de ese despertar, se dio, entre otras cosas, porque en esa oportunidad el pueblo volvió a encaramarse en hombros de gigantes.

Y sin duda uno de los gigantes más presentes en el despertar de Chile, ha sido la figura inmortal del compañero presidente Salvador Allende. En verdad su imagen es una de las pocas que se levantó y exhibió con orgullo durante todas las manifestaciones del estallido social. Mientras muy pocos políticos actuales se atrevían a aparecer siquiera en las marchas, y decenas eran ridiculizados, despreciados, humillados, con imágenes que los mostraban como vagos, corruptos, deshonestos, inmorales, renegados, indignos, traidores, la de Allende se levantaba incólume, se repetía en cientos de banderas, y día tras día, cualquiera fuese el motivo de la manifestación. La claridad de sus ideas, la valentía de su actuar, pero sobre todo la consecuencia y la honestidad con que vivió toda su vida, son cualidades que no solo lo levantan como esa figura internacional que hoy es, sino que lo proyectan como un líder a tener presente en cada momento de nuestra historia.

Su figura no solo se manifiesta en la calle, en la protesta o en la barricada, recordando tal vez al compañero que alojó en su casa a los sobrevivientes de la campaña del Che, y los acompañó hasta Cuba para asegurar que su vida, (en un vuelo por lo demás hoy poco comprensible (Santiago-Isla de Pascua-Tahiti-Sidney-Singapur-Atenas-París-Praga-Moscú-La Habana), sino en todo nuestro quehacer político.

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Hoy, cuando aún vivimos la tragedia a la que nos ha arrastrado este gobierno, con un ministro errático, mentiroso, cruel e ignorante de nuestra de realidad, a quien la soberbia y el individualismo le explotó en la cara y le derrumbó el castillo de naipes que el mismo había construido, y con un Presidente de la República indolente, provocador e inepto, que avaló su actuar, y que sólo se ocupó de las grandes empresas, abandonando a la gente a su propia iniciativa, se agiganta aún más la figura de quien, en su prolífica vida pública, no sólo fuera primero Ministro de Salubridad y más tarde Presidente de Chile, sino además el hombre que más hizo en Chile por la salud y la vida de los chilenos modestos.

En verdad son muchos y muy variados sus aportes. En materia de salud podríamos destacar sus condiciones de salubrista, formador, y visionario. Así por ejemplo, cuando el concepto de “determinantes sociales en salud” aún no se conocía, Allende destacaba la relación pobreza-enfermedad, al describir “La realidad médico-social chilena” (1938). Pero sin dudas sus mayores aportes fueron del político izquierdista y revolucionario consecuente. Con él como ministro se inicia el proceso de unificación de los diferentes servicios de salud, a cuyo desarrollo va a contribuir también como parlamentario, creando un sólido sistema, que más tarde la Dictadura de los mismos que hoy nos gobiernan, desmantelara.

En un momento como hoy, en donde todo es negocio, y la salud uno de los más perversos del sistema, podemos recordar que como Presidente de la República, implementó el Programa de la Unidad Popular que lo había llevado a ganar las elecciones, y que consideraba la salud como una situación en la que incidía, vivienda, salario, cultura, educación, trabajo, atenciones de salud, y todo ello como un conjunto de derechos de las personas, cuyo deber del Estado era proporcionarlo, contando siempre con la más activa y real participación de la comunidad organizada, considerada ésta como el principal recurso de salud que teníamos. Era, y sigue siendo necesario educar en salud, modificar hábitos, priorizar prevención, para lo cual la comunidad organizada es esencial.

Hoy, cuando nada se consulta con el pueblo, y el hambre golpea la puerta de millones de hogares, podemos recordar, entre otras cosas, que en el Chile que recibe Allende la desnutrición infantil era causa de muerte y enfermedad de miles de niños, y por ello, varias de las primeras 40 medidas del Gobierno Popular que el dirigía, estuvieron dedicadas a asegurar la alimentación de los niños, como el medio litro de leche, los desayunos y almuerzos escolares. En verdad el legado de Allende es inmenso, jamás podríamos agotarlo en unas pocas líneas.

Salvador Allende Gossens nació en Santiago, un día 26 de junio, pero de 1908. Hoy lo recordamos de múltiples maneras, pero siempre teniendo presente que su figura de gigante se arraiga en un movimiento popular que promete continuar con su ejemplo, y como él, seguir luchando, hasta que la dignidad se haga costumbre, como fue en los gloriosos días en que Salvador Allende estuvo en el gobierno.

 Villa Alegre 26 de junio de 2020



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