“Si he podido ver más allá, es porque me
encaramé a hombros de gigantes”, escribió Newton en 1676, queriendo explicar
con ello que no había sido solo su propia genialidad la responsable de la
revolución científica que con el se concretaba, sino que ésta se apoyaba en las
obras de otros genios anteriores a él. El origen de la expresión es
desconocido, pero sin duda viene de muchos años antes que Newton; su familiaridad en
el mundo actual, es sin embargo de responsabilidad de este sabio. El
enunciado se ha utilizado casi exclusivamente en el ámbito científico, pero nos
parece, nada opta a que se aplique al mundo político. Y por el contrario, hoy,
cuando dos eventos masivos marcan la vida política de nuestro país, el
estallido social y la pandemia originada por el coronavirus, resulta aún más
fácil ver la importancia de encaramarse sobre hombros de gigantes para avanzar
hacia el futuro.
Nuestro pueblo se levantó el 18 de
octubre del año recién pasado con una fuerza que jamás nadie hubiera imaginado.
Con una valentía a toda prueba, que no se amilanó ante la represión, la
violencia o la tortura, llevó adelante verdaderas hazañas, que hicieron
retroceder a la derecha más recalcitrante, (que para estos efectos también
incluye a una supuesta izquierda), entre otras cosas, obligándola incluso a
aceptar el proceso para una nueva constitución, que no había estado ni siquiera
dispuesta a conversar durante más de 30 años, que ha significado que el
parlamento reconozca la necesidad de terminar con la elección indefinida de los
mismos o de reducir sus abultadísimos sueldos. ¿Cómo fue posible
este despertar? Hay muchas explicaciones. Frustración, rabia, impotencia, sin
duda. Pero hay una que me parece aún poco explorada, es que la
fuerza de ese despertar, se dio, entre otras cosas, porque en esa oportunidad
el pueblo volvió a encaramarse en hombros de gigantes.
Y sin duda uno de los gigantes más
presentes en el despertar de Chile, ha sido la figura inmortal del compañero
presidente Salvador Allende. En verdad su imagen es una de las pocas que se
levantó y exhibió con orgullo durante todas las manifestaciones del estallido
social. Mientras muy pocos políticos actuales se atrevían a aparecer siquiera
en las marchas, y decenas eran ridiculizados, despreciados, humillados, con
imágenes que los mostraban como vagos, corruptos, deshonestos, inmorales,
renegados, indignos, traidores, la de Allende se levantaba incólume, se repetía
en cientos de banderas, y día tras día, cualquiera fuese el motivo de la
manifestación. La claridad de sus ideas, la valentía de su actuar, pero sobre
todo la consecuencia y la honestidad con que vivió toda su vida, son cualidades
que no solo lo levantan como esa figura internacional que hoy es, sino que lo
proyectan como un líder a tener presente en cada momento de nuestra historia.
Su
figura no solo se manifiesta en la calle, en la protesta o en la barricada,
recordando tal vez al compañero que alojó en su casa a los sobrevivientes de la
campaña del Che, y los acompañó hasta Cuba para asegurar que su vida, (en un
vuelo por lo demás hoy poco comprensible (Santiago-Isla de
Pascua-Tahiti-Sidney-Singapur-Atenas-París-Praga-Moscú-La Habana), sino en todo
nuestro quehacer político.
También te puede interesar Partido Comunista, 108 años de Historia
Hoy,
cuando aún vivimos la tragedia a la que nos ha arrastrado este gobierno, con un
ministro errático, mentiroso, cruel e ignorante de nuestra de realidad, a quien
la soberbia y el individualismo le explotó en la cara y le derrumbó el castillo
de naipes que el mismo había construido, y con un Presidente de la República
indolente, provocador e inepto, que avaló su actuar, y que sólo se ocupó de las
grandes empresas, abandonando a la gente a su propia iniciativa, se agiganta
aún más la figura de quien, en su prolífica vida pública, no sólo fuera primero
Ministro de Salubridad y más tarde Presidente de Chile, sino además el hombre
que más hizo en Chile por la salud y la vida de los chilenos modestos.
En verdad son muchos y muy variados sus
aportes. En materia de salud podríamos destacar sus condiciones de salubrista,
formador, y visionario. Así por ejemplo, cuando el concepto de “determinantes
sociales en salud” aún no se conocía, Allende destacaba la relación
pobreza-enfermedad, al describir “La realidad médico-social chilena” (1938).
Pero sin dudas sus mayores aportes fueron del político izquierdista y
revolucionario consecuente. Con él como ministro se inicia el proceso de
unificación de los diferentes servicios de salud, a cuyo desarrollo va a contribuir
también como parlamentario, creando un sólido sistema, que más tarde la
Dictadura de los mismos que hoy nos gobiernan, desmantelara.
En un momento como hoy, en donde todo es
negocio, y la salud uno de los más perversos del sistema, podemos recordar que
como Presidente de la República, implementó el Programa de la Unidad Popular
que lo había llevado a ganar las elecciones, y que consideraba la salud como
una situación en la que incidía, vivienda, salario, cultura, educación,
trabajo, atenciones de salud, y todo ello como un conjunto de derechos de las
personas, cuyo deber del Estado era proporcionarlo, contando siempre con la más
activa y real participación de la comunidad organizada, considerada ésta como
el principal recurso de salud que teníamos. Era, y sigue siendo necesario
educar en salud, modificar hábitos, priorizar prevención, para lo cual la
comunidad organizada es esencial.
Hoy, cuando nada se consulta con el
pueblo, y el hambre golpea la puerta de millones de hogares, podemos recordar,
entre otras cosas, que en el Chile que recibe Allende la desnutrición infantil
era causa de muerte y enfermedad de miles de niños, y por ello, varias de las
primeras 40 medidas del Gobierno Popular que el dirigía, estuvieron
dedicadas a asegurar la alimentación de los niños, como el medio litro de
leche, los desayunos y almuerzos escolares.
En verdad el legado de Allende es inmenso, jamás podríamos agotarlo en unas
pocas líneas.
Salvador Allende Gossens nació en
Santiago, un día 26 de junio, pero de 1908. Hoy lo recordamos de múltiples
maneras, pero siempre teniendo presente que su figura de gigante se arraiga en
un movimiento popular que promete continuar con su ejemplo, y como él, seguir
luchando, hasta que la dignidad se haga costumbre, como fue en los gloriosos
días en que Salvador Allende estuvo en el gobierno.
Villa
Alegre 26 de junio de 2020
No hay comentarios.:
Publicar un comentario