sábado, 13 de junio de 2020

CIENTO DOS DÍAS DE SOBERBIA, ERRORES, MENTIRAS Y HORRORES




Con al menos 102 días de atraso, el Presidente Piñera ha debido cambiar a su amigo Jaime Mañalich, quien en calidad de ministro “estrella” en salud, es responsable directo de la peor tragedia sanitaria que ha vivido nuestro país en más de un siglo.

Con una soberbia que ya conocíamos de su paso anterior por el Ministerio de Salud, desde un comienzo Mañalich se puso a disposición de los objetivos políticos y económicos de Piñera, intentando capitalizar el enfrentamiento de la pandemia y recuperar, al menos en parte, la deteriorada situación política en que se encontraba el Presidente luego del estallido social. Sin importar la experiencia de otras latitudes, que ya llevaban meses enfrentando su propia pandemia, ni las voces de expertos nacionales, Mañalich y su equipo diseñaron una estrategia que no escuchó consejo alguno, que se aisló de la ciudadanía y buscó siempre y por sobre todo potenciar la imagen del gobierno y sus aliados, para lo cual por lo demás contó entre otras cosas con una televisión obsecuente a niveles vergonzosos. Esta estrategia, que en lo sanitario se fue mostrando cada vez más ineficaz, debió por ello modificarse una y otra vez, sustentándose en una mentira tras otra, y manifestándose, hasta el último momento, en un absoluto desprecio por la salud y la vida de las personas.

Sabido es que la dirección de una política pública -de salud o de otra naturaleza- que busca llegar a todos los habitantes de la república y motivarlos hacia la realización de determinas conductas, -quedarse en casa, usar mascarilla, mantener la distancia social, etc.- requiere no solo de calidad técnica, sino además de un liderazgo responsable, y por sobre todo creíble. Nada de eso hubo, ni políticas acertadas, ni liderazgo creíble. Todo se transformó en un estruendoso fracaso, que tardíamente el propio Mañalich reconoció al señalar que su proyecto se había derrumbado como castillo de naipes.

Hoy, luego de soberbia, errores y mentiras, sólo nos queda el horror. El horror por más de 167.000, contagiados, cifra que crece con más 5.000 nuevos casos cada día y que significa más de 5.000 muertos y el triste récord de estar entre los países que lideran los niveles de contagio y de muertes por millón de habitantes en el mundo.

El cambio de ministro era una indudable necesidad. A Mañalich sus mentiras le habían explotado en la cara una y otra vez, - la última referida al número de muertos-, carecía de la más mínima credibilidad y ya no podía seguir dirigiendo una “batalla” que a todas luces había perdido.

Pero el cambio de ministro, por si sólo, no es garantía de nada. Se requieren cambios profundos, modificar una estrategia probadamente fracasada, tanto en lo técnico como en lo político. Es necesario diseñar nuevas medidas de salud, pero también económicas, que en definitiva permitan que la gente se quede en sus casas, sin arriesgarse a pasar hambre. Se necesita recuperar la confianza de las personas, hacer verosímil el discurso, y para todo ello, es imprescindible escuchar lo que dice los expertos, compartir decisiones, recurrir a la comunidad. Conocida la trayectoria del nuevo ministro, no tenemos garantías de que eso vaya ha ocurrir. En las últimas semanas ha mostrado más condescendencia hacia el gobierno que hacia la comunidad, así y todo, podemos mantener el beneficio de la duda. Tiene la oportunidad, y por el bien del país sería bueno que la tomara.

Pero el horror ha sido demasiado y debe tener su costo. No es posible que los responsables de miles de contagios y de muertes, del sufrimiento de cientos de miles de personas, que se pudieron haber evitado, o al menos sobrellevado de manera más digna, queden en la impunidad. Mañalich debe asumir sus responsabilidades políticas y legales. Pero no podemos olvidar que el responsable de nombrarlo Ministro de Salud, y por sobre todo de mantenerlo todo este tiempo, y en definitiva de aprobar la soberbia, los errores, las mentiras, y horrores que hoy tenemos, es Piñera y también debe pagar política y legalmente por ello.

Villa Alegre 13 de junio de 2020

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