Modesta
Carolina Wiff Sepúlveda, nació en Villa Alegre en 1941, segunda hija de un
conocido vecino del pueblo, don Jorge Wiff, Oficial del Registro Civil y
hermana, entre otras, de Mercedes (la Meche), profesora en la Escuela de Niñas
N°7, la misma en que Carolina hizo sus estudios primarios. Más tarde continuó
en el Liceo de Niñas de Talca y posteriormente se matriculó en Servicio Social
en la Universidad de Concepción, carrera que dejó en 1964 por la necesidad de
trabajar. Algún tiempo después reinició sus estudios de Servicio Social en
Santiago, en donde llegó a ser Presidenta del Centro de Alumnos, en una lista
apoyada por la Democracia Cristiana.
Su
profundo compromiso con los más pobres, que ya se había manifestado en la
elección de su carrera, la llevó a hacer su práctica en un programa piloto de
la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, en la comuna de Quinta
Normal. Esa experiencia, y la influencia de sus compañeros de trabajo, la
llevaron a ingresar, más tarde, a las filas del Partido Socialista, en donde
rápidamente destacó por su trabajo y compromiso. Durante el gobierno de la
Unidad Popular se desempeñó en la Junta de Jardines Infantiles, a cargo del
Programa para Poblaciones Marginales de esa institución. Más tarde fue Jefa del
Programa de Capacitación para Mujeres Proletarias, cargo que desempeñó hasta el
día del golpe de estado.
Desde
comienzos de la dictadura quedó cesante, transformándose el tema de los
ingresos en una verdadera preocupación. Así y todo, ya en noviembre del 73 se
integró a trabajar en la rearticulación del Partido Socialista, en actividades
cercanas al Comité Central. Desde allí, en diferentes tareas, varias de
altísima responsabilidad partidista, día a día arriesgó su vida, luchando por
un Chile democrático, solidario, humano y con libertad.
Tenía
34 años cuando el 25 de junio de 1975 fue detenida por la DINA y sus esbirros.
Fue vista por última vez en “Villa Grimaldi” y hoy es una de las mujeres
“detenidas desaparecidas”. Cuesta releer, por dolor y repugnancia, los métodos
de tortura utilizados allí. A los “clásicos”, la parrilla eléctrica, el
submarino, colgamiento, se sumaban, entre otras, cual más cruel, las
violaciones masivas delante de esposos, padres, hijos o compañeros, las
violaciones con perros amaestrados, el uso de un camarote metálico de dos
pisos, amarrando al primero a un prisionero, mientras en el segundo se
torturaba a su padre, hermano o amigo, y así varios otros.
No
sabemos en concreto qué de todo esto sufrió Carolina, pero sí que una detenida
allí la reconoció más tarde y dijo que estaba en malas condiciones, pero además,
sabemos que ninguno de los sobrevivientes de Villa Grimaldi declara no haber
sido torturado. Y ella ni siquiera sobrevivió. Tampoco sabemos con certeza el
nombre de sus torturadores. Sí sabemos el de algunos de los que allí
estuvieron, Marcelo Moren Brito, Osvaldo
Romo, Miguel Krasnoff, Cristián Labbe (si, el ex alcalde de Providencia),
Ingrid Olderock, (la que adiestraba perros para violar mujeres), y así un lista
de los peores criminales de nuestra historia.
Después
de décadas de impunidad, y mientras algunos de ellos están cumpliendo condenas
por crímenes de lesa humanidad, imprescriptibles según Naciones Unidas, en
Punta Peuco, un recinto carcelario especial, con comodidades que no hay en
ninguna otra cárcel del país, los cómplices civiles de esa dictadura criminal,
desde la UDI, Renovación Nacional y el gobierno, hoy hacen esfuerzos por que
sus antiguos socios vuelvan a la impunidad. Y para ello, no trepidan en el
chantaje más vil, poniendo en riesgo la vida de personas cuyos delitos no sólo
son infinitamente menores, sino que muchos de ellos, todos los detenidos con
motivo del estallido social por ejemplo, aún no han sido siquiera condenados
(presos sin condena los llama Naciones Unidas).
Hoy,
a 45 años de su secuestro y desaparición, el recuerdo y el ejemplo de nuestra
coterránea, Carolina Wiff Sepúlveda, se agiganta, y nos obliga a gritar con más
fuerza, ¡No a la impunidad!
Fernando
García Díaz
Villalegrino
de nacimiento y corazón;
ex preso político en el Blindado Número 2, Estadio
Chile, Estadio Nacional, Barco Andalién, Chacabuco, y nuevamente Estadio Chile.
Villa Alegre, 5 de abril de 2020
Gracias por mantener viva la memoria de Carolina Wiff Sepúlveda. La calidad del artículo es otro homenaje más: terrible y directo, su precisión nos da una idea del horror padecido durante la dictadura. En efecto: ¡no a la impunidad!
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