La Comisión Constituyente aún
no ha terminado su trabajo, pero claramente ya es posible pronunciarse sobre
éste, por cuanto los aspectos principales ya están resueltos. Atendido esto, y
aun cuando hay innumerables motivos para votar Apruebo, en mi opinión hay tres
tipos de razones que vale la pena destacar.
1. Nuevo texto
En primer lugar, el contenido
logrado por el nuevo texto. Desde luego no hay posibilidades de exponer todo lo
que este contiene, y aún cuando hay cosas que no comparto plenamente, en lo
central, se trata de un texto que logra plasmar los principales anhelos de la
ciudadanía.
El primer tema a destacar es que
desaparece el Estado subsidiario y se reemplaza por un Estado solidario. La consagración
constitucional de un estado subsidiario, que estableció la Constitución del
Dictador, significa que entrega a la iniciativa privada la satisfacción de las necesidades
básicas. El Estado sólo puede intervenir en aquellas áreas donde no pueden o no
quieren hacerlo los particulares. Ello significa que áreas como vivienda,
salud, educación, pensiones, quedan entregadas al libre flujo de la oferta y la
demanda, con mínimas posibilidades de intervención estatal, especialmente
referidas al control.
En segundo lugar, en este nuevo texto se establecen
verdaderos derechos para las personas. O dicho de otro modo, la Constitución de
la dictadura, bajo el acápite de derechos constitucionales, lo que en verdad estableció
fueron una serie de privilegios para quienes dependiendo de su patrimonio
personal o familiar tenían el poder para dárselos. El derecho a la educación se
convirtió en el derecho a la libertad de educación, es decir, de los
empresarios para crear jardines, colegios o universidades y el de los
apoderados para “elegir”, si tienen plata para optar a uno u otro. Con el
derecho a la salud pasa algo similar. Quien tiene recursos elije una Isapre,
quien no los tiene, debe conformarse con esa opción “subsidiaria” que es
FONASA. Con el derecho a la seguridad social la situación es aún peor. Primero
porque no es “social”, sino capitalización individual en la cual cada uno se
defiende con sus propios recursos. Y segundo, porque aquí ni siquiera hay una
posibilidad de elegir la opción subsidiaria, un sistema estatal. Aquí la única
alternativa es elegir quien te asalta, si una AFP u otra.
A ello podemos agregar que por primera vez vamos a tener un estado multinacional, intercultural, ecológico, descentralizado, con democracia paritaria, y la protección y garantía de los derechos humanos individuales y colectivos como sus fundamentos.
En definitiva, el texto de la Nueva Constitución consagra una serie de normas que va a hacer muy bien a nuestro pueblo.
2. Un proceso ejemplarmente democrático
La segunda razón es que esta Nueva Constitución es resultado de un proceso tan profundamente democrático
como no ha habido ninguno en la historia de nuestro país, y probablemente pocos
en el mundo. Como es sabido, su origen se remonta al estallido social, en donde
el pueblo, en las calles, exigió la elaboración de una nueva constitución. ¡Y
vaya que costó caro!
Como una alternativa para
detener la revuelta social hubo un acuerdo sobre la manera esencial de llevar a
cabo el proceso por un grupo de partidos y personas. Dicho acuerdo debió ser democratizado
más, incorporándose paridad entre los elegidos y reservando asientos especiales
para representantes de los pueblos indígenas. Más tarde una abrumadora mayoría
aprobó la necesidad de una Nueva Constitución y que ésta fuera redactada por constituyentes
elegidos especial ente para ello.
Mas adelante, y de la manera más democrática conocida en nuestro país, se eligió a las personas que el pueblo considerá idóneas para redactar un nuevo texto.
Durante el proceso de
redacción se recibieron miles de propuestas de la ciudadanía, de instituciones,
como de especialistas, en las diversas materias, las que fueron consideradas por
las diferentes comisiones
Por último, todas las normas aprobadas lo fueron con dos tercios o más de los
votos de los constituyentes.
Atendido lo anterior, y si
sólo debiéramos reconocer ese ejercicio democrático, deberíamos votar Apruebo.
3. La “alternativa”
Y la tercera razón para
aprobar este nuevo texto, es que si se rechaza, lo que queda vigente es la
constitución del Dictador. No hay otra alternativa.
La misma derecha que no quería
cambiarla, que enterró el proceso empezado en el último gobierno de Bachelet,
que votó rechazo para no cambiarla, que puso un altísimo quorum a los
constitucionalistas para aprobar cada norma, hoy nos quieren hacer comulgar con
ruedas de carreta, para lo cual nos mienten doblemente: “rechazar para mejorar”.
En primer lugar, nos mienten porque esta última opción no existe. Sólo hay dos alternativas. La norma constitucional es clarísima sobre el plebiscito de salida, o esta Nueva Constitución, o la del dictador. Por lo demás, si de reformas se trata, la Nueva Constitución también establece un mecanismo que permite modificarla
Y en segundo, nos mienten porque
no existe tampoco un acuerdo sobre lo que puede significar “mejorar” una
constitución. ¿Quién define lo que significa “mejorar”? ¿Los parlamentarios que
el pueblo despreció mayoritariamente en el plebiscito de entrada para que
cumplieran esa función? ¿Una “comisión de expertos”? ¿Acaso no intervino ya una
gran cantidad de expertos en la redacción del nuevo texto?
En verdad esa inexistente
alternativa es sólo un esfuerzo más de quienes no desean perder sus
privilegios, …y de quienes están dispuestos a servir para ello.
Como millones de chilenos, el
próximo 4 de septiembre voy a votar APRUEBO.
Santiago 21 de junio de
2022
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