En
una semana más, nuestro país vivirá un día histórico. Por primera vez en la
historia de nuestro país, el pueblo podrá decidir si desea seguir con la vieja
constitución elaborada durante la dictadura, o darse una nueva. Y si ese
resultado gana, decidir cómo se conformará el grupo de personas que elaborará
la nueva carta magna. Se trata, sin lugar a dudas, de un acontecimiento que
puede resultar el más relevante para el futuro social y político de nuestro país
en las próximas décadas. Como sabemos, las alternativas son dicotómicas, o te
manifiestas por el Apruebo el cambio, o te manifiestas por el Rechazo el
cambio. Frente a esta situación, no hay más alternativas.
Con
toda la importancia que tiene este hecho histórico, hemos visto a algunos
autodesignados candidatos a alcaldes de nuestro pueblo, negarse a responder si
son partidarios de una u otra opción. Y lo que es peor, han dado como
argumento, el que lo que se decida no es importante para los villalegrinos, que
se trata más bien de un tema que tiene implicancias sólo para Santiago o para
los “políticos”. Una respuesta de esta naturaleza, nos parece, sólo puede ser
resultado de un oportunismo político de la peor envergadura, o más grave aún,
de una ignorancia supina respecto de lo que se está decidiendo. Oportunismo hay
en aquellos que siendo partidarios del Rechazo, y teniendo la convicción que su
opción perderá, se niegan a reconocerlo precisamente para no partir su campaña
como perdedores. Ignorancia, en quienes creen, de verdad, que optando a un
cargo político como el de Alcalde, ellos no lo son.
Lo
cierto es que, lejos de carecer de importancia, el Plebiscito del 25 de octubre
adquiere una relevancia especial para los villalegrinos, en cuanto no sólo son
habitantes de nuestro país, sino además, de una comuna alejada de la capital,
pobre y agrícola.
De
partida, la decisión de si se mantiene la constitución de la dictadura o se
redacta una nueva afecta a todos los villalegrinos en su condición de
habitantes de nuestro país. Los villalegrinos, al igual que la inmensa mayoría
de los chilenos, queremos una constitución de derechos, con marcado énfasis en
los derechos sociales, que garantice pensiones dignas, salarios justos, salud
para todos, educación gratuita y de calidad, derecho a la vivienda, medio ambiente
libre no contaminado, y un laaaargo etc., que la actual constitución no garantiza.
Pero
además, vivimos en una pequeña comuna alejada de la capital, con una
constitución centralista a toda prueba. Una nueva Constitución debe tener una
mirada descentralizada de nuestro país, permitiendo que municipios y gobiernos
regionales efectivamente gobiernen y no se limiten a la mera administración de lo
que otros resuelvern. Los alcaldes deben tener facultades para que, con la
participación directa de la comunidad, puedan decidir en materias locales
relevantes para sus propias comunas.
Por
otro lado, la nueva constitución debe garantizar que los ingresos municipales
se repartan de manera equitativa entre las distintas comunas, considerando
especialmente el número de habitantes que cada una de ellas posee, y no según
la riqueza o pobreza de esos habitantes. No es posible que mientras el
presupuesto por habitante de Vitacura es de $1.143.000.-, el de Villa Alegre en
el mismo período sea de $117.000[i], es decir, casi una décima
parte. Como tampoco es posible que mientras en Las Condes la mortalidad
infantil es de 5,1 por mil, en nuestra comuna sea de 7,3. Algo similar ocurre
con la seguridad. No es razonable que mientras más dinero tengan los habitantes
de una comuna, más policías tengan para que los cuiden.
Por
otro lado, Villa Alegre es una comuna agrícola, y la agricultura está sufriendo
un enorme impacto con el cambio climático, pero nuestro país poco o nada nada
se hace al respecto. Una nueva constitución debe promover una agricultura
sustentable, motor del desarrollo local en comunas como la nuestra, debe
impulsar la soberanía alimentaria, para lo cual necesita dar un fuerte impulso a
la agricultura familiar. Una nueva constitución debiera también promover una
salud preventiva, -no sólo reactiva como en la actualidad, (que es la que
permite las mayores utilidades a los dueños de las Isapres)- lo que implica,
entre otras cosas, la promoción de una alimentación saludable, política que
también debiera incidir en nuestra comuna.
En
fin, tenemos una constitución que no sólo es de origen ilegítimo, producto de
una dictadura, sino que fue diseñada para defender a sangre y fuego un modelo
de desarrollo neoliberal, en donde el más grande se come al más chico, … y
nosotros somos chicos entre los chicos.
Los
Villalegrinos tenemos éstos, y mil argumentos más para participar el 25 el
plebiscito, y sin titubear, marcar primer APRUEBO, y luego CONVENCIÓN
CONSTITUCIONAL.
Villa Alegre, 19, 10. 2020.
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