Con todo cariño, a aquellos de mis ex compañeros
de colegio, que conscientes o inconscientemente difunden falsedades sobre este
tema.
En el
contexto de la lucha política, y particularmente de lo que ha sido el llamado “conflicto
mapuche”, han aparecido opiniones en diversos ámbitos que cuestionan o
claramente niegan el carácter de “originario” al pueblo mapuche. Un ex senador
de Renovación Nacional, en un programa político de televisión les negó
precisamente su condición de “originarios”. Y en las redes sociales circulan
textos o simplemente afirmaciones que también lo hacen. Se trata de un nuevo
esfuerzo por desvalorizar ideológicamente al “enemigo”. Uno más como ha habido
muchos. Recordemos por ejemplo que en el verano de 2017, cuando un sinnúmero de
incendios forestales destruía miles de hectáreas en nuestro país, desde varios
sectores se atribuyó al “terrorismo mapuche” el origen de dichos incendios.
Incluso se llegó al absurdo de pretender que cientos de “terroristas” de
diversos grupos internacionales habían ingresado al país, con conocimiento del
gobierno de Michell Bachelet, a cooperar con el terrorismo mapuche, y con el objetivo
explícito de “incendiar Chile”.
Digamos
de partida que la condición o no de “originario” no es un tema menor en el
contexto de lo que políticamente se está discutiendo. Ser originario significa remontar
la presencia social, cultural y política a tiempos previos no sólo del estado
republicano, sino de la invasión europea. Ser “originario” significa poder
remontar los derechos sobre los que se reclama, la tierra esencialmente, a
tiempos previos a cualquier otro actor posible. En definitiva ser “pueblo originario”
es simplemente decirle al estado chileno, yo estaba antes que ustedes, antes
que esa bandera y ese escudo, aún antes que la peluca y la pistola, antes que
ustedes soñaran siquiera con apoderarse de mis tierras. Ser originario es dejar
sin argumentos, políticos, jurídicos o incluso morales, a quienes quieren
discutir la calidad de mis derechos.
Por ello,
toda esta campaña de desvalorización del pueblo mapuche no es casualidad, se
trata de elementos de la lucha ideológica a la que diariamente se ve enfrentado
nuestro pueblo. Como en el más básico manual de guerra psicológica, en lo
esencial se trata, por un lado, de desvalorizar al enemigo, de quitarle aquellos
atributos que lo pueden hacer más atractivo, generadores de mayor apoyo, y por
el otro, de “ganar las mentes” de aquellos a quienes políticamente no se puede
eliminar. Es cierto que algunas de estas afirmaciones resultan tan burdas, tan grotescas,
que parece innecesario desmentirlas. Pero, aunque nos cueste creerlo, hemos
visto como personas medianamente informadas, con estudios superiores en
diferentes áreas, hacen suyos discursos ideológicamente tan falsos, tan
groseramente falsos, que resulta necesario aclararlos.
La causa
del pueblo mapuche, luego el asesinato de Camilo Catrillanca y de las
manipulaciones grotescas de carabineros y el gobierno en torno a la información,
como no había sucedido con otros asesinatos cometidos por la fuerza pública, ha
suscitado el más amplio apoyo ciudadano. Desde todos los ámbitos del espectro
chileno, cultural, deportivo, político, se ha manifestado el rechazo al crimen
y el apoyo al pueblo mapuche. Una manera de combatir dicho apoyo, de
debilitarlo al menos es negarles su vinculación ancestral con nuestro
territorio y presentarlos como simples invasores, de modo similar al de los
europeos. Desmentir esta burda manipulación de la verdad, es una manera más de entregar
elementos a la lucha ideológica diaria.
Y luego
de esta larga introducción, entremos en materia.
La
cuestión de si el pueblo mapuche es o no un “pueblo originario” plantea dos
problemas a nivel intelectual ¿Qué se entiende por “pueblo originario”? y ¿Cumple
el pueblo mapuche esos parámetros de modo que pueda ser llamado así?
Digamos
de partida que la condición de “pueblo originario” no dice relación con haber
surgido como seres humanos en este sector del planeta. Sostener que no son “originarios”
porque habrían llegado desde Asia a través del estrecho de Bering, como lo hace
un panfleto lleno de falsedades que circula en las redes sociales, es no
entender nada de lo que se está hablando. Y es que con el desarrollo de la
genética, (especialmente en base al análisis del ADN mitocondrial) hoy hay consenso
en que todos los seres humanos modernos (Homo sapiens) provenimos de un
ancestro común, de origen africano, que habría vivido en ese continente hace al
menos más de 140 mil años. Es decir, no sólo los mapuches no serían “originarios”
porque provendrían desde Asia, si no ningún pueblo americano, pues todos vienen
de fuera del continente. Pero tampoco lo serían los europeos, los mismos
asiáticos y de igual manera los de Oceanía.
Aclarado
lo anterior, debemos preguntarnos qué se entiende realmente por “pueblo
originario”. El concepto es esencialmente antropológico, y se aplica a grupos humanos
que descienden directamente de aquellos que ya estaban presentes en el
territorio americano a la llegada del hombre europeo, y que mantienen elementos
sociales y culturales que los diferencian de otros grupos humanos.
De este
modo, no cabe duda que el actual pueblo mapuche es “pueblo originario”, como el
aymara, quechua, rapa nui, selk nam, yámana, tehuelche, kawashkar y otros. Desciende
directamente de un pueblo que estaba presente a la llegada de los españoles, -y
que éstos llamaron “araucanos”-, y mantiene elementos sociales y culturales que
lo diferencia de otros grupos humanos.
Un tema
adicional dice relación con la llegada de los mapuches a nuestro territorio. En
algún momento se sostuvo que habrían llegado muy poco antes que los españoles,
desde lo que hoy es territorio argentino. En verdad no hay certeza desde donde
vinieron, ni cuándo, pero si, que su llegada fue muy anterior a la del hombre
europeo. Su presencia en sub grupos (picunches, tehuelches, huilliches, etc.)
en un amplísimo sector del territorio nacional, y la difusión del idioma
mapuche (mapudungun), en un amplio territorio nacional, ratifica esta idea. José
Bengoa, uno de los principales autores sobre la historia del pueblo mapuche,
sostiene que “hay una cierta evidencia de que, alrededor de de los años 500 a
600 A.C. ya existía una cultura que se puede denominar mapuche”, es decir, que
este “pueblo originario” al menos tendría una presencia mil años antes que el
conquistador europeo.
Diciembre de 2018
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