domingo, 18 de agosto de 2024

CONTRA EL ANTICOMUNISMO (I parte)

 

                                I parte Sobre el Anticomunismo




Desde hace ya algunos años, y particularmente desde el estallido social (octubre de 2019) y con mayor fuerza aún desde que se empezara a perfilar Daniel Jadue como eventual candidato a presidente de un conglomerado de izquierda, el anticomunismo fue adquiriendo cada vez dimensiones más elevadas, hasta alcanzar, este año, niveles pocas veces vistos. En estos días, las elecciones en Venezuela han servido para que toda la derecha y la ultraderecha, pero además esta vez acompañada de militantes del auto llamado “socialismo democrático” y la Democracia Cristiana, se unan en coro a pontificar sobre lo terrible y antidemocrático que son los comunistas.

No fue casualidad que hace unos meses atrás el propio Presidente de la República, Gabriel Boric, en una actitud absolutamente inusual, denunciara lo que el llamó “anticomunismo visceral” de la derecha hacia el PC. “El anticomunismo visceral de algunos sectores políticos y sus medios afines en nuestro país es demasiado evidente”, señaló en ese momento. En lo que va de este año hemos visto, entre otras múltiples manifestaciones, intentos por responsabilizar al PC del crimen del teniente venezolano Ojeda, esfuerzos por descalificar a Karol Cariola como posible presidenta de la Cámara de Diputados, impedimentos a Daniel Jadue para viajar fuera del país, cuando aun no estaba formalizado, operaba la presunción de inocencia y por sobre todo, ningún tribunal la había aplicado ninguna medida cautelar, luego su absoluta y desproporcionada prisión preventiva, y ahora, intentos por excluir al PC de la coalición de gobierno.

El Partido Comunista, como toda obra humana, está sujeta al análisis y la crítica de sus ideas o sus prácticas. Como frente a cualquier otra, la crítica despiadada de la historia puede poner en evidencia sus debilidades, sus errores, sus contradicciones. Disciplinas como la sociología, la antropología, la filosofía. aún la psicología y por supuesto la política, pueden inmiscuirse en el seno mismo de éste, y entregar sus opiniones, que pueden ser muy severas. Más aún, como hijo legítimo del siglo del racionalismo, el marxismo estimula la crítica y el análisis de sus propuestas.

Desde una perspectiva ideológica, las principales críticas a las ideas y prácticas del PC vienen del conservadurismo católico, el fascismo, el liberalismo económico y el nacionalismo. Desde una perspectiva política, las principales críticas vienen desde la derecha y la ultraderecha. Y frente a ellas no le queda más que presentar sus argumentos y en el enfrentamiento democrático de las ideas, esperar que triunfen las del PC.

Pero no es a la crítica fundada en la razón, basada en argumentos legítimos a la que se refería el Presidente Boric, sino al “anticomunismo visceral” como él lo bautizó.

En verdad el anticomunismo corresponde en su desarrollo histórico a una reacción, con altos grados de irracionalidad, en contra de cualquier proyecto que desde sus primeras manifestaciones, se proponga cambiar radicalmente ciertas condiciones sociales y en particular las basadas en la explotación de los seres humanos.

Por anticomunismo no nos estamos refiriéndonos a las ideas contrarias al comunismo, sino a ese verdadero sentimiento de rechazo o repugnancia hacia todo lo que se relacione o identifique con el marxismo, los partidos comunistas o incluso los países que se asocian o en algún momento se identificaron con ese pensamiento. Más aún, a menudo se manifiesta contra toda perspectiva de cambio social profundo, más allá de si es defendido o no por corrientes marxistas. (Después de todo, en nuestra historia los socialistas, los radicales, y hasta los democratacristianos han sido tildados de comunistas antaño, y hoy por cierto el Frente Amplio, y el propio Boric).

El anticomunismo es un fenómeno global y local, que en cuanto idea busca construir opinión pública, y se explica principalmente por la defensa que hace un sector político de un sistema social en crisis, que explota a millones de seres humanos, y que los comunistas, y muchos otros, quieren cambiar. Por ello, en gran medida el anticomunismo es hoy dirigido desde Estados Unidos, se presenta cuando hay un Partido Comunista con incidencia en el mundo político y se acentúa aún más cuando se aproximan decisiones políticas relevantes, (elección, votación parlamentaria, conmemoración, etc.), o se temen situaciones de esa envergadura (como un nuevo estallido) en la que los comunistas puedan llegar a jugar un rol destacado.

El anticomunismo se remonta, en la historia, a la primera mitad del siglo XIX, cuando el “comunismo” carecía de toda relación con el marxismo, y se vincula en sus orígenes con las reacciones contra la modernidad. El Manifiesto Comunista, de Marx y Engels, (febrero de 1848), da cuenta de ello en su primera frase: “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”.

En nuestro país el anticomunismo ha constituido un elemento estructural de la historia política de nuestro país en los últimos 100 años. Es decir, no sólo ha influido directamente durante este tiempo, sino que en muchas oportunidades ha condicionado totalmente el debate político.

Sus primeras expresiones son también previas a la llegada de las ideas marxistas y por supuesto de la fundación del Partido Obrero Socialista, (1912), más tarde Partido Comunista, (1922). Ellas dicen relación primero con las propuestas de Bilbao y Arcos, pero más fuertemente con las noticias difundidas ante los hechos conocidos como “la Comuna de París”(1871), y se refuerzan con la divulgación de la encíclica “Rerum Novarum” (De las cosas nuevas), (15.05.1891), primera encíclica social de la Iglesia Católica, sacada precisamente para criticar ideológicamente a todos quienes frente a la llamada en ese entonces “cuestión social”, criticaban severamente el modelo económico, político y social, y proponían cambios relevantes en estos ámbitos. Es sin embargo el triunfo de la Revolución Bolchevique primero y la constitución de un “Partido Comunista” en 1922, lo que aceleran profundamente el anticomunismo.

El anticomunismo se manifiesta históricamente como una verdadera corriente política, cultural, pero sobre todo emocional, que se ha mantenido gracias al permanente desarrollo que la derecha ha hecho de él (aunque también ha habido anticomunismo de centro, laico, religioso, socialista y también ultraizquierdista) que ha tenido un fuerte impacto en la historia política del país, y siempre con un alto contenido antidemocrático y frecuentemente ha sido la justificación de groseras violaciones a los derechos humanos. Ya estaba presente en los tiempos de la dictadura de Ibáñez,(1927-1931) cuando éste persigue y encarcela a muchos de sus dirigentes, enviando incluso a algunos, como Elías Laferte, a la Isla de Juan Fernández, en la campaña del Frente Popular, posteriormente es el sustento de la ley maldita, en 1948, promovida por González Videla, elegido con los votos y el trabajo electoral de los comunistas, alcanza dimensiones increíbles en la “campaña del terror” de 1964, que posibilita la elección de E. Frei en 1964, más tarde está en la campaña de Alessandri contra Allende en 1970, durante todo el gobierno de la Unidad Popular y constituye el único elemento ideológico común de las diferentes fuerzas que respaldaron la dictadura de Pinochet, (básicamente conservadurismo católico, nacionalismo fascistoide y neoliberalismo brutal), constituyéndose durante ésta en verdadera “política de estado”.

Lo particular del anticomunismo es que las más de las veces carece de fundamento lógico, racional, se sustenta esencialmente sobre la base de mentiras. Pero una mentira, que con infinitos recursos es repetidas miles de veces por los medios de comunicación de masas, todos en poder de las clases dominantes, va formando realidad.

Uno de los mecanismos más comunes del anticomunismo es el uso de noticias falsas. Ya se trate de atribuirle a una persona declaraciones falsas, de la utilización de fotografías manipuladas o de echar a correr rumores sobre la vida particular o de algún familiar de líderes del PC. En este sentido, lo que se ha dicho sobre Camila Vallejo puede estimarse ejemplificador. Así, se ha difundido que era dueña de un Audi A9, que defendía el “derecho a la pedofilia”, que su padre era un falso “detenido desaparecido” y mil mentiras más. Un tipo especial de mentiras lo constituye la llamada “propaganda negra”, esto es, un mensaje que se presenta como proveniente del mundo marxista, cuando en realidad está creado por el anticomunismo, con el fin de desacreditar, engañar o manipular a la audiencia.

El discurso anticomunista con frecuencia utiliza también argumentos contradictorios de manera oportunista. El más obvio es sostener que el comunismo es prácticamente el causante de todos los males (en el país, en el mundo, donde sea) y a continuación señalar que es una ideología obsoleta que ya no tiene fuerza en ninguna parte.

Por regla general, no apela a la razón del interlocutor, sino a la emoción. Busca generar una fuerte carga emocional negativa, en donde los aspectos racionales de la conducta humana sean desplazados por respuestas impulsivas, fundadas preferentemente en el miedo, el “miedo al comunismo”. No por nada se suele hablar, como ocurrió en 1964, de “campaña del terror”.

Su carácter de “discurso de odio” y peligroso no es sólo para los comunistas, sino para todo el movimiento popular y en general para quien valore la democracia. El mejor ejemplo de ello sigue siendo la dictadura.

El anticomunismo afecta a todo el sistema político nacional. Desde luego nos dificulta llegar a gente que no debería estar en contra nuestra, limitando o disminuyendo la influencia del Partido Comunista, promueve su aislamiento respecto de las otras fuerzas políticas posibles de constituir alianzas con él y claramente justifica la represión de sus militantes. Pero además, afecta en su totalidad al movimiento popular, pues inhibe el desarrollo de éste, de una conciencia de clases, frena las luchas obreras y populares y divide a las fuerzas sociales y políticas populares y democráticas. Por último, el anticomunismo afecta también a todo el sistema democrático, tergiversa la voluntad popular haciendo que mucho voten en base al miedo que provoca la mentira, excluye la presencia comunista de espacios ganados democráticamente, promueve y justifica la persecución, tortura y eliminación de militantes comunistas y no comunistas.

En síntesis, en nuestra opinión, el anticomunismo es, en el ámbito ideológico el principal enemigo que tenemos, su existencia ha significado un altísimo costo, político, social y no pocas veces, de vidas humanas.

 

Como Partido, debiéramos prepararnos adecuadamente para enfrentarlo.

 

 

                                 II Parte “Contra el  Anticomunismo”






6 comentarios:

  1. Excente escrito ... Una descripción clara del Tema .
    Mis felicitaciones estimado Fdo.
    Agradecido por tal envío
    Fraternalmente
    Mario Urzua

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  2. Felicitaciones Fernando , por tan interesante artículo.

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  3. Muy bueno su articulo compañero, espero con ansias la segunda parte

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  4. Muchas gracias compañero. En estos días la subo.

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